jueves, 31 de enero de 2019

Rousseau: el hombre. (Moderna).


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Rousseau. 1712-1778.






1.Rousseau y la Ilustración.
1.1. El triunfo de la razón sobre la naturaleza y la sociedad.

1.2. La educación y la ciencia, motores del progreso.
1.3. Rousseau, un ilustrado atípico. 

2. El estado de naturaleza: características del animal humano.
2.1. El buen salvaje no es sociable por naturaleza.
2.2. Autosuficiencia.
2.3. Desigualdad física e igualdad moral.
2.4. Predomino del sentimiento sobre la razón.
a) El deseo de autoconservación: amor de sí.
b) La piedad o compasión por sus semejantes.
2.5. Características específicamente humanas.
a) La libertad natural.
b) La perfectibilidad.
2.6. Bondad natural.


3. El estado civil.
3.1. La supervivencia.
3.2. La propiedad privada y la desigualdad moral.
3.3. La ciencia, las artes y la educación: eliminación de la naturalidad.


4. El ciudadano.
4.1. Capacidad de autoperfeccionamiento y de reforma.
4.2. La reforma educativa.
4.3. El contrato social.
4.4. La voluntad general.


















1.Rousseau y la Ilustración.



Rousseau pertenece a la Ilustración, movimiento intelectual, inaugurado por Locke, que alcanzó su máxima difusión en el siglo XVIII y que culmina con la Revolución Francesa de 1789. La filosofía moderna se integra en este movimiento cultural más amplio.


1.1. El triunfo de la razón sobre la naturaleza y la sociedad.

Los  ilustrados creían en el poder de la razón para luchar contra las dos grandes amenazas que dificultan las vida de los seres humanos: la naturaleza y la sociedad.

- Al referirnos a la naturaleza como amenaza estamos hablando de la fragilidad del cuerpo humano, al que acechan las enfermedades, las ambrunas, la vejez, las catástrofes naturales, etc. El avance vertiginoso que experimenta la ciencia desde la Revolución científica del Renacimiento permite aumentar el control sobre estas amenazas. Las mejoras tecnológicas en medicina, el urbanismo, la agricultura, la ganadería, la arquitectura, permiten ir haciendo frente a las penurias vividas en la edad media. En este sentido, no es sorprendente que Locke fuera ministro de agricultura o que buena parte de las entradas de la Enciclopeda de Diderot y D'Alambert se dediquen a describir los avances en todos estos terrenos  con el fin de que los beneficios de este conocimiento se divulgue y llegue al mayor número de personas posible.

- Al referirnos a la sociedad como amenaza estamos hablando de las guerras (muchas de religión) y a las injusticias sociales (generadas por el Antiguo Régimen). No sorprende tampoco, por lo tanto, que el iniciador de la Ilustración, Locke, no solo fuera ministro de agricultura (y con ello contribuyera a enfrentasre a la naturaleza como amenaza), sino que fundara también el liberalismo político, teoría política que desmonta la fundamentación divina del poder regio, reconoce la soberanía popular y promueve la tolerancia. Tampoco sorprende que Hume con su ateísmo quisiera acabar con la religión como una de las causas de enfrenteamiento entre naciones y un motivo por el que los ciudadanos permanecen en una minoría de edad culpable. 

 1.2. La educación y la ciencia,  motores del progreso.


 "Progreso" es la idea típicamente ilustrada según la cual la humanidad avanza continua e ilimitadamente guiada por la razón. La educación y la ciencia son los dos motores del progreso, pues permiten que los hombres se liberen de los prejuicios y las supersticiones y amen la libertad, gracias a la educación, y la mejora de sus condiciones de vida mediante la aplicación técnica de los avances científicos. La historia deja de ser concebida como el escenario de la salvación (tal como sucedía con el pensamiento cristiano medieval con la lucha entre la ciudad de Dios y la ciudad de los hombres de san Agustín), para ser concebida como el escenario del desarrollo y del progreso humano (la lucha de la razón contra la naturaleza y la sociedad como amenazas). La fe salva, pero es la razón la que nos permite progresar.


1.3. Rousseau, un ilustrado atípico.
 

La figura de Rousseau es ambigua y paradójica: por una parte, es uno de los principales representantes de la Ilustración, pues comparte con otros destacados filósofos de la época, como Voltaire, Diderot o D'Alembert, los ideales de tolerancia y libertad, pero, por otra, también es uno de sus críticos más duros, puedes defiende:

- La primacía del sentimiento sobre la razón. Con ello cuestiona que sea la razón el motor del progreso y la causa de la emancipación del hombre de los poderes de la naturaleza y de la sociedad que le amenazan. Para Rousseau, el ser humano es bueno por naturaleza, pero se hace malo porque en sociedad degenera y se corrompe. El error de los ilustrados es creer que el progreso de la civilización y de la ciencia marcha paralelo al progreso de la felicidad y la moralidad del hombre; más bien, ha sucedido lo contrario: el progreso de las ciencias y las artes ha contribuido a corromper las costumbres y la naturaleza humana, ha uniformado a los hombres y deformado sus sentimientos naturales.

- Y sostiene que la ciencia y la cultura no mejoran al hombre, sino que tienden a corromperlo y a hacerle infeliz. Ciencia y cultura, recordémoslo, que son las que permiten que los avances científicos se extiendan a todos. Rousseau, en su obra "Discurso sobre las ciencias y las artes", critica el optimismo de los enciclopedistas, frente a los cuales sostiene que las artes y las ciencias no solo no han ayudado a hacer a los hombres mejores sino que, por el contrario, han ayudado a corromperlos. En sociedad nadie se muestra tal como es. En las sociedades civilizadas, lo artificial ha sustituido a lo natural, y los rígidos convencionalismos ahogan la libertad. Son sociedades que distorsionan la naturaleza del hombre, encubriendo bajo una falsa máscara su verdadero ser.

2. El estado de naturaleza: características del animal humano.

En las teorías contractualistas "el estado de naturaleza" no designa un período real de la historia humana, sino que es, más bien, una hipótesis de trabajo que permite enjuiciar la evolución moral del hombre. Como categoría normativa, permite comprender cómo es el ser humano al margen de los artificios que en él introducen la sociedad y una falsa educación. El mal procede, por tanto, de la civilización, mientras que todo lo que se refiere a la naturaleza humana, considerada en sí misma, es armonioso y bueno.


2.1. El buen salvaje no es sociable por naturaleza.
 

En el estado de naturaleza, anterior a la vida social, los seres humanos eran pocos y vagaban libremente por la naturaleza, que les ofrecía cuanto podían necesitar. Los hombres viven aislados, ya que la única comunidad natural es la familia y solo durante el tiempo que los hijos precisas de sus padres; luego los vínculos familiares se disuelven.


Por lo tanto, el animal humano, "el buen salvaje", no es por naturaleza sociable, como creía Aristóteles, sino que la sociedad surgirá, más tarde, a partir de un contrato entre los individuos que deciden formarla.


2.2. Autosuficiencia.


Dado que, en tal estado, los hombres no han sido corrompidos por la molicie, los vicios, la esclavitud, ni la vida artificial en general, los seres humanos son, en su mayoría, fuertes, sanos y autosuficientes.


2.3. Desigualdad física e igualdad moral.

En tal estado los hombres son básicamente iguales, ya que las desigualdades que existen se deben únicamente a sus condiciones físicas, tales como la edad, la salud, la fuerza o la habilidad física, etc., que nunca llegan a crear grandes diferencias entre un ser humano y otro. A este respecto hay que decir que Rousseau distingue entre desigualdad física o natural y desigualdad política o moral. Esta última es un producto de las convenciones humanas e implica la desigualdad de riqueza, consideración social, rango, etc.


2.4. Predomino del sentimiento sobre la razón.


En estado de naturaleza, los hombres se mueven en virtud de dos pasiones, sentimientos o impulsos básicos, que son:


a) El deseo de autoconservación: amor de sí.


Que le lleva a intentar satisfacer sus escasas necesidades naturales (comida, abrigo, sexo). Este amor de sí lo impulsa a conservar la vida y a buscar su bienestar. Es un sentimiento natural y bueno. Por el contrario, el amor propio es una pasión cultural, social, nacida de la deformación del amor de sí mismo en la sociedad, que empuja al hombre a tratar de ser el primero en todo, fomentando sentimientos negativos, como la envidia y el orgullo.


b) La piedad o compasión por sus semejantes.

Impulso que nace de la capacidad de indentificarse con los demás (y que se observa, incluso, en algunos animales) y que les lleva a colaborar con ellos.


2.5. Características específicamente humanas.


Las características señaladas hasta aquí las comparten los seres humanos con otros animales. Hay, no obstante, dos rasgos que les distinguen de cualquier otra especie. Esos rasgos serán los que, finalmente, aparten a los seres humanos del estado de naturaleza haciéndole degenerar en un ser social, en miembro de una comunidad política. Y son:


a) La libertad natural.

Es la capacidad que tienen los seres humanos para elegir lo que quieren hacer al margen de cualquier regla natural. Capacidad que los diferencia de los animales, que son determinados por su instinto siguiendo pautas fijas de comportamiento.


b) La perfectibilidad.


Es la capacidad de autoperfeccionamiento. Capacidad que tienen los seres humanos, tanto a nivel individual como colectivo, de transformar sus vidas. Los animales, por el contrario, no varían su modo de ser a lo largo de sus vidas o a lo largo de la vida de la especie.


2.6. Bondad natural.



La concepción roussoniana del hombre en estado de naturaleza se contrapone a la de Hobbes para quien el hombre es malo por naturaleza. También se contrapone a la versión bíblica y cristiana del pecado original (que llega, igualmente, a concluir que el mal es consustancial a la naturaleza humana). Rousseau defiende, por el contrario, que el hombre es bueno por naturaleza. O, para ser más exactos, que no es ni bueno ni malo, ya que la moral es un producto social, no natural. Pero el hombre se vuelve malo, se llena de vicios, con la creación de las sociedad humanas, convirtiéndose, entonces, tal como decía Hobbes, en un lobo para el hombre.


3. El estado civil.


Al comienzo de su libro "El contrato social" de 1762, Rousseau insiste en que "aunque el hombre ha nacido libre, por todas partes se encuentra encadenado". ¿Qué hace, por lo tanto, a los seres humanos abandonar el estado de naturaleza y organizarse en sociedades con la creación final de Estados, gobiernos y leyes?


El fin del estado de naturaleza se produjo cuando, al aumentar la población y crecer las sociedades, los seres humanos comenzaron a formar sociedades más complejas.


3.1. La supervivencia.


La supervivencia en el estado de naturaleza, en el que los hombres viven libres e independientes buscando medios para subsistir, se hace cada vez más complicada, porque la población aumenta y los recursos escasean, de manera que las fuerzas que posee cada individuo aislado no le permiten mantenerse por sí solo. Entonces los hombres se ven obligados a asociarse, para así multiplicar sus fuerzas y ampliar sus recursos. En un primer momento pudieron descubrir que su unión les proporcionaba ciertas ventajas para defender mejor sus intereses: la unión con otros podía, por ejemplo, facilitar la caza, o protegerse mejor frente a los peligros y catástrofes naturales. La costumbre de vivir unidos hizo que se desarrollasen ciertos lazos antes desconocidos: el amor conyugal y paterno, la amistad, los celos, la comparación entre unos y otros, las preferencias, el orgullo, etc.


3.2. La propiedad privada y la desigualdad moral.


En un segundo momento se instituyó la propiedad privada, que provocó la transformación del amor a sí mismo en amor propio, una pasión artificial que lleva a los hombres a compararse con los demás y a desear ser los primeros en todo, con lo que se fomentan la envidia y el orgullo. Surgieron así la ambición, la rivalidad económica y la desigualdad social.


Las relaciones del ser humano con la naturaleza fueron sustituidas por el dominio de unos individuos sobre otros, apareciendo el Estado, que, creado por los más poderosos para dominar a los débiles, impone la injusticia y la esclavitud. En estas sociedades artificiales domina la desigualdad y todos los males que ésta trae consigo:


- La opresión de los más por los menos, creando riqueza para unos y miseria para los demás.


- La génesis de las pasiones depravadas, como la ambición, el ansia de honores, el deseo de cosas superfluas.


- La artificiosidad de la vida, en la que los individuos se juzgan por las apariencias, con el triunfo consiguiente de la mentira y la impostura.


- La creación de seres dependientes de los demás.


3.3. La ciencia, las artes y la educación: eliminación de la naturalidad.


Las ciencias y las artes terminan por domesticar al ser humano, usando los artificios y sutilezas de la razón, y mediante la educación eliminan cualquier resto de naturalidad en su comportamiento.


4. El ciudadano.


Llegados a esta situación, ¿cuál es la propuesta de Rousseau?


4.1. Capacidad de autoperfeccionamiento y de reforma.


Para Rousseau, resulta ya imposible retornar a la situación de libertad, igualdad y felicidad del estado de naturaleza. Pero tampoco es deseable. Si la capacidad de autoperfeccionamiento nos llevó, en determinadas circunstancias, a abandonar el estado de naturaleza para producir algo que ha resultado ser peor, esa misma capacidad puede ser ejercida para, aprendiendo de nuestros errores, crear algo mejor.


Por eso Rousseau propone reformar las sociedades actuales con el objeto de crear un modo de organización política que permita mantener las ventajas de vivir en sociedad, pero que sea acorde con la naturaleza humana (esto es, que permita conservar la libertad e igualdad de las que gozaba el hombre natural).


4.2. La reforma educativa.


Solo el sentimiento moral, que permanece en el fondo del corazón humano y nos habla a través de la conciencia, le recuerda al hombre la libertad y la bondad naturales que ha perdido y que debe tratar de recuperar. Para recuperarlas en parte es necesario suprimir las barreras que la sociedad y la educación han levantado entre los hombres. El primer paso para esa recuperación es la transformación del individuo mediante una educación natural, no represiva.


Rousseau propone un sistema ideal de educación basado en la ausencia de toda imposición externa, la libertad de acción para el niño y la primacía de la experiencia sobre la erudición: el niño debe aprender a vivir libremente, conviviendo en tolerancia con los demás seres humanos. Para conseguirlo, hay que liberarlo de los falsos prejuicios y de los conocimientos inútiles que le inculca la sociedad.


4.3. El contrato social.


Para transformar la sociedad es necesario un pacto que propicie y respete la libertad de los hombres y legitime el poder, despojándolo de su carácter arbitrario. Rousseau mantiene que es necesario organizar una sociedad de manera que cada individuo, al asociarse a los demás, se una a todos, pero no se obedezca más que a si mismo, quedando libre como antes.


Para lograr este objetivo, propone una forma de contrato que vincula a la comunidad con el individuo y, a la inversa, al individuo con la comunidad. Así, cada asociado se une a todos, y no a nadie en particular. Se trata de un contrato libre, que, aunque no permite recuperar por completo la libertad natural, sí garantiza el máximo grado posible de libertad civil, en el marco de un Estado de derecho. Por el contrato social, el hombre se transforma en ciudadano.


Rousseau piensa, como Hobbes y Locke, que una sociedad bien constituida sólo puede basarse en la libre participación de sus miembros, pero rechaza la forma de contrato que ambos establecen. En Hobbes y Locke, el contrato designa el pacto por el que los hombres salen del estado de naturaleza y enajenan o ceden sus derechos al monarca, o al gobierno, respectivamente, renunciando a su libertad. Rousseau rechaza este contrato de enajenación y propone un nuevo modelo de contrato social que protege la libertad de cada individuo, porque se basa en un pacto entre iguales, en el que cada miembro de la sociedad cede su derecho a la libertad a todos sus demás congéneres, abandonando desde ese momento el estado de naturaleza y convirtiéndose en ciudadano.


4.4. La voluntad general.


Cuando cada individuo atiende a su voluntad particular, persigue con egoísmo su propio interés, pero cuando renuncia a hacer su libre voluntad, a favor del colectivo, surge una voluntad general, que supera los intereses del individuo y atiende al bien común.


En Rousseau, la voluntad general no es la voluntad de todos ni la voluntad universal de todos los seres humanos o del conjunto de la humanidad, sino la voluntad de una comunidad determinada, a ser posible con un número reducido de ciudadanos, un régimen republicano y sin delegación de poder en ningún monarca absoluto. La voluntad general es la única que puede dirigir el Estado de acuerdo con su fin propio: el bien común. Protege el colectivo de las tendencias que pueda tener un individuo de imponerse a los otros, haciendo que se someta a las leyes que de ella emanan.


La voluntad general pertenece a un ser superior a cada uno de los individuos, un ente dotado de un "yo" y una "vida" colectivos, que se denomina "Estado" cuando se considera en sí miso y "Poder" cuando se copara con otros Estados. En la Antigüedad clásica, el Estado coincidía con la "Ciudad" (polis o ciudad-estado) mientras que actualmente hablamos de "República". Sus miembros son los "Ciudadanos", que, unidos, forman el pueblo soberano (aunque considerados en relación con las leyes del Estado los componentes del pueblo son "Súbditos").


Rousseau aclara que el térmimo "ciudadano" no se identifica con quien habita una ciudad cualquiera, sino que se trata de un concepto jurídico: ciudadano es el miembro del Estado surgido del pacto y sujeto de derechos y deberes. De este modo, la libertad no significa otra cosa que someterse a la ley (expresión de la voluntad general del pueblo soberano) y cumplirla.

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