miércoles, 23 de enero de 2019

Descartes: Dios. (Moderna).



 Resultado de imagen de descartes
 (1596-1650).






    1. Contexto histórico y filosófico.

    a) Escolástica y escepticismo.
    b) Revolución científica y mecanicismo.
    c) Racionalismo e ideas innatas: el giro antropológico de la edad moderna.
    - El problema del conocimiento.
    - El problema de la metafísica.
    - El problema de Dios.
    - El problema del hombre.


    2. La idea de la sustancia divina como contenido del pensamiento.
     

    2.1. El problema de Dios en la época antigua y medieval.
     

    a) Dios, más allá del cosmos: Aristóteles y Santo Tomás.
    b) Dios, más allá del hombre: san Agustín

    2.2. El problema de Dios en el racionalismo cartesiano: Dios (infinito y perfecto) en el pensamiento humano (finito e imperfecto).


    3. Análisis de la idea de Dios en nuestro pensamiento.
     

    3.1. Las ideas de la conciencia representan lo que las causa.
     



    3.2. ¿Qué puede causar la idea de Dios en nuestra conciencia?

    a) ¿Puede causarla el propio pensamiento? (Idea facticia)
    b) ¿Puede causarla la experiencia que tenemos de la realidad? (Idea adventicia)
    c) Dios: única causa proporcionada de su idea en nosotros. 
    d) La idea de Dios en el pensamiento no es facticia ni adventicia: es innata.

    4. Pruebas de la existencia de Dios, causa de su idea en el pensamiento.

    4.1. Segunda vía de Santo Tomás: vía de la causalidad.
    4.2. Cuarta vía de Santo Tomás: vía de los grados de perfección.
    4.3. Argumento ontológico de Santo Tomás.


    5. Beneficios de la perfección infinita en acto en nuestro pensamiento.
     

    5.1. La perfección de la idea de Dios (omnisciente) permite al "cogito" hacerse consciente (por contraste) de su imperfección (duda).
     

    a) ¿Es más importante Dios o el hombre?
    b) Superioridad de la sustancia divina sobre la sustancia pensante.
     

    5.2. La bondad del Dios que causa nuestra idea de él no puede engañarnos: fundamentación de la Nueva Ciencia de Galileo.
     

    a) La hipótesis del Genio Maligno.
    b) Fundamentación de la Nueva Ciencia del Galileo.






    1. Contexto histórico y filosófico.

    Varias son las referencias que determinan el contexto histórico y filosófico de Descartes: la filosofía escolástica de santo Tomás, el escepticismo de Montaigne, la Revolución científica con el método hipético deductivo de Galileo (que integra experimentación y matematizacion), el mecanicismo...

    a) Escolástia y escepticismo.

    Resultado de imagen de montaigne qué se yo
    1533-1592

    Con Descartes comienza la Época Moderna en la historia de la filosofía. Su marco filosófico está determinado por la filosofía escolástica de santo Tomás de Aquino (segunda etapa de la Época Medieval), a quien estudió en su juventud con los jesuitas, y por el escepticismo del filósofo Montaigne. Descartes rechaza que haya que aceptar la filosofía escolástica solo porque sea la cosmovisión defendida por la Iglesia (argumento de autoridad), pero no acepta los argumentos de los escépticos porque socavan los cimientos de la religión y de la filosofía (ya que consideran que no es posible encontrar ningún conocimiento del que no se pueda dudar). Más en concreto, Descartes es un escéptico, pero un "escéptico metódico que practica la duda metódica. No duda para demostrar que no se puede estar seguro de nada, sino, al contrario: para ver si es posible estar seguro de algo más allá de cualquier duda.

    b) Revolución científica y mecanicismo.



    La filosofía de Descartes coincide en el tiempo con la Revolución Científica, iniciada por Galileo, quien elabora un nuevo modelo de saber científico, basado en la combinación de matemáticas (razón) y experimentación (método hipotético-deductivo). Los racionalistas, encabezados por Descartes, valoran las matemáticas por su aportación a la nueva ciencia y proponen una interpretación mecanicista de la naturaleza. Junto con ello, buscan un método fiable, parecido al de las matemáticas, que garantice un avance seguro del conocimiento.

    Resultado de imagen de galileo matematicas



    c) Racionalismo e ideas innatas.

    Resultado de imagen de sustancia extensa, divina, pensante Descartes

    Uno de los elementos mas reconocibles del racionalismo, del que Descartes es el gran inspirador, es que la mente no está en blanco al nacer, sino que contiene ideas innatas. Estas estructuran los problemas de la filosofía de Descartes:

    - El problema del conocimiento

    Estudio de la idea innata de la sustancia pensante. Si prestamos atención, nos daremos cuenta de que al dudar de todo hay algo de lo que no puedo dudar aunque quiera: que para dudar hay que pensar y que cuanto más dudo de que pienso más pienso. Es tal la magnitud de esta certeza del pensamiento, que cuanto más se duda de ella más se impone y más contradictorio es dudar de ella. Soy una cosa que piensa: "cogito ergo sum", "je pense donc je suis", "pienso, luego soy":

    - El problema de la metafísica.

    Estudio de la idea innata de la sustancia extensa. Puedo incluso dudar de que la realidad de la que me informan nuestros sentidos no exista y que la experiencia de ella sea puesta en mi mente por un Genio Maligno; puedo incluso creer que toda esa realidad no sea más que un sueño. Pero de lo que no puedo dudar es de que esa idea de la realidad en mí (sea un sueño o sea un engaño de un Genio Maligno) para poder ser idea de algo real no puedo representármela de otra manera que  ocupando un espacio, es decir, con extensión. Puedo dudar de que la realidad material exista, pero no puedo dudar de que en caso de existir ocupa un espacio, es extensa.

    - El problema de Dios.

     studio de la idea innata de la sustancia infinita: perfección infinita en acto. Encuentro en mi pensamiento, esa certeza absoluta, la idea de una perfección infinita en acto que no ha podido ser causada ni por mi pensamiento ni por la realidad material. La demostración de Dios como causa de la perfección infinita en acto en mi pensamiento es contradictoria con que sea un Genio Maligno engañador, lo que avalaría que la realidad materian no solo es extensa, sino que existe como tal realidad extensa (y que mientras me refiera a ella solo en cuanto extensa -en cuanto realidad matemática y geométrica), puedo estar seguro de lo que digo más allá de cualquier duda.

    - El problema del hombre.

    Aunque solo puedo estar seguro de que soy una cosa que piensa. Sin embargo, en esa "res" me encuentro con la idea de Dios que solo puede ser causada por Dios mismo y que por lo tanto mi cuerpo materal también existe más allá de cualquier duda aunque solo sea como mecanismo extenso, como máquina. El hombre es el único ente en el que se dan cita las tres sutancias: pensamiento, extensión y divinidad. El giro antropocéntrico que se opera al pasar de la edad media a la edad moderna se muestra de ese modo con toda claridad. La filosofía de Descartes es a fin de cuentas una Antropología puesto que todos los problemas se plantean en el hombre y se resuelven en él. El hombre es cuerpo (sustancia extensa) y alma (sustancia pensante), en la que se encuentra la idea de la sustancia infinita (Dios).

    2. La idea de la sustancia divina como contenido del pensamiento.

    Es conveniente comparar el tratamiento del problema de Dios en las épocas anteriores a la época moderna para comprobar la novedad con que lo afronta Descartes. Novedad que radica especialmente en situarlo en el pensamiento mismo del hombre, síntoma del carácter antropocéntrica de esta época moderna anunciado ya por el humanismo renacentista.


    2.1. El problema de Dios en la época antigua y en la época medieval.

    a) Dios, más allá del cosmos: Aristóteles y Santo Tomás.


    Tanto Aristóteles como Santo Tomás, recurren a Dios para explicar efectos constatables en el mundo que no podrían darse si Dios no existiera. Así Aristóteles recurre al Primer Motor Inmóvil para explicar el cambio y al Acto Puro para explicar que el cambio será ordenado. Santo Tomás también recurre al Primer Motor Inmóvil y llama Primera Causa Incausada al Acto Puro. Pero también llega al Ser Necesario para explicar la existencia de los seres contingentes, al Ser Perfectísimo para dar cuenta de la jerarquía de perfecciones con la que se ordenan los entes y a la Inteligencia Ordenadora que permite comprender el comportamiento ordenado de los seres irracionales. 

    Sin embargo, todos estos nombres de Dios lo son de un Dios cosmológico que explica lo que pasa en el mundo pero se encuentra, como el Primer Motor Inmóvil, más allá de la esfera de las estrellas, en un "no lugar" (dada su inmaterialindad) y en un "no tiempo", porque es eterno.

    b) Dios, más allá del hombre: "interior intimo meo" (San Agustín).


    San Agustín no busca a Dios en el mundo. Lo encuentra en el interior del hombre, pero mas allá de su propio pensamiento (más interior que mi propia interioridad). El hombre, para buscar a Dios, tiene que trascenderse a sí mismo, más allá de su interioridad. Dios no está propiamente en el pensamiento humano, sino más allá de él, pero no en un más allá cosmológico (como el de Aristóteles), sino en un más allá antropológico.

    2.2. El problema de Dios en el racionalismo (época moderna): la idea de Dios (perfecto e infinito) en el pensamiento humano (finito e imperfecto).

    Es propio del racionalismo analizar las ideas que nos encontramos en la conciencia, en la razón, y calibrar su certeza tomando como referencia la duda metódica: ¿alguna de esas ideas es tan cierta que no puedo dudar de ella aunque quiera?

    Descartes no busca a Dios fuera del mundo, ni en el mundo, ni más allá del pensamiento humano. Sino, como es propio del antropocentrismo de la época moderna, en el propio pensamiento humano, en lo que piensa ese pensamiento, en las ideas que se encuentran en su conciencia. Y una de esas ideas es la idea de Dios.

    Pues bien, dentro del pensamiento puedo encontrarme con muchas ideas que se pueden clasificar en tres grupos: facticias, adventicias e innatas.





    Ahora bien, esta idea de Dios, ¿es una idea facticia (inventada por el pensamiento), adventicia (resultado de la experiencia) o innata (el pensamiento nace con ella)? 

    3. Análisis de la idea de Dios en nuestro pensamiento.

    3.1. Las ideas de la conciencia representan lo que las causa.

    Las ideas que contiene nuestra conciencia se diferencian por el grado de perfección o de realidad objetiva que representan. Por ejemplo, unas representan sustancias (un árbol) y otras accidentes (ser verde o alto). En efecto, las ideas no se producen por generación espontánea, sino que precisan de una causa que sea al menos tan perfecta como la idea que la representa. Eso quiere decir que esa causa no puede ser menos perfecta que la idea que la representa (o que la idea que causa). 

    En principio, las dos causas posibles de nuestras ideas son el propio pensamiento al pensar (ideas facticias), o la experiencia de la realidad (ideas adventicias). Como estamos indicando, esas ideas (facticias o adventicias) no pueden ser mas perfectas que el pensamiento o la realidad que las produce.

    3.2. ¿Qué puede causar la idea de Dios en nuestra conciencia?

    a) ¿Puede causarla el propio pensamiento? (Idea facticia)

    De entre las ideas que contiene el pensamiento destaca la que representa a Dios. Se trata de la idea de un ser tan perfecto que no puede haberla producido un ser finito e imperfecto como el pensamiento del ser humano. Por lo tanto, no puede ser facticia. Ha tenido que ser causada por un ser dotado de una perfección muy superior a la de la sustancia pensante.

    b) ¿Puede causarla la experiencia que tenemos de la realidad? (Idea adventicia)

    La causa de la idea de Dios tampoco puede encontrarse en la realidad física de la que tenemos experiencia (ideas adventicias), porque todos los cuerpos son finitos e imperfectos, al igual que el pensamiento humano, mientras que la idea de Dios representa a una causa perfecta, infinita e inmaterial. 

    c) Dios: única causa proporcionada de su idea en nosotros.

    Queda claro, por lo tanto, que la causa de la idea de Dios en mi pensamiento no puede ser ni el pensamiento que la contiene ni la realidad física, porque ambos no son causas que estén a la altura de la perfección y de la infinitud de esa idea. Hemos de buscar esa causa en un ser infinito, perfecto y no material, notas características de esa idea, que solo se encuentran en el mismo Dios. Por lo tanto Dios existe como la única causa proporcionada de su idea en nosotros.

    Ahora bien, ¿como ha puesto Dios en nuestro pensamiento esa idea que le representa?

    d) La idea de Dios no es facticia ni adventicia: es innata


    La idea de Dios que encontramos en nuestro pensamiento no es ni facticia ni adventicia. Dios ha puesto la idea de si mismo en nuestro pensamiento al crearnos. Po lo tanto, acemos con ella, como el sello del artífice a la obra de sus manos. Es decir, es una idea innata: ni la hemos inventado ni es fruto de la experiencia o del aprendizaje. 

    4. Pruebas de la existencia de Dios como causa de nuestra idea de Él.

    Descartes recurre a las Cinco Vías de Santo Tomás y al Argumento Ontológico de San Anselmo para demostrar la existencia de Dios. Pero no se limita a copiarlas. Las adapta a su método y a sus intereses.

    4.1. Segunda Vía de Santo Tomás: vía de la causalidad.


    Aplicando la duda metódica a la existencia de Dios, se pregunta Descartes  si no habrá sido creado el yo por sus padres o por otra causa menos perfecta que Dios. Ahora bien, en caso de que fuera así, tendríamos que afirmar que el yo de nuestros padres tendría que haber sido creado por los suyos, el de estos por los suyos y así infinitamente. De esa manera, evitaríamos que Dios fuese el creador de nuestro yo y que tuviera de ese modo la oportunidad de dejar su sello en nostros, la idea innata de él. Sin embargo, esa cadena de causas en la que los padres van creando sucesiamente el yo de sus hijos, generación tras generación, se encuentra con una cadena infinita de causas. Ahora bien, sabemos que una cadena infinita de causas no terminaría nunca de llegar a causar los yoes actuales. De manera que si estos existen en el presente (y existen, como ha quedado demostrado por "el pienso luego existo"), no puede haber detrás de ellos una cadena infinita de causas, sino que tiene que haber una primera causa que cause sin ser causada. Y a esa primera causa la llamamos Dios, que al causar el pensamiento humano deja su sello que conocemos como la idea innata él.

    4.2.  Cuarta Vía de Santo Tomas: vía de los grados de perfección.

    Si la idea de un ser infinito y perfecto que está en mi, también procediese de mi, ¿no me habría producido yo mismo de un modo perfecto e ilimitado, y no por el contrario imperfecto, como se aprecia en el hecho de que dudamos? Es cierto que el yo va adquiriendo perfecciones, poco a poco, pero siempre le quedarán posibilidades por realizar, nunca estará a la altura de perfección como para ser causa de la idea de Dios: Perfección Infinita en Acto.

    Hay que insistir en que la idea que tenemos de Dios no es simplemente una idea de "perfección infinita" en potencia, sino una idea de la "perfección infinita en acto". La perfección infinita en potencia bien podría ser un concepto matemático que podemos imaginar pensando, por ejemplo, en los infinitos decimales del número "pi" que representamos de alguna manera, pero a cuyo despliegue infinito nunca podemos asistir. En cambio, la idea de Dios es la de la perfección infinita en acto, es decir, el despliegue total y permanente de la infinta perfección de Dios, despliegue al que no podemos asistir ni podemos imaginar.

    4.3.  Argumento Ontológico de San Anselmo

    No es posible tener la idea de Dios en nuestro pensamiento sin admitir al mismo tiempo su existencia. La idea de Dios como perfección infinita no puede ser solo una posibilidad racional, una potencia; tiene que existir en acto porque de lo contrario la idea que tengo no seria la de perfección infinita porque le faltaría la existencia, que es una perfección. Pero la idea de Dios como perfección infinita es una intuiciónn evidente en mi. Luego Dios existe y es la causa de su idea en mi.

    5. Beneficios de la idea de Dios, perfección infinita en acto, en nuestro pensamiento.


    5.1. La perfección de la idea de Dios (omnisciente) permite al cogito hacerse consciente (por contraste) de su imperfección (duda).

    a) ¿Es más importante Dios o el hombre?

    Algunos argumentos podrían hacernos pensar que el hombre es más importante que Dios:

    - Por ejemplo que la primera evidencia con la que se encuentra el método cartesiano es el "cogito" (pienso luego existo) o sustancia pensante. Y que solo después conozco la idea de la sustancia divina.

    - Además, la sustancia infinita (Dios) se encuentra en la sustancia pensante como una de las ideas de la conciencia del hombre.

    b) Superioridad de la sustancia divina sobre la sustancia pensante.

    Sin embargo, la idea de Dios, perfección infinita en acto, es la idea más clara y distinta, la mas evidente, de todas las ideas de la conciencia Más incluso que el “cogito”:  

    - Porque para que el pensamiento se conozca como dubitativo (la duda es la que desencadena el método en búsqueda de la certeza), primero tiene que tener la idea de un ser infinitamente perfecto que le permite hacerse consciente de su imperfección. La idea de la sustancia divina es la que nos hace conscientes , por contraste, de que nuestro pensamiento es imperfecto porque dudamos (y al dudar intuimos que para dudar hay que pensar). Dios en nuestro pensamiento nos hace conscientes de la humanidad de nuestra razón y de que su actividad es posible porque Dios lo ha creado.

    - Pero es que además, la definición de sustancia solo se dice en sentido propio de la sustancia divina. En efecto, sustancia es aquello que existe por si mismo y no tiene necesidad de nada distinto para existir. Solo Dios cumple perfectamente con esta definición. Mientras que el yo pensante y la realidad material solo la cumplen en sentido impropio porque ambas sustancias existen porque han sido creadas, de manera que tienen necesidad de Dios para existir.



    5.2. La bondad del Dios que causa nuestra idea de él no puede engañarnos: fundamentación de la Nueva Ciencia de Galileo.

    Las autoridades teológicas de su época, prohibieron las obras filosóficas de Descartes acusándole de ateísmo. Parece paradójico si tenemos en cuenta su afán por demostrar la existencia de Dios. Sin embargo, las bondades de esta demostración no le parecieron suficientes a la Iglesia Católica que no encontraba ningún vestigio del Dios cristiano en este Dios cartesiano garante del método científico.


    a) La hipótesis del Genio Maligno.


    Resultado de imagen de genio maligno



    En su obra "Meditaciones metafísicas" Descartes sugiere que tal vez hemos sido creados por un Dios que nos obliga a engañarnos sistemáticamente porque habría dispuesto nuestra  razón de tal modo que creemos estar en la verdad (por ejemplo en las matemáticas) cuando realmente estamos en el error.  Con esta hipótesis Descartes cuestiona la legitimidad de las proposiciones matemáticas que parecen tener la máxima evidencia. Proposiciones del tipo "dos más tres es cinco" o "la suma de los ángulos de todo triángulo es igual a dos rectos" quizá sean erróneas aunque no podamos darnos cuenta. 


    Resultado de imagen de matrix
    Mátrix. 1999.



    Quizá nuestra razón cree que razona bien porque ha sido manipulada por el creador involucrándola en un juego erróneo del que es incapaz de ver el error. Mientras esta duda persista, no podemos estar seguros de las leyes científicas con las que nuestro espíritu describe la realidad material utilizando las matemáticas y la geometra.

    El objetivo de este extraño supuesto es investigar si es posible estar absolutamente seguro, más allá de cualquier duda que se nos ocurra por disparatada que sea, de que el método científico produce verdades incuestionables cuando se utiliza rigurosamente. Es evidente que la razón sola no puede garantizarlo porque puede que esté afectada por un fallo de sistema que no puede ver. Fallo que solo podría haberlo producido intencionadamente nuestro creador para divertirse a nuestra costa.

    Si encontramos un razonamiento que llegue a superar esta hipótesis, su calidad como verdad será extraordinaria, porque fundaría la fiabilidad del método científico más allá de cualquier duda.


     b) Validez de la Nueva Ciencia de Galileo.

    Precisamente, la demostración de la idea de Dios nos permite superar esta duda del genio maligno sobre las matemáticas y su aplicación a la física (a la descripción de la realidad extensa).

    En efecto, siendo Dios infinitamente perfecto, ha de ser también bondadoso, por lo que no puede ser engañador. El es, por tanto, quien garantiza el desarrollo de la nueva ciencia del método hipotético-deductivo (que afirma que la naturaleza está escrita en caracteres matemáticos), la veracidad de nuestros conocimientos matemáticos y geométricos (siempre que se ajusten a las reglas del método). Nos está permitido, más allá de cualquier duda, referirnos a la naturaleza física con objetividad (la naturaleza es tal y como nos la describen las leyes de la física). Siempre que nos limitemos a su extensión (altura, anchura, profundidad y movimiento) en términos geométricos y matemáticos.



    De este modo, si la actividad filosófica de Descartes comienza al intentar ganar para la filosofía un método tan seguro como lo es el de Galileo para la ciencia, ahora es el método cartesiano el que fundamenta al de Galileo al garantizar que las matemáticas pueden utilizarse con objetividad al describir la naturaleza extensa de la realidad.






    No hay comentarios:

    Publicar un comentario