miércoles, 12 de septiembre de 2018

Platón: conocimiento y metafísica. (Antigua).


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Fedón 74a-83d 

El rap de Platón.

Merli

EL PROBLEMA DE LA METAFÍSICA Y EL CONOCIMIENTO EN PLATÓN (427 a.C.-347 a.C.).



1.      El problema de la metafísica.

1.1.La Segunda Navegación de la Filosofía.

1.2.Características de las ideas (eidos).

1.3.Dualismo cosmológico.

1.4.Participación e imitación.


2. El problema del conocimiento.

2.1. Dualismo gnoseológico.

2.2. La ascensión dialéctica por la escalera gnoseológica del conocimiento: opinión y ciencia.

a) El nivel de la opinión.

b) El nivel de la ciencia.

2.3. Representación de los grados de conocimiento.

- La Línea segmentada.

- El mito de la Caverna.

2.4. Reminiscencia y dialéctica.

a) La reminiscencia.

b) La dialéctica.

- La mayéutica socrática.
- La idea de belleza: ascenso y descenso dialécticos.

2.5. Eros y filosofía.

1.El problema de la metafísica.

La filosofía de Platón se desarrolla en el seno de una difícil encrucijada. La filosofía presocrática había encallado en la controversia entre el Ser (de Parménides) y el devenir (de Heráclito): ¿es la realidad inmutable o deviene? ¿podemos tener un conocimiento riguroso de lo que deviene? Platón media en la polémica cosmológica afirmando a la vez el devenir del mundo físico (Heráclito) y la inmutabilidad del mundo de las ideas (Parménides).


Platón llama "Segunda Navegación de la filosofía occidental" a su enfoque metafísico: los filósofos presocráticos habían buscado el arjé o "elemento primordial" de la fisis (de la realidad) en causas materiales (tierra, aire, agua, fuego...) e inmanentes (de la proipa naturaleza); Platón lo hará, en cambio, en causas inmateriales y trascendentes (fuera de la naturaleza) a la fisis, a las que llama ideas.

Gracias a las ideas, Platón retoma la preocupación de los presocráticos por el problema de la naturaleza (el arjé de la fisis), abandonada por su maestro Sócrates (más preocupado, junto con los sofistas, de problemas políticos y morales de la "polis"), y demuestra que los conceptos y definiciones que éste utilizaba (qué son la belleza, la justicia, el amor, el bien...), son realidades inmateriales extramentales (sustancias suprasensibles), que servirán tanto para atender a los problemas cosmológicos (cambio y multiplicidad) y gnoseológicos (el grado de verdad sobre lo que decimos: opinión y ciencia) de la fisis , como a los éticos (bien) y políticos (justicia) de la polis.

1.2.           Características de las ideas (eidos).

a.      Son esencias: contienen la definición de cada cosa.

b.    Formas: las cosas las imitan porque son sus arquetipos, paradigmas, moldes.

c.     Sustancias: independientes de quien las piense o de cualquier objeto material al que se refieran. Tienen existencia por sí mismas. NO dependen de que alguien las piense, ni depende de las cosas reales que representan.

d.    Universales: todo el que las conoce de verdad conoce lo mismo; y todas las cosas de una especie imitan a la misma idea. Incluyen todos los objetos que pertenecen a un mismo tipo de cosas, el especificado en su idea.

e.    Reales: existen de verdad aunque no sean materiales.

f.      Inteligibles: solo se conocen por medio de la razón. Pensar es pensar ideas. Si no pensamos ideas, no pensamos en absoluto. Por eso, las ideas se pueden pensar, y solo pensar.

g.     Inmateriales: son trascendentes al mundo físico, no están en las cosas.

h.    Indivisibles: cada idea lo es solo de una forma o molde.

i.      Eternas: como el ser de Parménides, que no puede surgir del no-ser. Ni se generan ni se destruyen.

j.      Inmutables: la verdad de una idea no puede evolucionar ni perderse. No cambia con el tiempo.

k.     Tienen consistencia semántica: precisamente porque existen con independencia de las cosas y los hombres, su significado  no depende de que nosotros se lo otorguemos a través de una decisión particular o colectiva, sino que lo tienen por sí mismas.

l.       Las ideas están jerarquizadas: las que se encuentran más abajo en esas jerarquía participan de las que están más arriba (las ideas de bien, verdad y belleza).

m.  Pero sobre todo, las ideas son "en sí", es decir: la realidad de su verdad no depende de nada ajeno a cada una de ellas, de modo que solo se pueden contemplar sin mediación alguna. (Antonio Escohotad: Historia general de las drogas.)

1.3.           Dualismo cosmológico.

El hecho de que las ideas existan por si mismas al margen de los seres que las piensan y de las cosas que representan plantea una pregunta evidente: ¿dónde se encuentran? Para Platón resulta obvio que no se hallan en el mundo de las cosas y de los hombres. Las ideas habitan en su propio mundo. Por lo tanto hay dos mundos contrapuestos:

- El de las cosas materiales (kosmos aisthetós): la fisis de los presocráticos. Compuesto por realidades con los rasgos que Heráclito predicaba de la fisis (naturaleza): finitas (sujetas a generación y destrucción, esto es, nacen y mueren), mutables (se transforman con el tiempo), ininteligibles (su condición material hace que solo podamos tener "opinión" de ellas) y particulares (cada cosa es lo que es y no otra cosa).
                                                              i.      
- Y el mundo de las ideas (kosmos noetós): el hiperuranio, fuera del espacio-tiempo. Compuesto por realidades con las características del Ser de Parménides: ideas eternas, inmutables, inteligibles y universales.

1.4.           Participación e imitación.

La metafísica de Platón, por lo tanto, es un dualismo cosmológico (la realidad se dice de dos maneras distintas). Pero estos dos mundos contrapuestos (sensible e inteligible) no se encuentran aislados. Esto es así porque Platón no se limita, como Heráclito, a afirmar que el mundo físico cambia (deviene), sino que pregunta por la finalidad de ese cambio: ¿para qué cambia el devenir? El motivo de ese cambio será precisamente el que explique la interrelación íntima entre el ser y el devenir. Interrelación, además, positiva, porque la realidad material cambia para imitar, copiar, participar, de la realidad material. Se trata, por lo tanto, de un dualismo cosmológico positivo, amistoso.
Esta tendencia del devenir a cambiar para imitar al ser es debida a la labor del artífice divino, el Demiurgo, que ordena (no crea) el caos material tomando como modelo a las ideas (que son "formas") y lo transforma en cosmos. Siguiendo a Empédocles, Platón afirma la organización de la materia por el demiurgo en cuatro elementos fundamentales (tierra, aire, agua y fuego) cuyas partículas están enlazadas formando figuras geométricas (influencia pitagórica). Esta geometrización de la materia posibilita su descripción matemática y alienta el proyecto pitagórico de matematización de la fisis.

El resultado es la realidad material ordenada, el cosmos, que aspira a la mayor perfección posible de cada cosa, aunque también conserve la tensión de la materia para volver al caos (la parte de la materia irreductible a la razón). Es decir, la fisis (cosmos, devenir, naturaleza, mundo sensible, mundo material, etc...) se encuentra entre  la tensión hacia el desorden (caos) y la tensión hacia el orden (ideas). Pero de las dos tensiones, predomina la tendencia a imitar al mundo de las ideas. Por eso  la realidad material representa el triunfo de lo inteligible (la inteligencia del Demiurgo y las ideas) sobre la necesidad ciega de la materia caótica (tendecia al desorden).

En resumen, ¿cómo responde entonces Platón al problema del cambio y la multiplicidad con su teoría de las ideas? Las cosas cambian, pero no se convierten en caos porque lo hacen para acercarse a su ideal. Y aunque dentro de una misma especie hay múltiples formas de ser, todas imitan a la misma idea.


2. El problema del conocimiento.

Conocer es decir lo que las cosas son. ¿Y cómo se hace eso? De la siguiente manera; conocer una cosa es reconocerla como un caso particular de la idea que la cosa imita, que ejemplifica o de la que participa.


Una vez descrita la estructura cosmológica de la realidad (la parte física imita a la metafísica), ¿cómo se conoce esa realidad dual? Platón extiende el dualismo cosmológico (mundo sensible, mundo inteligible), al hombre (dualismo antropológico: cuerpo y alma) y al propio conocimiento (dualismo gnoseológico: ciencia y opinión).

Cuando el hombre conoce por medio del cuerpo (con los sentidos), sólo puede acceder a aquello de lo que se puede tener experiencia (el mundo sensible) y el tipo de conocimiento no puede superar la opinión. Pero si conoce sin el cuerpo (con la razón), entonces contempla el mundo inteligible de las ideas, y pasa de la opinión a la ciencia.

2.2. La ascensión dialéctica por la escalera gnoseológica del conocimiento: opinión y ciencia.

Hay una escalera del conocimiento, por la que se asciende dialécticamente del conocimiento del mundo sensible al conocimiento del mundo inteligible. Esa escalera se e distribuye en dos niveles: opinión (doxa) y ciencia (episteme), que a su vez se dividen en dos subniveles.

a) El nivel de la opinión.

Sobre las cosas de este mundo físico, dada su extraordinaria movilidad, solo podemos tener opiniones, pero no certezas.

- La imaginación o conjetura (eikasía): percepción confusa que no diferencia la realidad de su imagen.

- La fe o creencia (pistis): percepción correcta capaz de relacionar las percepciones cabalmente, diferenciando la realidad de su imagen.
                                                          i     
b) El nivel de la ciencia.

Se refiere a aquello que permanece siempre idéntico a sí mismo:

- La razón discursiva (dianóia): es el conocimiento matemático que conoce las ideas pero "por medio de" los números y la geometría, es decir, aún no las conoce "en sí".

- Inteligencia pura (nous, noesis): se trata de la contemplación, que prescinde de toda mediación y conoce las ideas directa e inmediatamente.


2.2. Representación de los grados de conocimiento.

Platón representa los grados de conocimiento de la escalera gnoseológica con el símil de la línea segmenta  y con el Mito de la Caverna:

a) Un segmento se divide por la mitad, una para la opinión y otra para la ciencia. Y a su vez, cada mitad en otras dos: la primera para la imaginación y la fe; la segunda para las matemáticas y la contemplación.

b) El Mito de la Caverna escenifica los grados de conocimiento:

-          La imaginación responde a los prisioneros que ven las sombras en el fondo de la caverna. Reina la oscuridad y se confunden las cosas con sus sombras y con la morada-prisión.
-         La fe responde al momento en que esos prisioneros ven las figuras causantes de esas sombras. Se hallan las personas y las cosas que transportan, a la luz del fuego.
-         Las matemáticas, al periodo de habituación a la luz cuando salen de la caverna. El cielo y los astros son eternos como los conceptos y argumentos matemáticos.
-         La contemplación, a la visión directa de las cosas iluminadas por la luz del sol. Representa el fundamento de lo que de hermoso y bueno existe en el mundo, pues es modelo para el demiurgo, así como del conocimiento.

2.3. Reminiscencia y dialéctica.

El paso de la opinión a la ciencia lo describe Platón como reminiscencia y como dialéctica.

a) La reminiscencia (anámnesis).

 Alude al momento en que el alma, encerrada en el cuerpo, pasa de la desorientación, por encontrarse en un cuerpo (nacer es contraer amnesia), a comenzar a recordar el conocimiento que adquirió en su vida anterior. Este recuerdo se activa debido a la experiencia de las cosas del mundo sensible que, al imitar a las ideas, tienen un aire de familia (semejanza cosas-ideas) con lo que el alma inmortal había contemplado (semejanza ideas-alma). El alma comprende que recordará mejor a medida que se aparte de la experiencia (ascesis de lo corporal) y ame aquello que empieza a recordar (conversión a lo ideal). Ahora bien, la reminiscencia no puede ser inmediata, sino que exige un lento y arduo proceso: ir de lo particular a lo universal, de lo finito a lo eterno, de lo móvil a lo inmóvil, y de lo ininteligible a lo inteligible. Este proceso recibe el nombre de dialéctica.

b) La dialéctica

Platón propone su método dialéctico a partir de la mayéutica socrática.

- La mayéutica socrática.
Enfrentado con un problema, Sócrates preguntaba a alguien la definición de algo. A esta definición oponía una crítica, haciendo que el interrogado tuviese que dar una segunda definición actualizada. A esta segunda definición oponía aun otra crítica y así sucesivamente hasta ir depurando la cuestión. Por medio de preguntas, Sócrates hacía atravesar los problemas y las definiciones por una serie de sucesivos mejoramientos, extensiones y reducciones que se acercaban progresivamente a la verdad. Sin embargo, Sócrates nunca conseguía dar una solución satisfactoria en sus diálogos, sino que son interrumpidos dejando el diálogo en una aporía.
 - La belleza en sí: ascenso y descenso dialécticos.
 La dialéctica de Platón surge como un perfeccionamiento de la mayéutica de su maestro, Sócrates.  Puede ser descompuesta en un doble movimiento que se asemeja a un "descenso" y un "ascenso". El momento "ascendente" (escalera gnoseológica), parte de los objetos múltiples y cambiantes del devenir de la fisis y  trata de  proporcionar el concepto más amplio, es decir, el género, en el que hay que incluir la definición de todos esos objetos: su idea correspondiente.  Uno de los ejemplos más conocidos de este movimiento es el que encontramos en el discurso que Sócrates pronuncia en el Banquete, en donde explica los pasos sucesivos y ascendentes que un hombre debe seguir para llegar, desde los cuerpos sensibles, hasta la contemplación de la Belleza en sí.​
  1. Enamorarse en primer lugar de un solo cuerpo y engendrar en él bellos razonamientos.
  2. Luego debe comprender que la belleza que hay en cualquier cuerpo es afín a la que hay en otro.
  3. Una vez que haya comprendido esto, debe hacerse amante de todos los cuerpos bellos y calmar ese fuerte arrebato por uno solo.
  4. A continuación debe considerar más valiosa la belleza de las almas que la del cuerpo.
  5. Luego debe contemplar la belleza que reside en las normas de conducta y en las leyes
  6. Después de las normas de conducta debe conducirle a las ciencias, para que vea también la belleza de éstas.
  7. Por último a través de las ciencias debe remontarse hacia la contemplación de la Belleza en sí.
Los momentos ascendente y descendente no son como dos cosas separadas, sino que como dos "momentos" de un único esfuerzo dialéctico. Por eso, cuando vemos objetos múltiples y cambiantes, de alguna manera, ya intuimos la idea de la que participan: es como si la idea ya hubiera descendido a las cosas concretas para orientar el concepto en el que agruparlas.

 2.4. Eros y filosofía.

La verdad consiste en decir lo que las cosas son. Y estas son su idea. Ideas que son sustancias. La verdad, por lo tanto, no es una propiedad del sujeto o de lo que éste afirma o niega, sino una propiedad de las cosas . Pero no de las cosas del mundo sensible, sino de las cosas del mundo de las ideas. Por eso decimos de ellas que son "sustancias". Sustancias "en sí", por lo tanto la verdad no se dice con palabras ni se piensa con conceptos. La verdad se contempla con una razón pura. 

Ya sea por reminiscencia o por dialéctica, el paso de la opinión a la ciencia exige tal esfuerzo ascético (liberación de cualquier mediación física o racional) que solo pueden superarlo aquellos que estén poseídos por el amor a la ciencia, por el eros. Este es el sentido de la palabra "filosofía": amor (filo, eros) por la sabiduría. Un amor que es propio de los hombres, porque los animales, al no saber lo que ignoran, no pueden amar el saber, y los dioses, no aman el saber, no tienden hacia él, porque ya lo poseen (no pueden ser filósofos). 

¿Quiénes están poseídos por la belleza de ese eros capaz de de sacar al prisionero de la Caverna? Platón reconoce que hay ciertas condiciones naturales. Es más probable que emprenda ese esfuerzo ascético quien por su constitución esté menos sometido a las pasiones corporales. El sistema político también cuenta. Como ocurre con el nacimiento de la filosofía en Grecia, la organización democrática favorece el uso de la razón para defender los intereses en el ágora. Pero la educación es lo más importante: a gimnasia para dominar el cuerpo, las matemáticas para recordar las formas usadas por el Demiurgo en la ordenación del caos y la música para apreciar la armonía que se desprende de un cosmos organizado.


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