lunes, 10 de septiembre de 2018

1. El saber filosófico (1ª ev. 19-20).







 
 1 El saber filosófico.
1.1. La filosofía: lo mejor que nos puede pasar.
1.2. Alegorías del saber filosófico.

- La clepsidra: el tiempo del derecho (hechos), de la ciencia (respuestas) y de la filosofía (ideas). Edificio y  ruinas.
- Penélope: la buena pregunta filosófica frente al absurdo.
- Cazar una liebre en movimiento con arco y flecha: la filosofía como adivinación.
- Un pez que se nos escapa cuando creíamos haberlo pescado.
- La carrera de Aquiles con la tortuga.
- El ajedrez: dificultad y seducción de la filosofía.

- La lechuza: el animal filosófico y las características del saber filosófico.
- El mito de la Caverna (la Repúplica de Platón): ¿Girasoles mirando al suelo?
1.3. Sócrates: la utilidad inmediata de la Filosofía.
1.4. Aristóteles:
a) La Ciencia buscada y su dificultad.
b) Filosofamos porque podemos: utilidad de la filosofía.
c) La Filosofía comienza con la admiración (contra el rechazo de la filosofía).


2. El origen de la filosofía.
2.1. Las actividades esenciales de los griegos y su relación con la filosofía.
2.2. Origen histórico de la filosofía: el paso del mit
o al logos, el arjé de la physis, Heráclito y Parménides.
2.3. Origen filosófico de la filosofía: los diálogos escritos de Platón.


3. El aprendizaje de la filosofía.
3.1. No solo pensar, sino pensar bien (Luri).
3.2. Del misticismo a la superficialidad (Ortega y Gasset).
3.3. De las mistificaciones a la crítica (Deleuze).
3.4. Los talleres filosóficos de Nagel y Pardo.
3.5. "Filo-Sofía", querer saber por amor (Russell).


4. La filosofía: historia y especialidades.
4.1. "Filosofía es lo que hacen los filósofos" (Ortega y Gasset): épocas y autores más importantes.

- Antigua: Presocráticos, Socrátes, Platón Aristóteles, Filosofía Helelnista.
- Medieval: San Agustín y Santo Tomás.
- Moderna: Descartes, Maquiavelo, Locke, Hume, Rousseau, Kant.
- Contemporánea: Marx, Nietzsche, Ortega y Gasset, Habermas. 
4.2. Universalidad y radicalidad de las preguntas filosoficas:
- Antropología filosófica: el ser humano.
- Gnoseología: el conocimiento.
- Epistemología: la ciencia.
- Logica: la validez argumental.
- Metafísica general (el ser en cuanto ser) y metafísica especia (cosmología -mundo-, psicología -alma-y teologia natura -Dios-).

- Ética (el bien moral y la felicidad) y filosofía política (el bien común y la justicia)
- Estética (la belleza).


Vocabulario: absurdo (Camus), admiración (Aristóteles), Alegoría de la Caverna, Apología de Sócrates (Platón), argumento, arjé, ciencia, ciencia buscada, clepsidra, crítica (Deleuze), derecho, devenir (Heráclito), dialéctica negativa (Adorno), diálogo filosófico, dilema, filosofía, filósofos presocráticos, lechuza, logos, Mileto, mística, mistificaciones, mito, multiplicidad, paradoja, Penélope (Homero), physis, pregunta filosófica, ruina, saber de segundo grado, Ser (Parménides), Sísifo (Camus), tábano, Tales de Mileto, universalidad, verdad perogrullesca (Ortega y Gasset), verdad radical.

1 El saber filosófico. 

 1ª A la hora de explicar de qué saben los filósofos, ¿la cuestión se resuelve tan fácilmente como explicar, por ejemplo, a qué se dedica un pendolista?

¿De qué saben los que saben de filosofía? De la misma manea que a un biólogo le podemos preguntar qué se estudia en su especialidad, o cómo saber que de verdad sabe biología alguien que dice que sabe biología, también podríamos plantearle a un filósofo o a un profesor de filosofía de qué va la filosofía. La pregunta es legítima, por supuesto, pero quizá la respuesta no sea tan fácil cómo la que podría darnos un mecánico que sabe de mecánica o un cocinero que sabe de cocina. En efecto, el mécanico demuestra que sabe de mecánica arreglando un coche averiado o el cocinero de cocina preparando platos sabrosos. Pero, ¿qué podría hacer aquel que pretende saber de filosofía? Por supuesto, intentar explicarse. Pero, ¿conseguirá responder a lo que se pregunta? No cabe duda de que cualquier otra persona que sepa de algo, aunque el nombre de aquello que sabe sea muy raro (por ejemplo un "pendolista") nos hará entender a qué se dedica con muy pocas explicaciones (un pendolista es la persona que escribe con muy buena letra, y que se dedica a elaborar documentos manuscritos para otras personas). Pero, un filósofo, ¿será capaz de hacer entender a quien de verdad quiera saberlo a qué se dedica la filosofía? Y en caso de no lograrlo, a qué se deberá, ¿a su incapacidad para explicarse, a la del alumno para entender o a la dificultad intrínseca de la propia filosofía para justificar su razón de ser?


1.1. La filosofía: lo mejor que nos puede pasar.

 2ª ¿De qué se ocupa la filosofía según Marco Aurelio? ¿Cómo lo demuestra?

En una primera aproximación, no sería demasiado osado afirmar que la filosofía se pregunta por lo mejor que nos puede pasar y pretende identificarlo y comprenderlo. En este sentido, Marco Aurelio, en el siguiente texto, nos propone una manera de iniciarnos en el pensamiento filosófico. Comienza el texto con un comentario irónico: no es posible que una persona en su sano juicio prefiera ir por la vida sin tener ni idea de nada. Lo mejor que nos puede pasar, sin duda, es ser capaces, cada uno de nosotros, de distinguir un objeto bello del que no lo es, la verdad de la mentira, el bien del mal, la justicia de la injusticia, el amor del egoísmo, una vida con sentido de otra absurda, la felicidad de la infelicidad. Por lo tanto, si la filosofía trata de lo mejor que nos puede pasar, entonces tratará de convertirse en un saber sobre:

- La justicia.
- El bien.
- La felicidad.
- La belleza.
- El sentido de la vida.
- El amor.
- La verdad.
- La amistad.
- La valentia. 
- La piedad.
- La inmortalidad.


Para que, cada uno, adquiriendo todo el saber que pueda sobre esos asuntos, sea capaz de dirigirse por sí mismo en la vida.

 Marco Aurelio (121-180). Meditaciones. 



 Resultado de imagen de Marco Aurelio

"Si en el transcurso de la vida humana encuentras un bien superior a la justicia, a la verdad, a la moderación, a la valentía y, en suma, a tu inteligencia que se basta a sí misma, en aquellas cosas en las que te facilita actuar de acuerdo con la recta razón, y de acuerdo con el destino en las cosas repartidas sin elección previa; si percibes, digo, un bien de más valía que ése, vuélvete hacia él con toda el alma y disfruta del bien supremo que descubras. Pero si nada mejor aparece que la propia divinidad que en ti habita, que ha sometido a su dominio los instintos particulares, que vigila las ideas y que, como decía Sócrates, se ha desprendido de las pasiones sensuales, que se ha sometido a la autoridad de los dioses y que preferentemente se preocupa de los hombres; si encuentras todo lo demás más pequeño y vil, no cedas terreno a ninguna otra cosa, porque una vez arrastrado e inclinado hacia ella, ya no serás capaz de estimar preferentemente y de continuo aquel bien que te es propio y te pertenece. Porque no es lícito oponer al bien de la razón y de la convivencia otro bien de distinto género, como, por ejemplo, el elogio de la muchedumbre, cargos públicos, riqueza o disfrute de placeres. Todas esas cosas, aunque parezcan momentáneamente armonizar con nuestra naturaleza, de pronto se imponen y nos desvían. Por tanto, reitero, elige sencilla y libremente lo mejor y persevera en ello" 



Friedrich Nietzsche (1844-1900). Aurora:
"Si los hombres hablan del amor con tanto énfasis y con tanta adoración es porque, en última instancia, nunca han encontrado mucho y jamás han podido saciarse de semejante alimento. Esto ha hecho que acabe siendo para ellos una ambrosía, un manjar de dioses."




1.2. Alegorías del saber filosófico.
3ª ¿Por qué sería preocupante que, al final de un curso de filosofía, alguien lo entendiera todo?

 Alguien que se apuntara a un curso de inglés y después de un tiempo prudencial no supiera ni una palabra de inglés, podría decir que en ese curso no se aprende nada. Tiene claro por qué sigue ese curso y lo que se espera de él. ¿Sería posible hacer lo mismo con la filosofía? No aprender nada de filosofía, para quien sinceramente se entregara a ella, ¿sería, como en el ejemplo del curso de inglés, un síntoma de que ahi no se aprende nada?

 Miguel Ángel Hernández Saavedra. Cuenta atrás.

"No os preocupéis si no entendéis mucho al principio; yo me preocuparé si lo entendéis todo al final. Interrogad, cuestionad, pero, sobre todo, no perdamos el tiempo en buscar respuestas a cualquier pregunta que surja ´muy espontáneamente´, como si eso fuera un valor y una realidad indiscutibles, sin la mediación del pensamiento y del estudio. Rumiad antes de vomitar o, si esto os parece inadecuado, dadle dos vueltas a la idea que se os pasa por la cabeza antes de exponerla en público. De esta manera, evitaremos dos cosas: la facundia y el ridículo. Pensad que a vosotros no os pagan por hablar, no tenéis que correr ese riesgo...".


"Yo me preocuparé si lo entendéis todo al final"... En efecto: en poco se parece el saber filosófico al aprendizaje de una destreza que le sitúa al aprendiz en un momento dado en esa situación en la que ya sabe todo lo que hay que saber y ya no tiene preguntas que hacer al maestro. Por el contrario, el indicador de que el saber filosófico comienza a impregnar el pensamiento de quien se acerca a él se mide más por las buenas preguntas que es capaz de hacer. Cada vez mejores. Cada vez más difíciles de argumentar. Para las que, se diría, una vida no basta. El propio Sócrates, ante las acusaciones que amenazaban con condenarle a muerte, reconoce que el tiempo pautado que el tribunal que le juzga le concede para hablar no es suficiente para argumentar adecuadamente sobre su inocencia. Morirá porque la demostración de la injusticia de lo que se le acusa requiere de mucho más tiempo que el que le concede la clepsidra.



a) La clepsidra: el tiempo del derecho, de la ciencia y de la filosofía.

Resultado de imagen de clepsidra



Se conoce como clepsidra o reloj de agua a cualquier mecanismo para medir el tiempo mediante el flujo regulado de un líquido hacia o desde un recipiente graduado, dando así dos tipos diferentes de relojes según la dirección del flujo.

Las clepsidra datan de la antigüedad egipcia y se usaban especialmente durante la noche, cuando los relojes de sol perdían su utilidad. Los primeros relojes de agua consistían en una vasija de cerámica que contenía agua hasta cierto nivel, con un orificio en la base de un tamaño adecuado para asegurar la salida del líquido a una velocidad determinada y, por lo tanto, en un tiempo prefijado. El recipiente disponía en su interior de varias marcas, de tal manera que el nivel de agua indicaba los diferentes períodos, tanto diurnos como nocturnos.

Los relojes de agua también se usaron por los atenienses para señalar el tiempo asignado a los oradores. Más tarde fueron introducidos con el mismo fin en los tribunales de Roma y además se usaban en las campañas militares para señalar las guardias nocturnas. El reloj de agua egipcio, más o menos modificado, siguió siendo el instrumento más eficiente para medir el tiempo durante muchos siglos.




- El tiempo del derecho (hechos) y el de la filosofía (ideas).

4ª ¿Qué estrategia sigue Sócrates para su defensa, la del derecho o la de la filosofía? Justifica tu respuesta.

5ª ¿Qué diferencia hay entre el tiempo del derecho y el tiempo de la filosofía? ¿Qué consecuencias tiene?
 Resultado de imagen de Sócrates ante el  tribunal

 A este sistema de medida del tiempo se refiere Sócrates cuando dice que no le va a dar tiempo a defender su inocencia y a demostrar que los acusadores mienten. En realidad, si Sócrates estuviera en un proceso judicial, el tiempo que le concede la clepsidra sería más que suficiente. Se ajustaría a los procedimientos de defensa, aportaría sus pruebas y asunto resuelto. Sin embargo, el tiempo del Derecho no es el tiempo de la Filosofía. Sócrates pretende en ese tiempo definir qué es la justicia y qué es la verdad para, desde esas definiciones, demostrar que él es justo y que no miente porque ha dedicado toda su vida a la verdad y a la justicia. Pero al desplazar su defensa del ámbito del derecho al de la Filosofía, se enfrasca en un empeño que no puede ganar. ¿Cómo definir definitivamente qué es la justicia o la verdad? No hay tiempo. Una vida no bastaría. El tiempo de la clepsidra ya no es el de una intervención en un juicio, sino el de la vida. Pero la vida de todos, ni siquiera la de Sócrates solamente. Justicia, verdad, bien, felicidad, sentido, lo mejor que nos puede pasar, como decía Marco Aurelio, que es de lo que la Filosofía quiere saber, son, sin embargo asuntos que no se pueden zanjar definitivamente. Nadie puede pretender ser un experto en felicidad, belleza, justicia o sentido de la vida, sin suscitar enseguida la sospecha de que nos quiere engañar. 

La filosofía es un tipo de saber en el que cuanto más se sabe, aparecen preguntan más difíciles de responder y por lo tanto mayor es el reconocimiento de la propia ignorancia. En efecto, como vemos en el siguiente diálogo, cuánto más sabemos de la felicidad, nuevas, mejores y más difíciles preguntas se nos ocurren y más es la sensación de ignorancia sobre la felicidad.


 - Alumna: ¿cómo sabemos si somos felices?


- Profesor: convendría antes saber qué es la felicidad porque parece complicado saber si uno es o no es aquello que desconoce.

- Alumna: por lo menos todos queremos ser felices.

- Profesor: es verdad, pero no todo el que quiere ser feliz define la felicidad de la misma manera. Resulta curioso que todos queramos lo mismo, ser felices y que a la vez no queramos lo mismo, porque definimos la felicidad de muchas maneras diferentes.

- Alumna: entonces la felicidad es conseguir lo que cada uno quiera.

- Profesor: si la felicidad es conseguir lo que uno quiera, entonces es cada uno el que mide la felicidad. Pero entonces ¿cómo puede ser ésta lo mejor si depende de lo que cada uno crea que es lo mejor ? ¿No es mejor lo que mide que lo que es medido? El que dice que la felicidad es lo mejor para él, ¿no será un narciso que confunde lo mejor con su yo y no ve más allá de sí mismo? Y de ser así, si cada uno quiere lo mejor para sí mismo, ¿no diríamos entonces que todo el mundo quiere la felicidad, lo mejor, cuando en realidad no es capaz de querer nada salvo lo mejor para sí mismo? Pero lo que considera el narciso que es lo mejor para sí mismo, ¿no será lo peor?

- Alumna: entonces, si la felicidad es algo tan difícil de definir, ¿por qué hay una palabra, "felicidad", que designa lo indefinible? ¿No es eso absurdo? ¿El que haya una palabra para nombrarla, no demuestra que sabemos lo que significa la felicidad?
- Profesor: quizá con la palabra felicidad pase como con el cazador que lanza su flecha al lugar donde la liebre no está intentando adivinar donde estará la liebre con el fin de cobrarla. La flecha es la palabra felicidad, la liebre es la definición de felicidad, y nosotros, con nuestros razonamientos, intentando apuntar adonde aún no está, tentamos una y otra vez la suerte de la adivinación. 


















Robert Louis Stevenson (1850-1894): 

"Mi padre se entusiasmó de inmediato con todo el romanticismo e infantilidad de su propia naturaleza. Sus propias historias, que cada noche de su vida contaba para dormirse, se trataba siempre de barcos, posadas a la vera del camino, ladrones, viejos marineros y viajantes de comercio anteriores a la era del vapor. Jamás concluía ninguna de esas historias. Un hombre feliz que no se sentía atado a la obligación de hacerlo."







Si en lugar de la filosofía, fueran otros los saberes que estudiaran la felicidad, no funcionarían, paradójicamente, haciéndonos reconocer nuestra ignorancia sobre la felicidad cuanto más sabemos de ella (debido a las nuevas, mejores y más difíciles preguntas que nos suscita la investigación). Al contrario, en esos otros saberes, (por ejemplo la psicología, la química, las neurociencias), cuanto más saben sobre la felicidad, más preguntas responden y menos quedan por responder y, por lo tanto, menor es el reconocimiento  de la ignorancia. Ahora bien, ¿es posible dejar de tener preguntas radicales sobre asuntos tan importantes como aquellos de los que se ocupa la filosofía? Ser sabios sobre esos asuntos, ¿no nos convertiría en vendedores de tónicos -como en el lejano Oeste- o en vendedores de libros de autoayuda?


Resultado de imagen de vendedor de tónicos antiguo oeste
Vendedor de tónicos en el lejano Oeste.




Resultado de imagen de el secreto de la felicidad serotonina


Por lo tanto, el tiempo del derecho es el de los hechos concretos, de los que al acusado se juzga culpable o inocente. En cambio, el tiempo de la filosofía es el de los principios o de las ideas respecto a los cuales se juzga la inocencia o culpabilidad del acusado. El derecho juzga hechos, la filosofía ideas. De ahí la dificultad de la filosofía, porque al entender de ideas, más que de hechos concretos, se enfrasca en la tarea de la definición de esas ideas. Definición siempre esquiva dado que en la medida en que se la investiga bien, sugiere nuevas y más difíciles preguntas en cada paso de la argumentación.

 Resultado de imagen de juicio del procés no se juzga ideas

 En el juicio del "Procés", los encausados han insistido en que se trata de un juicio político, es decir, un juicio sobre sus ideas, mientras que el Tribunal insiste en que se ciñan a los hechos que se les imputan porque sus ideas no se pueden juzgar. En efecto, el Derecho juzga sobre hechos mientras que la Filosofía juzga sobre ideas. El propio Sócrates, no se defiende usando el Derecho, es decir, no se ciñe a los hechos. Sino que, al contrario, pretende demostrar que alguien que como él ha servido durante toda su vida a la idea de Justicia y de Verdad, no puede ser injusto ni mentir.

- El tiempo de la ciencia (edificio de respuestas) y de la filosofía (ruinas y crítica):

6ª ¿En qué se parecen las preguntas que se plantean la ciencia y la filosofía? ¿En qué se diferencian sus "respuestas"?
7ª Compara la racionalidad científica y la racionalidad filosófica.

 
También la ciencia, es verdad, se plantea muchas veces preguntas que un científico no es capaz de resolver a lo largo de su vida. Sin embargo, quizá la siguiente generación de científicos la resuelva. Y de hecho con esa ambición investigan porque ya antes la ciencia ha resuelto, tarde o temprano preguntas como esas o aún más difíciles. Sin embargo las preguntas de la filosofía, esas que no  podemos dejar de investigar porque tratan de lo mejor que nos puede pasar, acompañan a todos los seres humanos de todos los tiempos, sin que ninguna de ellas podamos decir que quedó definitivamente resuelta por alguien en tal momento de la historia o que será definitivamente resuelta por la siguiente generación de filósofos.

Immanuel Kant. (1724-1804). Lógica:

“El que quiera ser filósofo debe ejercitarse en el uso libre de la razón y no en un ejercicio imitativo y, por así decirlo, mecánico. En sentido estricto, nadie puede ser llamado filósofo si no puede filosofar. El filosofar solo puede ser aprendido mediante el ejercicio y el uso propio de la razón. ¿Cómo se podría aprender también la filosofía? Todo pensador construye, por así decirlo, su propia obra sobre las ruinas de otro; pero nunca sucede que una obra llegue a estar terminada en todas sus partes. Por ello, y fundamentalmente, nadie puede aprender filosofía, porque ésta nunca está dada. Quien desee aprender a filosofar debe considerar todos los sistemas de filosofía únicamente como historia del uso de la razón y como objeto de ejercicio de su propio talento. El verdadero filósofo, como pensador autónomo, debe hacer un uso libre y personal de su razón, no un uso esclavo e imitativo.”

 Según este texto de Kant, la racionalidad científica es imitativa, esclava y mecánica, mientras que la racionalidad filosófica es crítica, libre y personal. Para entenderlo mejor, consideremos el siguiente ejemplo. Un científico que quisiera estudiar un descubrimiento científico, tendrá que imitar mecánicamente el experimento que ha dado lugar a ese descubrimiento. Solo si lo hace, podrá ver si efectivamente el resultado es el que dice el descubridor. En cambio, cuando alguien lee un diálogo de Platón, el resultado al que le va a llevar esa lectura no está previsto de antemano. No hay un resultado bueno o malo, sino que la buena lectura será aquella en la que el lector haya llegado a donde no espera que esa lectura le podía llevar.


Gordon Matta-Clarck. Conical Intersect, profundiza en el "Efecto Beaubourg". Se conoce así a la demolición en 1975 de edificios an
tiguos en el barrio parisino de Beaubourg para construir en su lugar el museo de arte contemporáneo George Pompidou. Este artista plástico filma la demolición de uno de los edificios de tal manera que se diría que en lugar de materia inerte reducida a escombros es un ser vivo que se está despiezando en un matadero. Capaz incluso de mirarnos o de generar una mirada compasiva. El edificio se convierte en "un otro" con misterio, no en un mero conglomerado de materiales constructivos. En su ruina se vuelve un otro con el que dialogar. En la memoria de ese diálogo ruinoso se construye parte del sentido del nuevo edificio. El arte contemporáneo que se exhibierá en él, no debe olvidar que buena parte de su sentido consiste en la confrontación con las ruinas del arte anterior.
Resultado de imagen de conical intersect

Por lo tanto, si la ciencia se puede representar como un edificio de respuestas edificado sólidamente a lo largo de la historia, la filosofía sería, en cambio, un edificio siempre en ruinas. Pero no unas ruinas como escombros de los que habría que deshacerse, sino más bien, las ruinas de un edificio que nos hablan cada vez que hurgamos en sus estructuras. En este sentido, lejos de dar por sentado, por ejemplo, los diálogos de Platón, al introducirnos en ellos, nos colamos en su estructura argumentativa, para violentarla, a veces, otras para darla vida al mover sus columnas. O incluso, para derribar parte de sus estancias en las que queremos hacer un hueco a nuestra propia argumentación.

Pascal Quignard. El maravilloso peligro de leer..

-Usted dice: "leer es vagar, hay en la lectura una espera que no busca un resultado." ¿En que consiste esta idea del vagabundeo del lector? 

PQ: Es decir que no todo el mundo puede leer y no hay que forzar a los niños del mundo a leer. Quiere decir que aquel que toma un libro se expone al riesgo de ser sometido a la emoción de una página  que de repente hace surgir un suceso dramático... de ser desestabilizado, eso es.

-Hay un peligro.

PQ: Hay un peligro, hay un peligro. Yo adoro ese peligro, no sé a dónde voy. Cuando uno abre un libro uno no sabe a dónde va. Pero aquellos que son frágiles o quien quiere saber a cualquier precio a dónde va ¡que no lean!  

Voltaire (1694-1778). Carta al conde de Tressan. 21 de agosto de 1746:











"¡Qué injusticia flagrante decir que Montaigne sólo imitó a los antiguos! Los cita muy oportunamente, y eso es lo que los comentaristas no hacen. Él piensa y estos caballeros no piensan. Él apoya sus pensamientos en los de los grandes hombres de la antigüedad; los juzga, los combate, conversa con ellos, con su lector, consigo mismo; siempre original en la manera en que presentan las cosas, siempre lleno de imaginación, siempre pintor, y lo que me encanta, siempre dudando."

b) Penélope (Homero -siglo VIII A.C.-: "La Odisea"): la buena pregunta filosófica frente al absurdo.

8ª A partir de lo que le acontece a Penélope en la Odisea de Homero y a Sísifo en la obra de Camus, discute si la búsqueda filosófica tiene sentido o es absurda.









Ver las imágenes de origen
Dorothea Tanning. El juego de la flor mágica. 1941





Cabe recordar el fragmento de Penélope en la "Odisea". Odiseo, su esposo y rey de Ítaca, está en la Guerra de Troya. Lleva ya 20 años y su palacio se llena de pretendientes que reclaman a Penélope para que sea la esposa de alguno de ellos. Mientras ella se decide, pasan el tiempo en banquetes y fiestas. Pero la fidelidad de Penélope por Odiseo es tan firme que no está dispuesta a ceder. Se inventa una excusa. Les dice que cuando termine de tejer el sudario para el rey Laertes, tomará una decisión y elegirá a uno de los pretendientes. El truco está en que lo que teje durante el día, lo desteje durante la noche, de modo que la finalización del sudario queda siempre en suspenso, a medio hacer. Un día, por fin, vuelve Odiseo y acaba con todos los pretendientes de Penélope.
 

La buena pregunta filosófica es la que espera que algún día vuelva Odiseo, alegoría de nuestra esperanza, de lo mejor que nos puede pasar. Odiseo está en otra parte, en Troya, pero su inminente regreso preserva la integridad de Penélope. Un regreso "inminente" que puede tardar 20 años, es decir, toda una vida, o incluso más de una vida. Como el tejido del sudario, la pregunta filosófica es la coartada del que pregunta para no cesar de esperar lo mejor. Para no entregarse en brazos de los pretendientes que esperan en palacio a que desfallezca la esperanza de Penélope. Tejer y destejer, preguntar y volver sobre la pregunta. Pero sin que nos parezca que la Penélope que desteje por la noche la pieza de sudario tejido durante el día, es siempre la misma. Cada noche se encuentra con un nuevo dilema: finalizar el sudario dando por perdida la vuelta de Odiseo o no conformarse y destejerlo para seguir esperando. Cada vez que lo desteje, se teje por dentro de Penélope el firme propósito de seguir esperando, de seguir buscando, de no darse por vencida ni por perdida, de no conformarse con menos de lo que como ser humano es capaz. Cada noche, la Penélope que decide destejer nunca es la misma.

Notemos la diferencia, por tanto, entre el tejer y el destejer de Penélope y el movimiento absurdo que describe Albert Camus (1913-1969) en su obra el Mito de Sísifo. La aparete repetición del gesto de Penélope, como hemos dicho, nunca es la misma, puesto que cada vez que Penélope decide por la noche, en la soledad de su habitación, destejer el sudario de Laertes que ha tejido durante el día, se teje en su determinación la esperaza de seguir en la búsqueda de lo mejor, la vuelta del rey Odiseo. En cambio, el gesto eterno de Sísifo es absurdo. Está condenado por los dioses a mover eternamente una pesada roca por la ladera de una montaña para dejarla caer al llegar a la cumbre y, de nuevo volver a subirla una y otra vez. La palabra absurdo proviene del latín "absurdus" compuesta del prefijo ab- y surdus (sordo). Según Cicerón (De Oratoria III, 41), la palabra absurdo se refiere a alguien disonante, es decir algo que suena inútil, reprensible o que no se entiende. En este caso, Sísifo es la metáfora del esfuerzo inútil e incesante del hombre.


Resultado de imagen de mito de sísifo


c) Cazar una liebre en movimiento con arco y flecha: la filosofía como adivinación.

9ª ¿En qué sentido la filosofía es una forma de adivinación?

Quizá con la palabra felicidad pase como con el cazador que lanza su flecha al lugar donde la liebre no está intentando adivinar donde estará la liebre con el fin de cobrarla. La flecha es la palabra felicidad, la liebre es la definición de felicidad, y nosotros, con nuestros razonamientos, intentando apuntar adonde aún no está, tentamos una y otra vez la suerte de la adivinación. Una adivinación, sin embargo, muy peculiar. Porque mientras que la adivinación de los adivinos es posible porque el futuro está marcado por el destino (que el adivino es capaz de leer), la adivinación del filósofo prescinde de ese futuro escrito porque la estructura de su adivinación, como hace Sócrates, está siempre escribiéndose, como el edificio en ruinas, que se edifica y se rectifica incesantemente.
La profecía del futuro fundada en el orden necesario del mundo. Fue admitida por los estoicos que la consideraban, más bien, como una prueba de la existencia del destino. En efecto, Crisipo afirmaba que las profecías de los adivinos no serían verdaderas si todas las cosas no estuvieran dominadas por el destino. De análoga manera, para Plotino, la adivinación es posible debido al orden total del universo, gracias al cual cada cosa del universo puede ser tomada como signo de las demás; y en particular los astros son como cartas escritas en el cielo que, aunque cumplen otras funciones, también tienen la de predecir el porvenir. La adivinación fundada en el determinismo astrológico fue admitida por los filósofos árabes, especialmente por Avicena, y de ellos pasó a algunos de nuestros aristotélicos renacentistas, Pomponazzi, por ejemplo.
Más información en: Adivinación (Filosofía) © https://glosarios.servidor-alicante.com
Resultado de imagen de Perera velamazán sebal
La profecía del futuro fundada en el orden necesario del mundo. Fue admitida por los estoicos que la consideraban, más bien, como una prueba de la existencia del destino. En efecto, Crisipo afirmaba que las profecías de los adivinos no serían verdaderas si todas las cosas no estuvieran dominadas por el destino. De análoga manera, para Plotino, la adivinación es posible debido al orden total del universo, gracias al cual cada cosa del universo puede ser tomada como signo de las demás; y en particular los astros son como cartas escritas en el cielo que, aunque cumplen otras funciones, también tienen la de predecir el porvenir. La adivinación fundada en el determinismo astrológico fue admitida por los filósofos árabes, especialmente por Avicena, y de ellos pasó a algunos de nuestros aristotélicos renacentistas, Pomponazzi, por ejemplo.
Más información en: Adivinación (Filosofía) © https://glosarios.servidor-alicante.com
La profecía del futuro fundada en el orden necesario del mundo. Fue admitida por los estoicos que la consideraban, más bien, como una prueba de la existencia del destino. En efecto, Crisipo afirmaba que las profecías de los adivinos no serían verdaderas si todas las cosas no estuvieran dominadas por el destino. De análoga manera, para Plotino, la adivinación es posible debido al orden total del universo, gracias al cual cada cosa del universo puede ser tomada como signo de las demás; y en particular los astros son como cartas escritas en el cielo que, aunque cumplen otras funciones, también tienen la de predecir el porvenir. La adivinación fundada en el determinismo astrológico fue admitida por los filósofos árabes, especialmente por Avicena, y de ellos pasó a algunos de nuestros aristotélicos renacentistas, Pomponazzi, por ejemplo.
Más información en: Adivinación (Filosofía) © https://glosarios.servidor-alicante.com
La profecía del futuro fundada en el orden necesario del mundo. Fue admitida por los estoicos que la consideraban, más bien, como una prueba de la existencia del destino. En efecto, Crisipo afirmaba que las profecías de los adivinos no serían verdaderas si todas las cosas no estuvieran dominadas por el destino. De análoga manera, para Plotino, la adivinación es posible debido al orden total del universo, gracias al cual cada cosa del universo puede ser tomada como signo de las demás; y en particular los astros son como cartas escritas en el cielo que, aunque cumplen otras funciones, también tienen la de predecir el porvenir. La adivinación fundada en el determinismo astrológico fue admitida por los filósofos árabes, especialmente por Avicena, y de ellos pasó a algunos de nuestros aristotélicos renacentistas, Pomponazzi, por ejemplo.
Más información en: Adivinación (Filosofía) © https://glosarios.servidor-alicante.com
d) Un pez que se nos escapa entre las manos cuando creíamos haberlo pescado. 

10ª ¿En qué sentido la filosofía nos vincula con lo invisible?

En todos los diálogos de Platón en que Sócrates es el protagonista, una vez reconocida la ignorancia sobre lo que se busca (el amor, la justicia, la belleza, la verdad...), mostrar la esencia de eso que se busca se antojará siempre una tarea que cuando está a punto de lograrse se escapa como un pez que creíamos haber pescado.



Wittgenstein (1889-1951) (citado por Rocco Ronchi. La verdad en el espejo. Los 
presocráticos y el alba de la filosofía):


"¿No es enigmática la llama, quizá, por ser impalpable? Quizá, pero, ¿por qué la impalpabilidad la hace enigmática? ¿Por qué lo impalpable tiene que ser más enigmático que lo que se puede tocar? A menos que lo sea porque queremos aferrarlo".

a) ¿Te recuerda este texto a alguna alegoría de las que hemos utilizado para mostrar cuándo tiene lugar la filosofía?

b) ¿Se refiere este texto al logos, al argumento, al conocimiento verdadero, a la admiración de la que dice Aristóteles que es por donde comienza la filosofía?  


 Mia Hansen-Love, directora de cine, afirma a propósito de su película "El porvenir":
 

"Cuanto más trabajaba en el guión, más comprendía la unión entre enseñar Filosofía, tal como lo había conocido de mis padres, y lo que el cine significa para mí. Lo que me trasladaron y que reproduzco a mi manera es, en realidad, la búsqueda del significado. La pregunta constante. También es una obsesión por la claridad y la integridad. En lo más profundo de mi ser veo el Arte y la Filosofía como dos caminos posibles hacia un solo fin, el vínculo con lo invisible. Nuestras preguntas, por muy aterradoras que sean,, nos aportan fuerza y valentía, y eso es la esencia de la película."
 

e) Aquiles y la tortuga.




Aristóteles: Física.

"En una carrera, el corredor más rápido nunca puede superar al más lento, ya que el perseguidor debe primero llegar al punto donde comenzó el perseguido, de modo que el más lento siempre debe tener una ventaja (...) Lo que se está moviendo debe llegar a la etapa intermedia antes de llegar a la meta."

En la paradoja del filósofo presocrático Zenón de Elea (490-430 a.C), Aquiles está disputando una carrera contra una tortuga. Aquiles concede a la tortuga una ventaja, por ejemplo, de 100 metros. Suponiendo que ambos comiencen a correr a una velocidad constante (uno muy rápido y la otra muy lenta), tras un tiempo finito, Aquiles correrá 100 metros, alcanzando el punto de partida de la tortuga. Durante este tiempo, la tortuga ha corrido una distancia mucho más corta, digamos que de 10 metros. Aquiles tardará un poco de tiempo más en recorrer esta distancia, intervalo en el que la tortuga habrá avanzado un poco más; por lo que a Aquiles aún le queda algo más de tiempo para llegar a este tercer punto, mientras la tortuga sigue avanzando. Por lo tanto, cada vez que Aquiles llega a algún lugar donde ha estado la tortuga, todavía tiene algo de distancia que recorrer antes de que pueda alcanzarla.


Resultado de imagen de brad pitt moneyball
"Papá, me gusta cómo pierdes".


f) El ajedrez: dificultad y seducción de la filosofía.


11ª ¿Cuándo tiene lugar la filosofía?


La metáfora del ajedrez sintetiza la naturaleza a la vez lúdica y esforzada que define a la filosofía (de tejer y destejer, de disparar acertadamente sin que la pieza se cobre, de correr sin ganar): nos desafía a jugar una partida que no podemos ganar, pero que tampoco está necesariamente perdida. Ahí reside la dificultad y la seducción de la filosofía. Su aparente “echarse a perder” es justamente su “tener lugar”. Penélope, en la medida en que echa a perder, al destejerlo por la noche, el sudario que ha tejido durante el día, hace que tenga lugar el sentido de su vida que es la dificilísima espera de su amado Odiseo que lleva toda la vida ausente. O Sócrates, en la medida en que sabe que no sabe nada, se vuelve sabio.

Resultado de imagen de entretenimiento infinito videojuegos
¿La promesa de un entrenimiento infinito de un juego que nunca se acaba y que cada vez es más difícil es una alegoría de la búsqueda filosófica?




Th. Adorno (1903-1969). Dialéctica negativa:

 Resultado de imagen de Adorno



"Propiamente hablando, solo puede filosofarse, en general, cuando con la conciencia de su imposibilidad se intenta, no obstante, expresar lo inexpresable. El que capitula ante esto, el que no comienza lo imposible con la conciencia de su imposibilidad, mejor será que aparte las manos de este precario oficio. Está realmente "terre à terre", está "down to earth", es, por tanto, lo contrario de lo que se dice en el mito del carro y los corceles que, como se sabe, deben llegar hasta el sol. Y si este momento no queda contenido en una filosofía, aunque no se afirme que se consigue, aunque se sepa a conciencia que no se consigue, sin este momento de autoevaluación no es posible el pensamiento. Podría uno adentrarse y decir que el entusiasmo no es un simple estado subjetivo del alma, sino que radica propiamente en la objetividad de la filosofía, en lo que la filosofía quiere de los que a ella se dedican".


La filosofía tiene lugar "cuando con la conciencia de su imposibilidad se intenta, no obstante, expresar lo inexpresable". Como Penélope que cada noche, justo cuando va a terminar el sudario de Laertes y por fin va a entregarse a uno de los pretendientes que la esperan en palacio, decide, sin embargo, volver a destejerlo y renovar la esperanza de la vuelta de Odiseo. O como Aquiles, que decide seguir corriendo contra la tortura una carrera que no puede ganar. O el arquero que lanza su flecha de nuevo a un lugar donde la liebre, esquiva, aún no está, intentando adivinar sus futuros quiebros y, por fin, cazarla.

g) La lechuza: el animal filosófico.

12ª Cita y explica las características del saber filosófico.

Resultado de imagen de moneda lechuza y atenea

Una buena manera de insinuar qué se hace cuando se hace filosofía consiste en estudiar el simbolismo del animal filosófico, la lechuza, avalado por Aristóteles (s. IV AC) o Hegel (s. XIX). En esta moneda del siglo V AC aparecen la lechuza y Atenea, diosa de la sabiduría, conformando la cara y la cruz de esa moneda. Vamos a intentar explicar, entonces, la actividad filosófica a partir del simbolismo de la lechuza como animal filosófico:
 

- Ave nocturna y solitaria. El filósofo busca el conocimiento verdadero.

Aristóteles: Ética Nicomáquea.

“Los verdaderos argumentos parecen ser de gran utilidad no sólo para el conocimiento, sino también para la vida, porque, estando en armonía con los hechos, son convincentes, y así exhortan a los hombres inteligentes a vivir de acuerdo con ellos”

De la misma manera que la lechuza es capaz de quedarse sola y de ver en la oscuridad, la pregunta filosófica nos invita a quedarnos a solas con nuestros propios pensamientos para ver si somos capaces de iluminar esos pensamientos que hasta ese momento no arrojan ninguna luz. El sol en Platón (alegoría de la Caverna) o la "iluminación" en san Agustín, nos recuerdan que ver en la oscuridad siempre ha sido una metáfora del pensamiento filosófico. Sin embargo, esa luz de la que hablamos no es tanto la luz divina que lo ilumina todo, sino una pequeña oscuridad que nos permita empezar a ver en la oscuridad. Esa pequeña luz se llama "argumento". La palabra "argumento" viene del latín argumentum, compuesto del verbo arguere (argüir, dejar en claro) y el sufijo -mentum (-mento = instrumento, medio o resultado, como en monumento, instrumento y sacramento). Este verbo se relaciona con la raíz indoeuropea *arg- (brillar). Argumentando, es decir, aclarando un poco la oscuridad, es como la filosofía aporta conocimiento verdadero.

- Visión de 360 grados. Al filósofo le mueve un afán de universalidad.


 

Puede ocupar cualquier punto de vista. De cualquier tema. Hay más puntos de vista desde los que ver un asunto. Otros saberes se conforman con un solo punto de vista. No rehuye ninguna cuestión. Plantearse preguntas que no suelen hacerse. Y seguir planteando nuevas preguntas. Salir del narcisismo del único punto de vista.

Actitud esponjosa o de impregnación: el narciso solo tiene una visión, sabemos cómo entrarle y por dónde nos va a salir. El pensamiento esponjoso en cambio tiene muchas entradas y mucha salidas, no sabemos por dónde entrarle -es más difícil de manipular- ni por dónde nos va a salir -es más libre-. 


- Permanece expectante en lo alto, en una rama, antes de volar. La filosofía es un saber racional.

 

Los ojos del filósofo son la razón, pensar bien, preguntar bien, estar atentos a los pensamientos. Expectante como el cazador que busca su presa. Es el asedio filosófico del que habla Platón cuando Sócrates va a la caza de una definición. Expectante no es espectador. Su interés no depende del espectáculo. Su interés nace de su propia curiosidad.  La altura representa cierta vocación espiritual (existencia auténtica) que se sitúa por encima de las necesidades vitales (existencia inauténtica). Más allá de las urgencias de la vida (existencia inauténtica), le mueve el intento por elaborar una teoría racional sobre la realidad. Su arma de caza es la razón, el argumento. De ahí la importancia de pensar bien, de utilizar la inteligencia: valor, atención, impregnación. De hacerse buenas preguntas. Además nos hace libres, porque el poder no se basaría en una
ideología irracional sino en la argumentación.


- Vuela en la oscuridad y la confusión. La filosofía es un saber radical.

  
Se las tiene que ver con lo incómodo, con lo vergonzoso, con lo difícil de preguntar. Se mueve en su salsa en los asuntos no zanjados, a los que les falta claridad, desde perspectivas poco habituales.

No vuela en la oscuridad y la confusión para permanecer en ellas, sino para ir a la raíz de las cosas y desde ella iluminar lo que estaba oscuro. Profundizar como los místicos, atreverse a quedarse a solas con los propios pensamientos.

Reconocimiento de la ignorancia con conocimiento de causa. Aceptar la tristeza por tener que asomarse adonde uno no quería asomarse y la vergüenza por no saber dar razón de lo que queríamos saber. Y descubrir después si queremos aprender o no.


- Empieza su actividad cuando la de los demás han terminado. La filosofía es un saber de segundo grado.


Donde los demás solo hacen preguntas, los filósofos intentan hacer buenas preguntas. Espera a que sucedan las cosas para volver sobre ellas. Procura reabrir los asuntos zanjados. 

Apliquemos las características anteriores del saber filosófico a un debate filosófico sobre la felicidad:

1. Conocimiento verdadero: la pregunta por la felicidad es oscura porque resulta difícil llegar a una definición en la que todos estemos de acuerdo. Todos queremos ser felices pero no sabemos muy bien qué es la felicidad. Por lo tanto, la filosofía pretenderá aportar un poco de luz en esta oscuridad. Y lo hará argumentando, es decir, aclarando, igual que lo hace la primera luz del día, una pregunta tan difícil de responder. 

2. Racional: ¿cómo será un debate filosófico sobre la felicidad para que sea racional? No argumenta emocionalmente. La felicidad no es lo que nos gustaría que fuera o lo que sentimos que es. Sino aquello que seamos capaces de argumentar con razones. Ese es el motivo por el que una persona puede al mismo tiempo sentirse feliz pero no saber explicar con razones por qué.

Resultado de imagen de no seré muy listo pero sé lo que es el amor forrest gump
Forrest Gump. 1994



3. Universal: es cierto, como dice Aristóteles, que todos queremos ser felices. Pero, al preguntarnos, cada uno tendrá ideas distintas sobre qué es la felicidad. La filosofía aspira a aportar algún argumento con el que todos (universalidad) podamos estar de acuerdo. Es decir, si bien es difícil llegar a una definición definitiva de felicidad, quizá si sea posible decir algo sobre ella en lo que todos estemos de acuerdo.

4. Radical: ¿cómo aclara un debate, en este caso el de la felicidad, la filosofía? La filosofía trata de aclarar sus asuntos yendo a la raíz de las cosas (radical, raíz). Es decir, yendo al fondo de la cuestión. Y eso se hace preguntando por la esencia eso que busca. En este caso, ¿cuál es la esencia de la felicidad? Es decir, qué no puede faltar en alguien que se diga feliz para que en efecto lo sea.

5. Saber de segundo grado: la filosofía no estudia la felicidad directamente. Antes escucha lo que tienen que decir otros saberes (saberes de primer grado): la biología, psicología, neurociencias, etc. Y solo después (segundo grado), la filosofía se pone a estudiar el asunto.


Fernando Savater: Las preguntas de la vida.
  
"Lo cierto es que la filosofía es una actividad intelectual que viene "después" de la información positiva en los diversos campos del ser humano, no "antes". El filósofo carece de cualquier ciencia infusa que le permita hablar del hombre en general sin tener el mínimo conocimiento de antropología o psicología, profundizar en el lenguaje sin saber una palabra de lingüística o razonar sobre estética sin visitar museos, leer novelas o ver películas. Un pensador que hoy intentase hacer preguntas filosóficamente serias sobre la materia, ignorándolo todo de la física y la química actuales, sería un chamán o un nigromante, nunca un filósofo. (...). No todas las personas cultas son filósofos, pero no hay filósofos declaradamente incultos... y las ciencias son parte imprescindible de la cultura."
 
Que la filosofía sea un saber de segundo grado quiere decir que presupone otros saberes previos, “de primer grado” (saberes técnicos, políticos, matemáticos, biológicos…). Por eso, la filosofía, en su sentido estricto, no es “la madre de las ciencias”; más bien presupone un estado de las ciencias y de las técnicas suficientemente maduro para que pueda comenzar a constituirse como disciplina definida. Por ello las Ideas de las que se ocupa la filosofía brotan precisamente de la confrontación de los más diversos conceptos técnicos (confrontación socrática con todos aquellos que parecen saber algo).
 

h) La Alegoría de la Caverna.: ¿Girasoles mirando al suelo?
 
 Platón describió,​ en su alegoría de la caverna, un espacio cavernoso en el que se encuentran un grupo de hombres prisioneros desde su nacimiento, con cadenas que les sujetan el cuello y las piernas de forma que únicamente pueden mirar hacia la pared del fondo de la caverna sin poder nunca girar la cabeza. Justo detrás de ellos se encuentra un muro con un pasillo y seguidamente, y por orden de cercanía respecto de los hombres, una hoguera y la entrada de la cueva que da al exterior. Por el pasillo del muro circulan hombres portando todo tipo de objetos cuyas sombras, gracias a la iluminación de la hoguera, se proyectan en la pared que los prisioneros pueden ver.

Alegoría de la Caverna, por Markus Maurer.
 Estos hombres encadenados consideran como verdad las sombras de los objetos. Debido a las circunstancias de su prisión se hallan condenados a tomar únicamente por ciertas todas y cada una de las sombras proyectadas ya que no pueden conocer nada de lo que acontece a sus espaldas. 

Continúa la narración contando lo que ocurriría si uno de estos hombres fuese liberado y obligado a volverse hacia la luz de la hoguera, contemplando, de este modo, una nueva realidad. Una realidad más profunda y completa ya que ésta es causa y fundamento de la primera que está compuesta sólo de apariencias sensibles. Una vez que ha asumido el hombre esta nueva situación, es obligado nuevamente a encaminarse hacia fuera de la caverna a través de una áspera y escarpada subida, apreciando una nueva realidad exterior (hombres, árboles, lagos, astros, etc. identificados con el mundo inteligible) fundamento de las anteriores realidades, para que a continuación vuelva a ser obligado a ver directamente "el Sol y lo que le es propio",​ metáfora que encarna la idea de bien. 



 La alegoría acaba al hacer entrar, de nuevo, al prisionero al interior de la caverna para "liberar" a sus antiguos compañeros de cadenas, lo que haría que éstos se rieran de él. El motivo de la burla sería afirmar que sus ojos se han estropeado al verse ahora cegado por el paso de la claridad del sol a la oscuridad de la cueva. Cuando este prisionero intenta desatar y hacer subir a sus antiguos compañeros hacia la luz, Platón nos dice que éstos son capaces de matarlo y que efectivamente lo harán cuando tengan la oportunidad,​ con lo que se entrevé una alusión al esfuerzo de Sócrates por ayudar a los hombres a llegar a la verdad y a su fracaso al ser condenado a muerte. 

Resultado de imagen de alegoría de la caverna merlí
Merlí: la Alegoría de la Caverna.


Si la filosofía nos propone una tarea que a primera vista parece muy aconsejable: consiste, entre otras cosas, en poner patas arriba nuestras seguridades, en cuestionarlas, en revisar hasta que punto sabemos lo que creemos saber. Sin embargo, no son muchos lo que la practican. ¿Significa eso que no todos valen para plantearse buenas preguntas filosóficas? Al contrario, todos podemos hacerlo: somos seres inteligentes, capaces de pensar bien. Sin embargo, no todos quieren hacerse de verdad esas buenas preguntas. Quizá por pereza o quizá por miedo. Pero nunca por incapacidad. Sócrates ponía de manifiesto esta paradoja, de cómo el filosofar puede hacernos el mayor bien (distinguir la verdad de la falsedad) y sin embargo lo rechazamos a pesar de que está a nuestro alcance en cualquier momento en que queramos examinarnos.

1.3. Sócrates: utilidad inmediata de la filosofía.



13ª A pesar de la dificultad que entraña la filosofía, ¿en qué sentido su utilidad se descubre enseguida?

14ª ¿Cuál es la paradoja que afecta a la utilidad de la filosofía? ¿Cómo la descubrió Sócrates en las entrevistas con sus conciudadanos? ¿Cómo aparece reflejada en la Alegoría de la Caverna? 


Resultado de imagen de tábano
Tábano.
La filosofía es un decir que dice lo que es (la esencia de las cosas, lo que las cosas son). De esta forma, presenta las cosas, las trae a la presencia, las hace presentes. Quien dice bien (el amor o cualquier cosa) dice lo que es (el amor o cualquier otra cosa), lo hace aparecer o presentarse. 

 Sin embargo, la filosofía tiene una manera muy peculiar de hacer presente la verdad de las cosas. Asume que es una tarea tan compleja, tan difícil, que cuando alguien se presenta como experto en la verdad de una cosa no puede menos que interrogarle para ver si de verdad sabe de lo que habla. En la "Apología de Sócrates" Platón (427-347 A. C.) presenta a su maestro interrogando, por ejemplo, a los jueces, expertos en justicia que, sin embargo, no saben qué es la justicia. Lo cual de por sí no sería grave si no fuera porque ni siquiera ellos saben que no saben qué es la justicia, no están dispuestos a reconocerlo y además, en lugar de quedarle agradecidos, juran vengarse de Sócrates por dejarles en ridículo delante de los jóvenes que le acompañan. 

Platón: Apología de Sócrates.


"Examinando pues este hombre, de quien, baste deciros, que era uno de nuestros grandes políticos, sin necesidad de descubrir su nombre, y conversando con él, me encontré, con que todo el mundo le creía sabio, que él mismo se tenia por tal, y que en realidad no lo era. Después de este descubrimiento me esforcé en hacerle ver que de ninguna manera era lo que él creía ser, y hé aquí ya lo que me hizo odioso a este hombre y a los amigos suyos que asistieron á la conversación. Luego que de él me separé, razonaba conmigo mismo, y me decía:

—Yo soy más sabio que este hombre.

Puede muy bien suceder, que ni él ni yo sepamos nada de lo que es bello y de lo que es bueno; pero hay esta diferencia, que él cree saberlo aunque no sepa nada, y yo, no sabiendo nada, creo no saber. Me parece, pues, que en esto yo, aunque poco más, era mas sabio,porque no creía saber lo que no sabia".

En estos momentos fundacionales de la filosofía, Sócrates (470-399 A. C.), en su afán por decir qué son las cosas (por ejemplo, qué es la justicia), ya pone de manifiesto que el preguntar filosófico da enseguida sus frutos, no tanto diciendo qué son las cosas, sino identificando a los que pretenden saberlo y en realidad no lo saben. Ese primer fruto del dialogar filosófico es "sólo sé que no sé nada", sé lo que no sé. Y ese punto de partida me pone ya en la dirección de querer saber (filo: querer; sofía: saber). Y ahí es donde empiezan las cosas a ponerse serias. Porque en todos los demás diálogos de Platón en que Sócrates es el protagonista, una vez reconocida la ignorancia sobre lo que se busca (el amor, la justicia, la belleza, la verdad...), mostrar la esencia de eso que se busca se antojará siempre una tarea que cuando está a punto de lograrse se escapa como un pez que creíamos haber pescado.

1.4. Aristóteles.


15ª  Cita y explica las tres definiciones de filosofía que presenta Aristoteles.


Aristóteles define la filosofía como la ciencia buscada (de lo mejor), que practicamos porque podemos (no así los animales o los dioses), y que comienza por la admiración.


Jenófanes de Colofón (Nacido entre el 580 a. C. y el 570 a. C. - muerto entre el 475 a. C. y el 466 a. C.:


“Los dioses no revelaron todas las cosas desde el principio a los mortales, sino que, por la
búsqueda, llegan estos con el tiempo a encontrar lo que es mejor”.

a) Como filósofo presocrático, de qué cosas habla Jenófanes y a qué se referirá con "lo que es mejor".
b) ¿Crees que este fragmeno pudo influir en la visón que Aristóteles tiene de la filosofía?

Aristóteles: Metafísica. 
“Es necesario, en relación con la ciencia que buscamos, examinar primero las dificultades que es preciso plantearse en primer lugar”.
- ¿A qué ciencia se refiere Aristóteles y por qué la buscamos?
- ¿Qué dificultades están presentes en toda búsqueda filosófica? 

a) "La ciencia buscada" y su dificultad.
Antes que una pieza cobrada (la liebre atravesada por la flecha), una carrera ganada a la tortuga o un sudario terminado, la filosofía no es un saber ya constituido, sino, como dice Aristóteles, es la "ciencia buscada" sin sosiego en la tensión que produce el "estar a punto de". Que incluye:


- Abrazar más fuerte la incertidumbre que la certeza.


En efecto Penélope, abraza más fuerte la incertidumbre del regreso de Odiseo que el reclamo de los pretendientes que la esperan en el palacio. La incertidumbre de cómo la flecha está a punto de cobrarse a la liebre en una aproximación siempre diferida. Como Aquiles, que cuando ya parece que alcanzará a la tortuga se encuentra con un nuevo tramo que los separa. La ignorancia sobre qué es el amor aviva el deseo de buscar qué es el amor de verdad cuyo fruto, en el mejor de los casos, es "estar a punto de saber qué es".

- Abrazar esa incertidumbre está lleno de sentido: el paso del mito al logos.


Enfrentarse cada noche con la decisión de destejer el sudario tejido durante el día. O creer que uno es un mal cazador porque no acaba de cobrarse la pieza. O Aquiles un mal corredor porque ni siquiera pueda ganar una carrera a una tortuga. O, como Sócrates, aceptar que es el hombre más sabio de Grecia porque mientras que los demás "no saben que no saben lo que creen saber" (por ejemplo, el juez no sabe qué es la justicia"), él sabe que no sabe.

b) Filosofamos porque podemos: utilidad de la filosofía.

Esta incertidumbre sobre la verdad definitiva de las cosas nos coloca en nuestro lugar como seres humanos. En efecto: 

- Los animales no saben lo que no saben. Al ignorar lo que desconocen, no pueden amar saberlo y por eso, literalmente, no pueden ser filósofos (filo: amor; sofós; sabiduría).


Pessoa lo dice mejor:


"El hombre no sabe más que los otros animales; sabe menos. Ellos saben lo que necesitan saber; nosotros no."

- Los dioses tampoco pueden ser filósofos porque lo saben todo. Su clepsidra es eterna, disponen de todo el tiempo y por lo tanto hemos de confiar en que ellos ya no tiene preguntas sobre lo mejor que nos puede pasar. Por eso no son filósofos, no aman saber, porque ya lo saben todos, son "sofós", sabios.

Sin embargo, como hemos dicho al señalar la utilidad de la filosofía, ésta nos pone en seguida en nuestro lugar como seres humanos. Despertándonos de nuestro sopor si es que nos comportamos como animales que ni siquiera son capaces de saber lo que no saben, pero tampoco actuando como dioses haciendo ostentación de saberlo todo sobre un determinado asunto. Al recordarnos que podemos filosofar, la filosofía nos recuerda lo que somos (seres humanos) y lo que no somos (animales o dioses) para que nos  pongamos a la altura de lo que nos corresponde.


  John Dewey (1859-1952): Lógica. Teoría de la investigación:
 Resultado de imagen de John Dewey


«La calificación de una situación de problemática no lleva, sin embargo, muy lejos a la investigación. Pero representa el paso inicial en el planteamiento de un problema. Un problema no es una tarea a realizar que una persona se impone a sí misma o que le es impuesta por otras, como lo serían esos llamados "problemas" aritméticos de la tarea escolar. 'Un' problema representa la trasformación parcial por la investigación de una situación problemática en una situación determinada. Es un dicho familiar y muy significativo que un problema bien planteado se halla medio resuelto. Encontrar qué problema y problemas son los que una situación problemática presenta a la investigación, significa hallarse ya avanzado en la investigación. Desconocer el problema implicado hace que la investigación subsiguiente sea insignificante o marche desviada. Sin un problema, no hay más que palos de ciego. El modo en que se concibe el problema decide sobre la clase de sugestiones que se examinan y las que se rechazan; los datos que se seleccionan y los que se abandonan; es el criterio que decide sobre la importancia o la falta de ella de hipótesis y de estructuras conceptuales."



c) La filosofía comienza por la admiración (contra el rechazo de la filosofía).




Aristóteles decía que la filosofía nació de la admiración. Según el filósofo griego, lo que llevó a los hombres a filosofar fue el hecho de advertir que la realidad tiene logos, sentido, racionalidad. La realidad misma es admirable porque no es un caos, sino un cosmos, es decir, un conjunto ordenado de seres que siguen leyes racionales.

La admiración, por la que comienza la filosofía, se genera en la dialéctica negativa de la que más arriba hablaba Th. Adorno: "solo puede filosofarse, en general, cuando con la conciencia de su imposibilidad se intenta, no obstante, expresar lo inexpresable". Esta es también una de las características del saber filosófico: el conocimiento verdadero. Ese que representábamos con el animal filosófico, la lechuza, capaz de ver en la oscuridad. O aún mejor, con el "argumento", que es la primera luz del amanecer, justo cuando la noche es más fría y oscura. Cuando parece que no hay sentido y que el absurdo lo cubre todo, como Sísifo condenado por los dioses a subir una pesada piedra por la ladera de una montaña para dejarla caer y vuelta empezar eternamente, justo entonces, se ofrece un sentido, una luz, un argumento, un logos. Sin que, como en el caso del prisionero (en la Alegoría de la Caverna del diálogo de Platón "República"), sepamos muy bien por qué el pudo liberarse de las cadenas, darse la vuelta y comenzar a ver de otro modo. Ese logos, ese sentido, esa luz, ese argumento, que se ofrece, que nos ocurre allí donde no se le esperaba, es el que despierta la admiración, comienzo de toda filosofía.

2. El origen de la filosofía.

2.1. Las actividades esenciales de los griegos y su relación con la filosofía.


 Resultado de imagen de asia menor mileto filosofía
16ª ¿Qué contexto socioeconómico es preciso para que podamos filosofar?

La filosofía aparece por primera vez en el siglo VI a.C. en Asia Menor (actual Turquía), en la ciudad de Mileto, que era una colonia griega. ¿Casualidad o causalidad? Es decir, la filosofía,  ¿nace en ese preciso lugar como podría haber surgido en otro o, por el contrario, se dan cita en esa ciudad de Mileto un contexto que, como un caldo de cultivo, contiene los componentes para que pueda brotar el pensamiento filosófico?

Las razones que apoyan la segunda opción son muy convincentes.  De hecho, podemos afirmar que el contexto que se da en Mileto en esa época es el contexto necesario para que aparezca la filosofía en cualquier otro momento. Estas son sus características:

a) La actividad comercial de estos colonos griegos era lo suficientemente floreciente como para que les dejara tiempo libre para poder dedicarse a otras cosas que no estuvieran marcadas por las urgencias de la supervivencia. La filosofía, de hecho, no puede brotar cuando la preocupación por sobrevivir ocupa todo el tiempo y todo el esfuerzo. Sócrates, siglos más tarde, puede salir cada mañana de su casa al encuentro de interlocutores con los que practicar el diálogo filosófico, porque se puede permitir el lujo de vivir sin tener que dedicar todo su tiempo a trabajar.

Resultado de imagen de proletariado
¿Quiénes pueden y quiénes no pueden filosofar?


b) Además de la actividad comercial, los griegos, aunque devotos de sus mitos y religiones, sin embargo nunca estuvieron bajo el poder de una autoridad religiosa que castigara a todo aquel que se atreviera a pensar de manera diferente a la que marcaban los relatos míticos. Más aún, ya no solo la tolerancia religiosa, sino también la tolerancia política que permitía el debate público entre los ciudadanos sin miedo a que sus puntos de vista supusieran una amenaza para su vida. Sócrates, de nuevo, puede desafiar con sus preguntas filosóficas a los personajes poderosos de Atenas. Es cierto que al final será condenado a muerte acusado por estas personas, pero hasta ese momento, pudo dedicar toda su vida, hasta llegar a viejo, a actuar como tábano de los que se creían sabios sin que fuera molestado por nadie.

Resultado de imagen de falun gong
¿Es posible filosofar cuando al cuestionar te juegas la vida?


c) Por último, los colonos griegos, comerciantes y marineros, están acostumbrados a los movimientos migratorios y al encuentro con personas de otras lenguas, culturas, religiones, sistemas políticos, etc. Este cosmopolitismo  propicia el encuentro entre formas de pensar diferentes y el debate de ideas. Sócrates solo puede poner en funcionamiento su método filosófico en la medida en que puede encontrar personas que, al menos de entrada, sepan sobre asuntos que él desconoce. El encuentro con el diferente suscita curiosidad y deseo de aprender lo que éste pueda enseñarnos.  

Resultado de imagen de grupo de facebook donde todos piensan igual
Los grupos que se forman en las redes sociales donde todos piensan igual, ¿es un buen caldo de cultivo para que surva el pensamiento filosófico?


2.2. Origen histórico de la filosofía: el paso del mito al logos, el arjé de la physis, Heráclito y Parménides.

17ª Explica la expresión "paso del mito al logos".

18ª Formula, explica e indica cómo discutieron los presocráticos el primer gran problema filosófico.
 
 Hemos descrito el contexto socioeconómico en el que no solo nació la filosofía, sino que describe la fórmula magistral del caldo de cultivo en el que puede brotar el pensamiento filosófico: tiempo libre, tolerancia y encuentro con formas de pensar diferente. Sin embargo aún no hemos dicho qué había antes de la aparición de la filosofía ni qué filosofía apareció en ese momento. A lo que había antes, lo llamaremos "mito". A lo que apareció después, "logos". Y nos referiremos a este proceso como "el paso del mito al logos".
 
a) El paso del mito al logos.
 


¿Cómo responden a las preguntas sobre lo mejor que nos puede pasar los mitos de Homéro (La Ilíada, La Odisea) y Hesíodo (Cosmogonías).

- En primer lugar, los autores de los mitos reconocen que solo pueden redactar sus narraciones bajo la inspiración de las musas. Sus relatos son oráculos divinos. Son escritores elegidos por los dioses. Y esa elección es su fuente de credibilidad.

- Los protagonistas de sus relatos son dioses y héroes. Todo lo que sucede está referido a alguno en concreto.

- Por último, el hilo conductor de los relatos míticos son las pasiones de los dioses: venganza, lujuria, celos, deseo, etc, que los seres humanos viven como una fatalidad. Es decir, las pasiones de los dioses marcan el destino de los hombres.


Sin embargo, la actividad económica comienza resquebrajar la confianza que los griegos depositaban en sus mitos. El afán por colonizar nuevos territorios para mejorar sus actividades comerciales, les llevó a financiar expediciones geográficas de exploración con el fin de cartografíar (es decir, representar con mapas) esos lugares que querían incorporar a su actividad económica. Para su sorpresa, las descripciones que de ellos hacían la Iliada y la Odisea no coincidían con lo que los exploradores constataban cuando los visitaban. Como mínimo, ese desfase entre la geografía de los mitos y la de los exploradores abrió una veta en la actividad cultural de los griegos: había asuntos sobre los que era mejor fiarse más de la propia investigación que de lo que cuentan los mitos.

De se modo, de igual manera que aparece una cartografía científica, no mítica, aparece también una nueva manera de pensar las preguntas más importantes que nos podemos plantear. A esa nueva manera la llamaremos "logos" o filosofía. Comparemos sus características con las que hemos mencionado del mito más arriba.

- Los filósofos no necesitan estar inspirados por los dioses. La filosofía está al alcance de cualquiera que decida pensar por sí mismo.

- Los protagonistas de sus explicaciones míticas no son dioses (por ejemplo Poseidón), sino elementos materiales presentes en la naturaleza (como el agua).

- Y el hilo conductor no son las irracionales pasiones caprichosas de los dioses que marcan fatalmente el destino de los hombres. Sino explicaciones lógicas y racionales que permanecen más allá de esas pasiones, con lo que los seres humanos, en cierta manera, desvinculan su destino de la vida de los dioses y lo
comienzan a vincular a lo que ellos son capaces de comprender y explicar con razones.





Isiah Berlín (1909-1997). Lo singular y lo plural. Conversaciones con Steven Lukes.


 "Quentin Skinner dice acertadamente que solo podemos comprender por completo las ideas si comprendemos las circunstancias politicas en las que se producen, si comprendemos contra quiénes iban dirigidas y a favor de quiénes fueron planteadas, así como cuáles fueron las consecuencias de determinados desarrollos políticos y sociales. Estoy de acuerdo con esto, pero la esencia de las ideas mismas no emerge de los relatos históricos de Skinner. Si él tuviera razón, seríamos incapaces de comprender a Platón o a Aristótes. No sabemos qué aspecto tenía realmente Atenas. Solo tenemos una vaga idea, desconocemos si era como una ciudad del Caúcaso o como Beirut. No sabemos en qué clase de sociedad vivía Aristóteles cuando instruía a Alejandro Magno, cómo era la vida diaria. Desconocemos cuáles eran los valores morales: los historiadores, los dramagurgos y los oradores no nos ofrecen suficientes evidencias. Y, sin embargo, las ideas en sí mismas han perdurado; han inspirado y emocionado a las personas durante más de dos mil años. Si no se dan los requisitos de Skinner, ¿cómo es eso posible? La comprensión de las ideas no puede depender únicamente de una comprensión adecuada del contexto. Obviamente, conocer el contexto ayuda, y cuanto más lo conozcamos, mejor. Lo que Skinner dice es por supuesto muy valioso, e incluso puede resultar muy revelador. Pero lo que logro captar de Maquiavelo, incluso si está incompleto, me parece más importante que saber si escribió o no un manual para príncipes que se parecía o no a otros manuales."



b) El primer gran problema filosófico de los filósofos presocráticos.

 
En este contexto de tiempo libre, libertad y cosmopolitismo, aparece la filosofía como una actividad del pensamiento capaz de explicar el funcionamiento de la naturaleza por medio de elementos materiales y de argumentaciones que cualquiera puede encontrar si se atreve a pensar. Ahora bien, ¿cuál fue la primera pregunta a la que
intentaron responder estos primeros filósofos?

- ¿Cuál es el arjé de la physis?

Se considera a Tales de Mileto. (624-546 a. C.) el primer filósofo de la historia. Su mayor preocupación consistió en intentar averiguar si existe en la naturaleza (physis) algún principio (arjé) o elemento primordial que explique su origen y su funcionamiento. Tales de Milito señaló el agua, elemento material presente en la naturaleza, como arjé de la physis. En efecto, el agua está presente en los tres estados de la materia (sólido, líquido y gaseoso), por lo que parece razonable que todo proceda del agua, que el agua esté presente en todo y que sean sus cambios de estado los que expliquen los cambios y la diversidad que observamos en la naturaleza.

Sin embargo, nos lo temíamos, ante una buena respuesta filosófica surgen nuevas, mejores y más difíciles preguntas. Como no podía ser de otra manera, a la primera pregunta filosófica le ocurrió lo mismo.


- El problema del ser y del devenir.

 Resultado de imagen de poema de parménides



Si el agua es el principio que origina la naturaleza, que está presente siempre en ella y que es la causa de todos sus cambios, ¿qué es entonces la naturaleza, el agua o las distintas maneras en que se nos presenta? Dicho de otro modo, ¿qué define más propiamente al todo, lo que siempre está presente (el agua) o las distintas formas en que se presenta (todo lo que existe que es sólido, líquido, gaseoso y sus distintas maneras de aparecer)? La naturaleza, ¿es ser (lo que no cambia) o es lo que no deja de cambiar (devenir)?


Notemos que la pregunta es pertinente, porque parece que repugna a nuestra razón que algo pueda ser definido a la vez con una afirmación y su contrario. A esto lo llamamos contradecirse y suele ser un indicio preocupante de que estamos en un error. En efecto, si decimos que la naturaleza es al mismo tiempo ser y devenir, permanencia y cambio, ¿no estamos incurriendo en el error de creer que hemos definido algo cuando en realidad lo hemos enfrascado en una contradicción?


Este debate sobre si la naturaleza permanece o cambia alimenta el primer "enfrentamiento" de la historia de la filosofía que reúne a Heráclito (representante del cambio y del devenir) y a Parménides (defensor de la permanencia del ser).
 



Para Parménides (530-515 A. C.), el cambio y la multiplicidad de la naturaleza es solo aparente. Porque sea cuál sea la apariencia que tomen las cosas de la naturaleza, para tomar conciencia de esos cambios tienen que "ser". Y ese ser "algo" que cambia es una ley fija, un arjé presente en todas las cosas. De ese modo, si queremos mostrar la verdad de algo, antes que en su diversidad tenemos que mostrar que es "algo" y que ese ser algo es lo más verdadero que se puede decir de él.



Por su parte, Heráclito (540-480 A. C.) hará más hincapié en el devenir que en el ser. Entiende por "devenir" la incansable transformación de todas las cosas naturales. Afirma con lenguaje poético que "no te puedes bañar dos veces en el mismo río". De ese modo pone de manifiesto que la verdadera esencia de las cosas es la imposibilidad de desligarlas del tiempo y del cambio.



Resultado de imagen de el ser y el devenir

Esta tensión entre el ser de Parménides y el devenir de Heráclito, será la que inspire el nacimiento filosófico de la filosofía en los diálogos escritos de Platón. El diálogo es el devenir, el texto es el ser. La grandeza de Platón, entre otras cosas, estriba en hacer de esa paradoja (¿las cosas son o devienen, son siempre lo mismo o cambian sin cesar?) el asunto mismo de la filosofía y convertirlo en la manera en que la filosofía se muestra y muestra la verdad de las cosas: abrazar (ser) lo que está a punto (devenir) de mostrar su verdad.

 2.3. Origen filosófico de la filosofía: los diálogos escritos de Platón.


Resultado de imagen de Diálogos de Platón


19ª A pesar de que desde el punto de vista histórico la filosofía ya existía tres siglos antes de que Platón apareciera en escena, ¿por qué consideramos que sus Diálogos son el verdadero origen filosófico de la filosofía?



Precisamente en sus "Diálogos escritos", Platón escenifica la esencia de esta búsqueda filosofica. La dificultad para escribir un diálogo es la misma que para cazar una liebre que corre. La escritura de un diálogo es también un ejercicio de anticipación de cómo se va a desarrollar el diálogo, de por sí abierto e impredecible. El diálogo aún no ha llegado al final, ni siquiera sabemos cuál será ese final y, sin embargo, ya lo tenemos escrito. De ese modo mantiene a la vez el proceso de búsqueda abierta y viva del diálogo (que no podemos saber cómo terminará hasta que termine), y el final anticipado que permite la escritura. Ese final anticipado es la apuesta del cazador que adivina el lugar en el que estará la liebre y allí apunta. Pero el carácter abierto del diálogo deja siempre pendiente la cuestión de si esa anticipación que propicia la escritura habrá o no dado en el blanco. El origen filosófico de la filosofía en estos diálogos escritos consiste en colocarnos en ese "estar a punto de"... que llegue la flecha a la liebre, que Odiseo pueda llegar en cualquier momento, que Aquiles alcance a la tortuga o que sepamos qué es el amor. Tejer y destejer, dialogar y escribir, animados por el amor a Odiseo, metáfora de lo mejor, ciencia buscada a la que le gusta esconderse (como la liebre que se escapa), hacernos esperar (como Odiseo en la guerra de Troya), casi más allá de nuestras propias posibilidades. Bajo cuyo influjo pasa la vida a salvo de los depredadores de nuestra desesperanza.

Resultado de imagen de jazz improvisación
La improvisación en el Jazz, ¿comparte la intención que persigue Platón con sus Diálogos (escritos)?

La improvisación es una de las características definitorias del jazz. Los músicos parten de unos esquemas previos y de sus conocimientos y habilidades adquiridas a través de sus años de estudios para ejecutar solos improvisados sobre la estructura armónica de los temas. Un solo es, por definición, una pieza musical ejecutada por un instrumentista con o sin acompañamiento. Para crear un solo, los músicos necesitan conocer algunos elementos básicos, como la estructura de acordes del tema sobre el que están ejecutando el solo, la función que cada acorde juega dentro de la estructura armónica del tema o las escalas que se derivan de cada uno de los acordes que componen el tema, y luego deben integrar todos esos elementos con la melodía, que servirá en muchos casos como "guía" para el solista. Además deben disponer de los conocimientos y la experiencia necesarios para poder interpretar toda esa información, lo que en la práctica significa conocer a fondo el lenguaje del jazz y de sus distintos dialectos: jazz tradicional, swing, bebop, hard bop y las innovaciones rítmicas y armónicas que tuvieron lugar después.

Miguel Ángel Hernández Saavedra:

"Una clase MAGISTRAL no es esa cosa contra la que ejercen su violencia nadificante algunos pedagogos (antiguos esclavos atenienses), sino una acción que se eleva a la categoría de CLASE porque yo te hablo, tú me escuhas y, entre ambos, alguien toma la palabra, devolviéndola transformada a su origen".


3. El aprendizaje de la filosofía.

3.1. No solo pensar, sino pensar bien (Luri).

En el siguiente texto, Gregorio Luri nos ayuda a aclarar el tipo de pensamiento que se practica cuando se practica el pensamiento filosófico. Cómo ha de ser la relación del alumno de filosofía consigo mismo y con su profesor. Y el origen de la inteligencia y de la motivación que se necesitan para practicar el saber filosófico.
 

Gregorio Luri: El valor del magisterio.

 Resultado de imagen de Gregorio Luri



"Todos nos hacemos preguntas, pero no suelen ser buenas preguntas. Millones y millones de hombres han visto caer manzanas de los arboles. Pero para ver en su caída el esbozo de una ley científica, se necesita tener educada científicamente la mirada. Para pensar bien hemos de aprender a quedarnos a solas con nuestros pensamientos y a hacerles las preguntas adecuadas. Hay quien no puede hacerlo por incapacidad para dominar su atención. Nuestra querencia espontánea no es la concentración, sino la dispersión. Por eso mismo, la facultad de controlar la atención es el verdadero fundamento de la inteligencia, del carácter y de la voluntad. Cuando se dice que el conocimiento debe ser construido por el alumno, debemos preguntarnos si ese alumno tiene ya educada la capacidad atencional, porque, de lo contrario, estará construyendo un blindaje a su narcisismo. La verdad es que no hay nada en el conocimiento que le impida ser transmitido. Obviamente se puede transmitir mejor o peor, pero el buen profesor nos evita perdernos en los laberintos de nuestras distracciones. La tortura mas cruel es la del maestro que no tiene nada que enseñar, decía Erasmo. Tenia razón, porque aprendemos, fundamentalmente, por impregnación."


a) Pensar bien.


El autor distingue entre hacerse preguntas y hacerse buenas preguntas. Entre pensar y pensar bien. Aunque la filosofía es una actividad racional, del pensamiento, no la necesitamos filosofía ni para hacernos preguntas ni para pensar, sino para pensar bien y hacer buenas preguntas. Todos pensamos y nos hacemos preguntas, pero no todos nos hacemos buenas preguntas ni pensamos bien. Afortunadamente a pensar bien se puede aprender. ¿Cómo?


- Atreviéndose a quedarse a solas con los propios pensamientos.


- Desarrollando la atención y la concentración en esos pensamientos.


- Rompiendo la cápsula del propio narcisismo.


- Conociendo lo que los grandes maestros de la filosofía pueden enseñarnos.


- Desarrollando una actitud de impregnación ("Bob Esponja").


b) Narcisismo e impregnación.


El narcisismo, que es todo lo contrario a la actitud de impregnación, rechaza cualquier pregunta que le pueda cuestionar y la percibe como una amenaza que hay que eliminar. El narciso utiliza el pensamiento para anular todo aquello que no reafirme su punto de vista. Piensa para defenderse de lo que pueda amenazar su blindaje. Construye una ideología de sí mismo y solo acepta a sus seguidores. Pero, si el aprendizaje es por impregnación, ¿que condiciones se tienen que dar en el profesor y en el alumno, respectivamente? El profesor ha de tener algo que enseñar y el alumno ha de romper su coraza narcisista y volverse esponjoso. ¿Cómo son las buenas preguntas filosóficas?


- Te hacen plantearte buenas preguntas.


- Las que no se hace todo el mundo que piensa pero no piensa "bien".


- Las que te llevan adonde no habías pensado que podrías ir.


c) Motivación e inteligencia.

La motivación sería algo pasivo si procediera de la clase como un espectáculo al que no puedo dejar de prestar atención por sus efectos especiales. Pero es algo activo, porque procede de la propia fuerza de voluntad alimentada por el deseo de plantearse buenas preguntas. 


Ya que la filosofía es una actividad racional en la que es imprescindible hacer buenas preguntas y pensar bien, podríamos considerar si ese tipo de inteligencia filosófica es un don que unos tienen y otros no. Para empezar, habría que decir que la inteligencia no es un don porque todos los seres humanos somos inteligentes: lo que todos tenemos no puede ser un don. Tampoco es un don porque aquellos seres humanos inteligentes que además se hacen buenas preguntas lo hacen como consecuencia de una práctica, que supone valentía para quedarse a solas con los propios pensamientos, fuerza de voluntad para mantener la atención, humildad para vencer el narcisismo y motivación para impregnarse de lo que los filósofos nos pueden enseñar. Por lo tanto, la inteligencia no es un don sino una VIRTUD.

3.2 Del misticismo al afán de superficialidad.

La diferencia entre mística y filosofía nos ayudará a entender cómo se relacionan dos de las características del saber filosófico: su radicalidad y su búsqueda del conocimiento verdadero (argumentos clarificadores).

21ª ¿En qué consiste el afán de superficialidad de la Filosofía del que habla José Ortega y Gasset?

José Ortega y Gasset (1883-1955). ¿Qué es filosofía? y otros ensayos.

"El misticismo tiende a explotar la profundidad y especula con lo abismático, por lo menos, se entusiasma con las honduras, se siente atraído por ellas. Ahora bien, la tendencia de la filosofía es de dirección opuesta. No le interesa sumergirse en lo profundo como a la mística sino, al revés, emerger de lo profundo a la superficie. Contra lo que suele suponerse es la filosofía un gigantesco afán de superficialidad —quiero decir, de traer a la superficie y tornar patente, claro, perogrullesco si es posible, lo que estaba subterráneo misterioso y latente. Detesta el misterio y los gestos melodramáticos del iniciado, del mistagogo".


Resultado de imagen de warhol
Andy Warhol (1928-1987)


Comentemos algunos de los conceptos que utiliza Ortega en este texto:


La filosofía comparte con la mística una parte del camino pero luego ambas se separan. El misticismo es la práctica del encuentro con lo divino en el interior del ser humano. Especular: consiste en describir lo que se ve en el espejo (“speculum”), en este caso, lo que cada uno ve dentro de sí mismo cuando se encuentra con lo divino. En la profundidad sin fondo en el que hacer pie, el encuentro dentro de uno mismo con lo divino infinito es abismático, uno se pierde dentro de su propio espíritu al intentar encontrarse con lo infinito divino. La mística sería caer dentro de uno mismo como en un pozo sin fondo del que no se puede salir.


Patente es lo contrario de latente. Latente es lo que está oculto, mientras que "tornar patente" es convertir en algo claro y público aquello que parecía oscuro y privado. El místico muchas veces no puede hablar de sus pensamientos porque no tiene palabras. El filósofo en cambio se exige a sí mismo buscar las palabras para hablar de lo que otros no pueden. El filósofo está entre el superficial que nunca se ha sumergido y el místico que se ha sumergido y nunca ha salido a la superficie. El filósofo se sumerge (radicalidad) para luego emerger a la superficie y hacer patentes los pensamientos latentes (conocimiento verdadero) a los que ha estado atento. 

Este doble movimiento de la filosofía de inmersión (radicalidad, ir al fondo de las cosas, ir a la raíz de los problemas) y emerger (sacar a la luz, dar a luz, argumentar, clarificar) son también los movimientos de Sócrates en el alegoría de la Caverna. Sale del fonde de la cueva a la luz del sol y vuelve a rescatar a los esclavos que siguen dentro para que ellos también puedan ver con claridad.




3.3. De las mistificaciones a la crítica.


22ª ¿Cómo nos lleva la filosofía, según Gilles Deleuze, de las mistificaciones a la crítica?

Aunque la filosofía se distancia de los dos, conviene no confundir “misticismo” con “mistificación”. El primero busca lo profundo para quedarse en ello y contemplarlo. El segundo pretende alterar la verdad de las cosas, ocultar lo que son. La filosofía, en el diálogo y el texto, busca sacar a la superficie la esencia de las cosas, que en ningún caso puede adoptar la imagen de la posverdad.

Gilles Deleuze (1925-1995). Nietzsche y la filosofía.

"Cuando alguien pregunta para qué sirve la filosofía, la respuesta debe ser agresiva, ya que la pregunta se tiene por irónica y mordaz. La filosofía no sirve ni al Estado, ni a la Iglesia, que tiene otras preocupaciones. No sirve a ningún poder establecido. La filosofía sirve para entristecer. Una filosofía que no entristece o no contraria a nadie no es filosofía. Sirve para detestar la estupidez, hace de la estupidez una cosa vergonzosa. Sólo tiene éste uso: denunciar la bajeza del pensamiento en todas sus formas.

Noam Chomsky manipulación 1 culturainquieta 

¿Existe alguna disciplina fuera de la filosofía que se proponga la crítica de todas las mistificaciones, sea cual sea su origen o su fin? Denunciar todas las ficciones sin las que las fuerzas reactivas (del resentimiento y la mala conciencia) no podrían prevalecer. Denunciar en la mistificación esa mezcla de bajeza y de estupidez que forma también la asombrosa complicidad de las victimas y sus autores. En fin, hacer del pensamiento algo agresivo, activo y afirmativo. Hacer hombres libres, es decir, hacer hombres que no confundan los fines de la cultura con el provecho del Estado, la Moral o la Religión. Combatir el resentimiento y la mala conciencia que ocupan el lugar del pensamiento. ¿Quién a excepción de la filosofía se interesa por ello? La filosofía como crítica nos dice lo más positivo de sí misma: empresa desmitificadora. Y, a éste respecto, que nadie se atreva a proclamar el fracaso de la filosofía. Por muy grandes que sean la estupidez y la bajeza serían mucho mayores si no subsistiera un poco de filosofía que, en cada época, les impidiera ir todo lo lejos que querrían. Le prohíbe respectivamente, aunque sólo sea por el qué dirán, ser todo lo estúpida y lo baja que cada una por su cuenta desearía. No les son permitidos ciertos excesos, pero ¿quién, excepto la filosofía, se los prohíbe?Resultado de imagen de Deleuze¿Quíén les obliga (a los filósofos) a enmascararse, a adoptar aires nobles e inteligentes, aires de pensador? Ciertamente existe una mistificación propia de la filosofía; la imagen dogmática del pensamiento y la caricatura de la crítica lo demuestran. Pero la mistificación de la filosofía empieza a partir del momento en que ésta renuncia a su papel… desmistificador, y tiene en cuenta los poderes establecidos: cuando renuncia a detestar la estupidez, a denunciar la bajeza. (…) desde Lucrecio hasta los filósofos del siglo XVIII supieron del arte del pensar, un arte crítico. Supieron decirles a los hombres lo que ocultaba su mala conciencia y su resentimiento. Supieron oponerse a los valores y los poderes establecidos aunque no fuera más que por la imagen del hombre libre. Después de Lucrecio ¿cómo es posible aún pensar para qué sirve la filosofía?"

 Noam Chomsky manipulación 9 culturainquieta

Noam Chomsky (1928- ), nos ofrece diez estrategias de manipulación que son otras tantas formas de mistificación:

1. La distracción: desviar la atención de las masas con cosas como el fútbol, la telerrealidad, las series de tv, los juegos en línea o noticias que parecen más importantes que las que de verdad lo son.

2. Problema-Reacción-Solución: se da cuando el poder y los gobiernos dejan, de manera premeditada, de atender un problema, nos hacen ver que la solución debe externalizarse y ellos mismos proponen el arreglo a ese problema que han creado; empeorar, a propósito, un servicio público para justificar su privatización es una maniobra muy común.

 3. La gradualidad: las subidas de impuestos o la reducción de los derechos laborales se hacen poco a poco para que sean imperceptibles, para que cuando caigamos en la cuenta ya sea tarde.

4. Diferir: consiste en tomar decisiones perjudiciales en el momento prometiendo que reportarán beneficios en un futuro, beneficios que nunca llegarán para cuando ya estemos acostumbrados y no rechacemos la nueva y perjudicial situación generada.

 5. Infantilizar al público: en la televisión, la publicidad o las campañas electorales se tiende a tratar al publico de manera infantil y paternalista con el objetivo de anular su pensamiento crítico.

6. Apelar a las emociones: se busca jugar con la parte sensitiva de los cerebros para no estimular la reflexiva; anular nuestro lado racional hace que nos quedemos con un mensaje global, no con los elementos específicos que esconde.

7. Crear públicos ignorantes: crear brechas entre la educación pública y la privada o no proporcionar las herramientas necesarias para culturizar son dos procesos habituales. Por ejemplo, se sigue ridiculizando a "los ratones de biblioteca", en cantidad de películas o series; ser inteligente o inquieto es sinónimo de ser un perdedor en la estructura social.

8. Promover públicos complacientes: los medios, las redes, la radio o la televisión promueven estilos de vida superficiales haciéndonos creer que es lo que está de moda, que es a lo que debe aspirarse, matando, de esta manera, dos pájaros de un tiro; por un lado crean un dócil rebaño, y por otro, una sociedad de consumo que va a mantener la maquinaria capitalista siempre en marcha.

9. Refuerzo de la autoculpabilidad: si nos hacen creer que nuestro entorno es idílico, un fallo en nuestra economía personal o un fracaso laboral es sólo culpa nuestra; nuestras crisis son nuestras por haber vivido por encima de nuestras posibilidades, no lo olvidemos.

10. Conocimiento minucioso del ser humano: la ciencia y la psicología ha recopilado una ingente cantidad de información sobre los comportamientos del ser humano, pero esa información privilegiada sólo la usan unos pocos en beneficio propio, porque sólo unos pocos tienen acceso a ella.








Michel Cressole:  Deleuze. Prefacio escrito por el propio Deleuze: "Carta a un crítico servero".

«Como vuelves una y otra vez sobre el asunto de mis uñas, voy a explicártelo. Siempre podemos decir que al ser mi madre quien me las cortaba, está ligado al problema de Edipo y de la castración (interpretación grotesca pero psicoanalítica). También se puede notar si se observan los extremos de mis dedos, que carezco de las marcas digitales que ordinariamente actúan como protección, de tal modo que el hecho de tocar con la punta de los dedos un objeto y, sobre todo un tejido me produce un dolor nervioso que exige la protección de uñas largas (interpretación teratológica y seleccionista). Y podría incluso decirse, lo que es rigurosamente cierto, que mi sueño no es llegar a ser invisible, sino imperceptible, y que compenso mi imposibilidad de hacerlo dotándome de largas uñas que siempre puedo ocultar en mis bolsillos, pues nada me extraña más que el hecho de que alguien las mire (interpretación psicosociológica). Y podría decirse, para terminar: “No hace falta que te comas tus uñas, puesto que forman parte de ti; si te gustan las uñas, devora las de los demás cuando quieras y cuando puedas” (interpretación política)».
 
3.4. Los talleres filosóficos de Nagel y Pardo.
23ª ¿Cómo se filosofa, según Thomas Nagel?

Resultado de imagen de thomas nagel

Thomas Nagel (1937-, citado por Fernando Savater: Las preguntas de la vida.


"La principal ocupación de la filosofía es cuestionar y aclarar algunas ideas muy comunes que todos nosotros usamos cada día sin pensar sobre ellas. Un historiador puede preguntarse qué sucedió en tal momento del pasado, pero un filosofo preguntará: ¿qué es el tiempo? Un matemático puede investigar las relaciones entre los números, pero un filósofo preguntará: ¿qué es un número? Un físico se preguntará de qué están hechos los átomos o qué explica la gravedad, pero un filosofo preguntará: ¿cómo podemos saber que hay algo fuera de nuestras mentes? Un psicólogo puede investigar cómo los niños aprenden un lenguaje, pero un filósofo preguntará: ¿por qué una palabra significa algo? Cualquiera puede preguntarse si está mal colarse en el cine sin pagar, pero un filósofo preguntará: ¿por qué una acción es buena o es mala?"

Tal y como Nagel presenta la actividad filosófica en este texto, la pregunta filosófica aparece en el contexto de nuestra vida cotidiana, cuestionando aquello en lo que parece que sabemos algo.  Por ejemplo, en su actividad habitual, el historiador investiga lo que ocurrió en el pasado, por ejemplo, durante la Revolución francesa. El filósofo, por su parte, como hacía Sócrates, sale al encuentro de quienes parecen saber algo para ver si de verdad lo saben. Pues del mismo modo que en la Atenas de su tiempo Sócrates preguntaba a los juices si saben qué es la justicia, hoy podemos preguntar a los historiadores que saben lo que ocurrió en el pasado si pueden definir qué es el tiempo. Como vemos, la filosofía plantea la pregunta radical en el seno de lo que cualquiera parece saber. Nagel identifica el método filosófico con la utilidad de la filosofía. Que si bien es un proceso de preguntas cada vez más interesantes y difíciles, es decir, una ciencia buscada y nunca terminada, sin embargo, enseguida, en cuanto se practica se ve su utilidad: ver de qué van aquellos que parecen saber algo respecto a eso de lo que presumen saber. ¿Siguen siendo filósofos en el conocimiento que parecen amar? ¿Siguen siendo capaces de dejarse cuestionar para seguir buscando? El historiador, que estudia el pasado, ¿encontrará pertinente la pregunta por el tiempo o por el contrario la rechazará con sarcasmo y desprecio?


José Luis Pardo. Fragmentos de una enciclopedia.


 Resultado de imagen de José Luis Pardo


"Las creencias son, por eso, el síntoma de que nuestras acciones están siempre apoyadas en falso, de que nunca contamos, para ellas, con un fundamento suficiente. En este minuto que compartimos, yo puedo escribir con relativa tranquilidad y el lector leerme con cierto sosiego porque creemos que seguiremos vivos cuando llegue el minuto siguiente. Sin esta creencia, es plausible pensar que ni yo podría seguir escribiendo ni el lector seguir leyéndome. Ahora bien, es fácil probar que esta creencia no se atiene a la experiencia. De mi experiencia de que estoy vivo en este instante no se sigue que lo estaré en el próximo. De mi experiencia de que estoy vivo en este instante sólo se sigue que estoy vivo en este instante. Por otra parte, esta creencia tampoco es una inferencia racional susceptible de justificación teórica. Si entiendo por experiencia no lo que meramente se da y me es actualmente presente, sino también el pasado que puedo recordar, entonces podré decir que, hasta donde yo recuerdo, todo minuto que he vivido ha tenido un minuto siguiente. Pero esto no aumenta la probabilidad de que este minuto que estoy viviendo tenga también su continuación en un minuto siguiente. Que un dado echado al tapete arroje durante seis tiradas el resultado "tres" no aumenta ni disminuye la posibilidad de que salga un tres en la próxima tirada. Que las cosas hayan sido de tal manera en el pasado no prueba en absoluto que tengan que seguir siendo así en el futuro. Yo, desde luego, espero que lo sean, pero mi esperanza no se apoya en la razón ni, en sentido estricto, tampoco en la experiencia."


Entristece: no suele darnos la razón. 

Nos quita la tranquilidad de que nuestra vida está totalmente asegurada. Más allá de la seguridad sanitaria, laboral, económica, social... hay una inseguridad fundamental que afecta a "mi vida" de manera radical. Entristece porque pone el dedo en esa llaga (cerrada en falso) sobre la falta de fundamento que tiene nuestra seguridad sobre la continuación de mi vida.
Nos permite seguir pensando: más que respuestas, nos ofrece nuevas y mejores preguntas. 

¿En qué consistirá ese creencia que, más allá de toda prueba empírica o de cualquier razonamiento teórico, me permite vivir relativamente tranquilo? ¿Es la fe el sostén más íntimo de nuestra tranquilidad como vivientes? 

Nos lleva adonde no queríamos ir: nos obliga a asomarnos a cuestiones incómodas. 

En este caso, nos asomamos al abismo de nuestra propia desaparición. Sin duda la más incómoda de todas las cuestiones. Tomo conciencia de mi radical soledad frente a la falta de fundamento de la continuación de "mi vida", y por lo tanto de la cercanía metafísica de "mi muerte".
Detiene la estupidez: hace que sintamos vergüenza de ella por creer que sabíamos lo que no sabemos. 

La estupidez de creernos invulnerables, de creer que estamos seguros y a salvo. Y cuando tenemos que demostrar que lo estamos, no somos capaces de ofrecer pruebas ni argumentos de peso. Mi vida está apoyada en la falta de fundamento de la creencia, de la esperanza.
Descubre las mistificaciones: la alteración y manipulación de las cosas y las ideas. 

Frente a las connotaciones negativas que suele tener la palabra "creencia" (siempre sospechosa de debilidad, de religión, de opinión no fundamentada), el texto recupera el verdadero sentido de la palara. "Creencia" como el pilar fundamental de mi vida. La confianza básica en mi vida que alimenta la esperanza de su continuación y por lo tanto la posibilidad de comprometerme con un proyecto de vida

 Expresión perogrullesca: hace patente lo latente.

Algo tan misterioso, oculto y oscuro como la muerte, aparece con un lenguaje accesible y somos capaces de reflexionar sobre ella.
Contra el narcisismo: quedamos agradecidos por descubrirnos nuestra ignorancia, no quedamos resentidos por la herida narcisista. 

No tiene como objetivo hundirnos en la miseria de la falta de fundamento de nuestra esperanza en la vida. Al contrario, nos advierte sobre los falsos fundamentos y refuerza el concepto de creencia como estructura fundamental del sentido de mi vida.
 Nos hace libres frente a cualquier poder: no se deja utilizar como ideología del poder

Por ejemplo contra la ideología que pone en el poder económico o en la salud biológica los únicos fundamentos de nuestra seguridad.
Nos plantea buenas preguntas que no suelen hacerse. 

No solemos plantearnos la cuestión sobre la continuación de nuestra vida.
Descubre si queremos aprender o no

Si nos interesa o no seguir pensando sobre ello.
Delata al buen y al mal profesor o filósofo, en la medida en que nos enseña algo

Este texto parece qu enos ha hecho plantearnos buenas preguntas, lo cual demostraría que el autor tiene algo que enseñarnos.
 Nos hace pensar bien. 

Valentía (para estar solo con nuestros pensamientos), atención (frente a la tendencia a la dispersión), impregnación (filósofo que tiene algo que enseñar y lector que quiere aprender).



3.5. "Filo-Sofía", querer saber por amor (Russell).

Bertrand Russell (1872-1970). Por qué no soy cristiano y otros ensayos : 

Imagen relacionada
"Aunque el amor y el conocimiento son necesarios, el amor es, en cierto sentido, más importante, ya que impulsará a la gente inteligente a buscar el conocimiento, con el fin de beneficiar a quienes ellos aman. Pero si la gente no es inteligente, se contentará con creer lo que le han dicho, y podrá hacer daño a pesar de la benevolencia más genuina. La medicina nos proporciona, quizás, el mejor ejemplo de lo quiero decir. Un médico capaz es más útil a un paciente que el amigo más devoto, y el progreso de la medicina contribuye más a la salud de la comunidad que la filantropía mal informada. Sin embargo, incluso en este caso, es esencial un elemento de benevolencia para que no sean solamente los ricos los que se beneficien con los descubrimientos científicos".
La actitud filosófica filosófica comienza cuando no solo pensamos y nos hacemos preguntas que tienen que ver con nuestra supervivencia, sino que además pensamos bien y nos hacemos buenas preguntas que quizá no sean útiles para nuestra supervivencia pero sí para el sentido que queremos darle a nuestra vida. En el caso del texto de Bertrand Russell, el detonante de esa salida de la existencia inauténtica puede ser el amor. El amor por los demás que nos lleva a querer saber más y mejor para poder serles de ayuda. O también el amor por uno mismo que no quiere que su existencia esté por debajo de sus posibilidades como ser humano. Cuando damos ese paso del mero preguntar para sobrevivir al preguntar bien para vivir c omo humanos, nos damos cuenta de que somos el único animal a quien la realidad se le presenta como problema. Su sentido (significado y dirección) no le es dado de antemano (problematicidad de la existencia). Tiene que hacerse preguntas (buenas preguntas)  y buscar respuestas. A esta constante antropológica, vital, la llamamos “actitud filosófica”.  Nuestra forma de ser, nuestra vida como seres humanos, nos pide que nos cuestionemos sobre infinidad de aspectos de la realidad para los que nunca alcanzamos una respuesta definitiva, pero de los que nunca podemos deshacernos.  Mientras que las demás especies tienen como objetivo no crearse problemas, el nuestro es creárnoslos, problematizarnos si es que queremos de verdad estar a la altura de lo que somos.
 4. La filosofía: historia y especialidades.

24ª ¿En qué etapas se divide la historia de la filosofía? Cita algún problema específico de cada una de ellas y el nombre de un par de filósofos de cada una de ellas.



25ª Cita y explica las especialidades filosóficas.


4.1. "Filosofía es lo que hacen los filósofos" (Ortega y Gasset): épocas y autores más importantes.

a) Antigua: Presocráticos, Socrátes, Platón, Aristóteles, Filosofía Helelnista (epicúreos, estoicos, cínicos, escépticos). El arjé de la fisis y el problema del ser y el devenir.

Los primeros filósofos son conocidos como "Presocráticos" por situarse en el periodo anterior a Sócrates. Se preguntaban por el "arjé" (ley, lógica) de la "fisis" (naturaleza). Más en concreto, trataban de encontrar algo que no cambiara (arjé) tras lo que no deja de cambiar (la fisis). Tales de Mileto, el primero de ellos, en ese contexto marinero, postuló que el arjé sería el agua, presente en los distintos cambios de estado (sólido, líquido y gaseoso). Es la primera vez que la preocupación teórica por lo que pasa no se resuelve recurriendo a mitos en los que las narraciones sobre dioses y héroes (La Ilíada y la Odisea de Homero, las Teogonías de Hesíodo) generaban en los oyentes una atmósfera de sentido para sus preguntas existenciales. En efecto, en ese siglo VI a. C., con la aparición de los filósofos presocráticos, la naturaleza se intenta comprender por medio de explicaciones lógicas, naturales y materiales, sin la intervención de teogonías que tienen a los dioses como protagonistas.

Sin embargo, de entre los filósofos presocráticos (origen histórico de la filosofía), serán Parménides y Heráclito los que marcarán los extremos entre los que se mueven los diálogos de Platón.

 

Para Parménides (530-515 A. C.), el cambio y la multiplicidad de la naturaleza es solo aparente. Porque sea cuál sea la apariencia que tomen las cosas de la naturaleza, para tomar conciencia de esos cambios tienen que "ser". Y ese ser "algo" que cambia es una ley fija, un arjé presente en todas las cosas. De ese modo, si queremos mostrar la verdad de algo, antes que en su diversidad tenemos que mostrar que es "algo" y que ese ser algo es lo más verdadero que se puede decir de él.
 
Por su parte, Heráclito (540-480 A. C.) hará más hincapié en el devenir que en el ser. Entiende por "devenir" la incansable transformación de todas las cosas naturales. Afirma con lenguaje poético que "no te puedes bañar dos veces en el mismo río". De ese modo pone de manifiesto que la verdadera esencia de las cosas es la imposibilidad de desligarlas del tiempo y del cambio.
 

Esta tensión entre el ser de Parménides y el devenir de Heráclito, será la que inspire el nacimiento filosófico de la filosofía en los diálogos escritos de Platón. El diálogo es el devenir, el texto es el ser. La grandeza de Platón, entre otras cosas, estriba en hacer de esa paradoja (¿las cosas son o devienen, son siempre lo mismo o cambian sin cesar?) el asunto mismo de la filosofía y convertirlo en la manera en que la filosofía se muestra y muestra la verdad de las cosas: abrazar (ser) lo que está a punto (devenir) de mostrar su verdad.


 b) Medieval: San Agustín y Santo Tomás. El problema de las relaciones entre razón y fe.


La relación entre religión y filosofía, entre razón y fe, fue una de las preocupaciones principales en la Edad Media. En primer lugar con respecto al tema de Dios, el planteamiento filosófico griego se limitaba a su interpretación como inteligencia ordenadora, comocausa final, o como razón cósmica. Los cristianos, sin embargo, por Dios entenderán un ser providente, preocupado por los asuntos humanos; un ser encarnado, que adopta la apariencia humana con todas sus consecuencias; un ser creador, omnipotente, único, pero también paternal. En segundo lugar, con respecto al tema del conocimiento, para los cristianos, la verdad, es algo absoluto, dado o revelado por Diosa los hombres; mientras que para la filosofía, la verdad es fruto de la actividad de su mente racional, es una  palabra reflexiva que acepta los límites del conocimiento. En tercer lugar, en el tema del ser humano se parte de concepciones distintas; para los cristianos ha sido hecho a imagen de Dios y, dotado de un alma inmortal, su cuerpo resucitará al final de los tiempos (lo que supone una concepción lineal de la historia, opuesta a la concepción cíclica de los griegos), uniéndose a aquélla, siendo  juzgado y mereciendo una recompensa o un castigo por su conducta (lo que supone las nociones de culpa o pecado y arrepentimiento o redención).


 c) Moderna: Descartes, Maquiavelo, Locke, Hume, Rousseau, Kant. Análisis crítico de los contenidos que encuentro en mi conciencia.

La preocupación principal de los filósofos modernos es analizar los contenidos que se encuentran en la mente de todos los seres humanos. Contenidos a los que, según el filosofo del que se trate, se trata de analizar críticamente sus límites y sus posibilidades.

Descartes, el primer filosofo moderno, racionalista, se pregunta cuáles, de entre todas las ideas que tengo en la conciencia, es tan segura que no puedo dudar de ella aunque quiera. Esa idea es "pienso luego existo", porque para dudar de ella hay que pensar, de tal manera que cuanto más dudo de ella más se me presenta como absolutamente cierta.

Hume, por su parte, empirista, intenta decidir qué contenidos de conciencia proceden de la experiencia y no van más allá de ella.

Kant se pregunta a su vez, desde su idealismo trascendental, mitad racionalista, mitad empirista, qué hay en la mente de todos los seres racionales que les permita elaborar juicios científicos y darse a ellos mismos el imperativo categórico de actuar solo por deber y nada más que por deber. 

d) Contemporánea: Marx, Nietzsche, Ortega y Gasset, Habermas

Estos autores denuncian los excesos de la época moderna. Consideran que ha estado demasiado preocupada de lo que pasa en la conciencia de los seres humanos y se ha olvidado de otras realidades aún más importantes.

Marx, por su parte, señala que es más urgente transformar el mundo que pensarlo. Nietzsche desenmascara todos los valores que han debilitado nuestra vida. Ortega construye una racionalidad que sirva para pensar la vida sin adulterarla. Y Habermas, por su parte, hace hincapié en las posibilidades del diálogo para llegar a consensos racionales. 



4.2. Universalidad y radicalidad de las preguntas filosoficas:

a) Antropología filosófica: el ser humano. El problema del sentido de la vida.


b) Gnoseología: el conocimiento. El problema de la verdad.

c) Epistemología: la ciencia.

d) Logica: la validez argumental. e) Metafísica general (el ser en cuanto ser) y metafísica especia (cosmología -mundo-, psicología -alma-y teologia natura -Dios-).


f) Ética: el bien moral y la felicidad.


g) Éstética: la belleza.



4 comentarios:

  1. Creo que debería ser obligatorio estudiar la lechuza una vez al día. Saludos de un antiguo alumno que entra a repasar.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querido, antiguo, alumno y desconocido: estos animales elogiables nos recuerdan nuestro propio fondo animal, irrecuperable, pero que estamos, como diría Derrida, "si(gui)endo".

      Eliminar
  2. El otro día entré al 100 montaditos y me quedé reflexionando sobre la experiencia fenomenológica, todo gracias a tus maravillosas clases y a las fotos de extintores.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El caso es que después de aquellas clases sobre estos establecimientos, nunca más he sido capaz de volver a ellos. El timo es tan evidente que prefiero la versión auténtica de una buena taberna madrileña. Un abrazo.

      Eliminar