viernes, 12 de marzo de 2021

CURRICULUM VITAE

Licenciado en Filosofía por la Universidad Pontificia de Comillas. DEA Instituto Católico de París. UNED. Funcionario de Carrera de la especialidad de Filosofìa desde 2008. Años de docencia de Filosofía en COU-2º de Bachillerato: 20. Vocal Tribunal EBAU: - Universidad de Alcalá de Henares: 1 año. - Universidad Complutense: 7 años. Tutor de profesores en Prácticas del Master de Formación del Profesorao de la Universidad Complutense: 2 años. Tutor de profesores funcionarios en prácticas de Filosofía. Jefe de Estudios Adjunto. Revisor científico para la editorial Bruño del libro de texto de Filosofía de 2º de Bachillerato. Coordinador de Programas REFUERZA.

miércoles, 9 de septiembre de 2020

EL APEGO SEGURO DESDE EL QUE EXPLORAR EL MUNDO.

Si nuestros primeros vínculos han sido problemáticos, las relaciones posteriores pueden ofrecernos otra oportunidad, y quizá el potencial de amar, sentir y reflexionar con la libertad que surge de un apego seguro. La psicoterapia (el vínculo entre el paciente y el terapeuta) aporta, idealmente, ese vínculo curativo y transformador.

LOS MODELOS INICIALES DE APEGO.

El vínculo inicial del apego permite el desarrollo del niño. Estos modelos de apego adoptados en nuestros primeros vínculos se reflejan no solo en nuestra manera de relacionarnos con los demás sino en nuestros hábitos a la hora de sentir y pensar. Dependen de tres aspectos:

1. La necesidad evolutiva del sistema conductual del apego en la infancia y durante toda la vida.

El bebé tiene la necesidad absoluta (el imperativo biológico) de mantener la proximidad física del cuidador, no sólo para obtener seguridad emocional sino para lograr su supervivencia. En los entornos naturales a los que que tuvieron que adaptarse nuestros ancestros humanos, una serie de depredadores y otras amenazas mortales hicieron sumamente improbable que un niño pequeño separado de las figuras protectoras pudiera sobrevivir varios minutos, y ya no digamos horas. Así pues, la evolución "diseñó" el sistema conductual del apego con el fin de incrementar la probabilidad de supervivencia y el éxito reproductivo. 

Como tal, el sistema de apego es un componente de la programación genética humana tan importante como la alimentación y el apareamiento. Y no solo en la conducta de los niños pequeños, sino a lo largo de toda la vida. Así por ejemplo, los individuos que viven en pareja y/o tienen amigos íntimos viven mas tiempo que aquellos que están aislados. Esa cercanía física, esencial para la supervivencia del niño pequeño, se puede sentir como una necesidad emocional en los años posteriores de la infancia y la edad adulta. El apego debe entenderse como una necesidad humana continua, no como una dependencia infantil que superamos al crecer. Los apegos íntimos a otros seres humanos son el núcleo en torno al cual gira la vida de una persona, no sólo en la primera infancia sino durante la adolescencia, los años de madurez y la vejez.

Ahora bien, ¿qué es lo que posibilita los apegos seguros en la primera infancia y a lo largo de la vida? Esta necesidad biológica del apego se verifica en un conjunto de respuestas o conductas innatas e instintivas ante la amenaza  y la inseguridad:

a) Proximidad y accesibilidad física del cuidador.

Búsqueda, seguimiento y mantenimiento de la proximidad a una figura de apego protectora. Llorar, agarrarse, llamar a la(s) figura(s) de apego o reptar hacia ella(s) son actos que forman parte del repertorio biológicamente integrado para establecer la seguridad de la proximidad. 

El hecho de que los niños pequeños busquen preferentemente la proximidad de su madre proviene de que el apego es ante todo una función de la disponibilidad. Incluso cuando la madre trabaja fuera de casa y el padre es de facto la principal figura parental, el niño sigue prefiriendo a la madre. Quizá eso se deba a la exposición intrauterina del bebé a la voz de la madre, que hace que ella sea la principal figura de apego ya antes de que el niño salga del vientre materno.


b) Sistema conductual y exploratorio.

Cuando el niño tiene a su alcance una figura de apego como base segura que le aporta protección y apoyo en caso necesario le hace sentirse libre para explorar. En cambio, cuando la figura de apego está temporalmente ausente, la exploración cesa de forma abrupta.

c) Búsqueda de una figura de apego como "refugio" en situaciones de peligro y momentos de alarma.

A diferencia de otras especies, los niños humanos que se ven amenazados (oscuridad, ruidos fuertes, entornos desconocidos, separación actual o inminente de la madre) no buscan la seguridad en un lugar (como una madriguera o una guarida) sino en la compañía de una persona considerada como "más fuerte y/o sabia".

d) Disponibilidad de la figura de apego (el cuidador) y la seguridad sentida del niño.

La finalidad de la conducta del apego no es sólo la protección del peligro presente sino la tranquilidad asociada a la continua disponibilidad del cuidador. Y dado que el cuidador podría estar al mismo tiempo físicamente accesible y ausente en el plano emocional, habrá que definir la "disponibilidad" de la figura de apego como una cuestión no sólo sino también de receptividad emocional. El objetivo primordial del sistema de apego no es la regulación de la distancia sino la seguridad sentida, un estado subjetivo que no depende sólo  Es más, el factor crucial en el apego es la valoración que hace el niño acerca de la disponibilidad del cuidador sino también de la experiencia interna del niño, en la que se incluyen su propio estado de ánimo, su condición física, sus imaginaciones, etc.

2. El ambiente no verbal (prelingüístico).

Lo que determina la seguridad o inseguridad del bebé -y su actitud hacia sus propios sentimientos- es la calidad de la comunicación no verbal en el vínculo de apego. Las interacciones no verbales tempranas, de origen biológico, se registran en el bebé como representaciones mentales y normas para procesar la información e influyen, a su vez, en el grado de libertad con el que después el niño, el adolescente y el adulto es capaz, de pensar, sentir, recordar y actuar. 

3. La relación del yo con la experiencia.

La seguridad del apego, la resiliencia y la capacidad de infundir seguridad en los hijos guarda relación con la aptitud del individuo para adoptar una postura reflexiva ante la experiencia (la postura del yo en relación con su propia experiencia). 

EL APEGO TERAPÉUTICO TRANSFORMADOR.

Así como el vínculo inicial de apego permite el desarrollo del niño, el nuevo vínculo de apego con el terapeuta propicia la transformación en el paciente porque ofrece una base segura que facilita la exploración, el desarrollo y el cambio. 

a) El contexto seguro de la relación terapéutica.

El paciente es capaz de desmontar los modelos apego del pasado y de construir otros nuevos para el presente que transformen de manera radical su propia realidad interna y externa. Tolera, modula y comunica sentimientos difíciles gracias a que en el contexto de la terapia, en su vínculo con el terapeuta, se siente seguro para acceder a las experiencias negadas o disociadas que no han sido -y que quizá no puedan ser- puestas en palabras.

b) La competencia narrativa del paciente.

 Este acceso a los sentimientos, pensamientos e impulsos disociados y no verbalizados, el intento de expresarlos y reflexionar sobre ellos, fortalece la competencia narrativa del paciente y contribuye a orientar una dirección más reflexiva ante la experiencia. Facilita la integración de la experiencia negada y fomenta en el paciente un sentido del yo más coherente y seguro. El paciente se arriesga a sentir lo que supuestamente no debe sentir y a saber lo que supuestamente no debe saber.

c) Lo sabido impensado: la experiencia relacional y no verbal.

Dadas las raíces preligüísticas de los modelos iniciales de apego del paciente, y las negaciones y disociaciones que exigen dichos modelos, el terapeuta debe sintonizar con las expresiones no verbales de la experiencia para las que el paciente todavía carece de palabras. Para comprender este subtexto inexpresado (o impensado) de la conversación terapéutica se requiere "visión binocular" del clínico, que atiende tanto a la subjetividad del paciente como a la del terapeuta. El paciente que no puede (o no quiere) expresar su propia experiencia disociada o negada la evoca en los demás, la representa con los demás o la corporiza. La consecuencia clínica es que el terapeuta debe prestar atención a su propia experiencia subjetiva, a las representaciones de la transferencia y contratransferencia creadas por el paciente y el terapeuta

d) La movilización de la postura reflexiva del yo hacia su propia experiencia (metacognición).

La actitud reflexiva ante la experiencia (profundización psicológica o mentalización) permite reconocer la naturaleza meramente representativa de nuestros propios sentimientos y creencias. Nos permite distanciarnos de la realidad inmediata de la experiencia y reaccionar en función de los estados mentales subyacentes. De ese modo es menos probable que nos veamos ineludiblemente atrapados por los reflejos emocionales establecidos en el transcurso de nuestros primeros vínculos.  Por lo general, cuanto más podamos movilizar la postura reflexiva, más resilentes y menos nos costará infundir seguridad en nuestros hijos. Los individuos inseguros suelen carecer de esta postura reflexiva. Por ese motivo tienden a minimizar y a negar el impacto (en el estado de ánimo negador) o a sentirse abrumados por él (en el estado anímico preocupado). De ese modo, al posibilitar que los pacientes mentalicen, el terapeuta fortalece su capacidad de regular sus afectos, de integrar experiencias que han sido disociadas y de tener un sentido más sólido y coherente del yo.

e) La atención plena.

Arraigados en el aquí y el ahora -antes que en pasado recordado, en el futuro deseado o en las abstracciones teóricas-, somos menos proclives al desdén o a la preocupación. Nos permite sintonizar con nuestras respuestas somáticas y sintonizar con las expresiones no verbales  del estado interno del paciente. Fomenta una actitud de aceptación, una receptividad y una apertura no defensiva ante la experiencia tal como es.

jueves, 27 de agosto de 2020

APUNTES DE PSICOLOGÍA

 Luis Hornstein: Sublimación y vida cotidiana.


La relación entre el objeto artístico, su creador y el consumidor remite a una dimensión del deseo que es necesario elucidar como raíz del placer estético. Afirma Arnold Schoenberg:


"Una obra de arte no puede lograr mejor efecto que cuando transmite al oyente las emociones que se agitan en el creador, de manera que también se agiten y desencadenen en él su tempestad."


Estas tempestades, en aquellos pacientes que pueden vivirlas, son precisamente las que nos permiten acceder a dimensiones de la subjetividad que habitualmente se sustraen a nuestra escucha. Necesitamos una metapsicología de la sublimación que torne audibles ciertos deseos, ciertos conflictos, ciertas angustias que habitan esas tempestades.


 Freud era prudente ante el misterio de la creación. Pero nos sigue tentando dar cuenta del dinamismo de la creación estética, no tanto para ayudar al artista en su tarea sino para ayudarnos en la nuestra. Personalmente, más que el artista me interesan el lector y el contemplador. En la clínica, es insoslayable hacer distinciones, trazar límites, marcar niveles. 


He diferenciado la sublimación de otros retornos de lo idealizado:

- Idealización: idealizar a alguien consiste en considerarlo un modelo de perfección, exagerando las virtudes de esa persona y pasando por alto sus cualidades menos positivas. De esta forma generamos una imagen bastante alejada de la realidad que puede complicar nuestra relación con el individuo idealizado. nos conduce a relacionarnos no con la persona en sí, sino con una fantasía propia.

- Fascinación.

- Alienación.

- Relaciones narcisistas.


Y de otros retornos de lo reprimido:

- Formaciones reactivas.

- Pulsiones inhibidas en su fin.

- Intelectualización.

- Aislamiento.

Freud descubrió que en la sublimación algo especial ocurría con el fin y el objeto de la pulsión. Sin desaparecer, la sexualidad alcanza un valor social y ético más elevado. Pero el ideal (los ideales) no es innato sino histórico. La sublimación, así, sólo puede ser definida por los avatares de una historia singular que puede estar en concordancia o en discordancia con los valores colectivos. ¿La sublimación requiere que esa actividad sea socialmente valorizada? No es condición suficiente y tal vez ni siquiera condición necesaria. La sublimación, a diferencia de la adaptación -que sólo acata-, transgrede a menudo los valores admitidos en el campo cultural. 

La sublimación es una vicisitud de la pulsión procesada desde la complejidad de una historia identificatoria que permite desplazamientos simbólicos de los objetos primordiales. Algunas identificaciones lo parasitarán (identificaciones "prisión"), otras le permitirán al yo aceptar la movilidad temporal sustituyendo la repetición por la creación (identificaciones "pasaporte"). 

Propongo definir la aptitud para la sublimación como producto de la identificación con la potencialidad simbolizante de los otros significativos. Tanto la sublimación como la idealización son el resultado de un trabajo de elaboración psíquica que separa la pulsión de su apuntalamiento primitivo, y la conduce hacia otras direcciones:

- Pero la idealización es un fenómeno parcial (sólo se produce una modificación del objeto), mientras que la sublimación es un proceso que concierne a la pulsión en su totalidad. 

- El yo, renunciando a poseer el objeto, se apropia de sus cualidades: tal la identificación. En la idealización, en cambio, no hay duelo sino sobreinvestidura del objeto, que ocupa el lugar del ideal del yo.

El yo, aunque puede renunciar a su imagen idealizada (yo ideal) mantiene en suspenso la posibilidad de que otro pueda encarnarla (idealización). Es la búsqueda del otro prehistórico inolvidable que  todos intentamos encontrar (Freud, 1892-99). Un otro que nos entienda más allá de las palabras. La idealización, con su carácter masivo, fantasmático -cuya instancia es el yo ideal-, debe diferenciarse de los ideales que se liberan de la omnipotencia y que implican la aceptación de la castración en el registro identificatorio. La idealización genera inhibiciones o, peor aún, alienación. El yo se somete al juicio exclusivo del otro que puede dotarlos de sentido o declararlos insensatos. La alienación implica que el sujeto ha perdido todo derecho de juicio sobre su propia actividad de pensar, realizando un deseo de abolir todo conflicto y sufrimiento.

La neurosis, pensaba Freud, es una solución individual y asocial de los problemas planteados a la condición humana; a escala colectiva, la religión, las ciencias y las creencias propondrán otras soluciones. La capacidad de transformar la vivencia interior en algo transmisible es lo que diferencia la sublimación de la producción de síntomas. ¿Cómo distinguir el síntoma de la sublimación? Ambos encuentran su resorte en última instancia en el deseo: ¿Qué beneficio primario y secundario tiene la sublimación? ¿Cuál es la relación entre identificación, sublimación y adquisición del lenguaje? ¿Qué lugar tiene la sublimación en el proceso de la cura?

En la encrucijada de lo individual y lo colectivo, entre la resonancia de la obra para el autor y su función social, ¿qué posición ocupa el arte? Una intermedia que califica el campo de la ilusión. 

Freud (1913::

"El arte constituye el reino intermedio entre la realidad que deniega los deseos y el mundo de la fantasía que los cumple."

Los fenómenos transicionales descritos por Winnicott (1971) constituyen el espacio virtual entre el afuera y el adentro. La sublimación se efectúa en ese espacio potencial: entre el exceso de investimiento de la realidad psíquica que pierde contacto con la realidad y la sobreadaptación que aplasta la vida fantasmática. 

sábado, 23 de noviembre de 2019

3. Gnoseología y Metafísica. (2ª ev. 19-20).




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PENSAR, DECIR Y SER.

1.Conceptos, palabras y esencias
1.1. La unidad del logos en Heráclito y los estoicos: "todo está lleno de dioses".
a) La armonía invisible de contrarios.
b) El logos común entre conceptos, palabras y realidad:
- Hay logos en la razón: los conceptos que no se contradicen.
- Hay logos en la realidad: la admiración por el sentido que se nos ofrece.
- Hay logos en el lenguaje: encuentro simbólico entre pensamiento y realidad.
1.2. Dislocación o intermitencia funcional del denominador o logos común de conceptos, palabras y esencias.
 a) Intermitencia en la conexión entre palabras, conceptos y realidad en Heráclito.
 b) Elogio de la mentira como deconexión entre lo que se dice y lo que se piensa; lo que se dice y lo que hay: pasado-futuro y libertad de verdad.
1.3. Interpretación sofista del "sólo sé que no sé nada" socrático: la ignorancia como punto de llegada.
a) La filosofía se convierte en retórica.
b) Nihilismo gnoseológico y metafísico.

- Nada existe.
- Nada puede pensarse.
- Nada puede decirse. 



2. El problema de la relación entre el conocimiento y la realidad en el diálogo "Teeteto" de Platón.
2.1. Paralelismos entre Sócrates y Teeteto.
2.2. Las definiciones de la relación entre conocimiento y realidad de Teeteto.
a) La realidad se conoce al experimentarla: el problema de la locura.
b) La realidad se conoce en los juicios verdaderos: el problema del símil de la pajarera.
c) La realidad se conoce en los juicios verdaderos apoyados en argumentos: el problema del símil de las sílabas. 
2.3. La dificulta de decir lo que las cosas son: ¿protegerse del error (escepticismo) o ambicionar el saber (segunda navegación de Platón)?

PROBLEMAS GNOSEOLÓGICOS Y METAFÍSICOS.

- Época antigua:

3. Deseo de ser y deseo de saber. Platón: la teoría de las ideas
3.1. De los presocráticos a Platón.
3.2. Características de las ideas.
3.3. Dualismo cosmológico.
3.4. Participación e imitación.
3.5. Opinión y ciencia.
3.6. Representación de los grados de conocimiento.


4. El problema del símil de la pajarera (segunda definición de Teeteto). Platón: conocer es recordar.
 
4.1. Reminiscencia.
4.2. Dialéctica.
a) Mayéutica: recordar lo que no se sabe (el esclavo de El Menón).
b) La ascesión dialéctica por la escalera gnoseológica (la belleza en El Banquete).
4.3. El amor platónico: el deseo de saber.

5. Lo que tiene sentido, ¿está compuesto de lo que no lo tiene? (Tercera definición de Teeteto. Los atomistas: el materialismo.

5.1. La aplicación del símil de las sílabas a la gnoseología y a la metafísica platónicas.
5.2. El desafío metafísico del atomismo clásico y el principio de razón suficiente.
a) La teoría atómica: ser y no ser; azar y necesidad.
b) Demostración del atomismo.


- Época medieval:

6¿Hay algo que al pensarlo tenga necesariamente que existir? San Anselmo: el argumento ontológico y el principio de no contradicción.
7. ¿Puede salir el ser del no ser? Santo Tomás de Aquino: el ser necesario y el ser contingente.
7.1. Los preámbulos de fe.
7.2. La Tercera Vía.
7.3. La creación.

 - Época moderna:

 8¿Podemos estar seguros de algún conocimiento y de alguna realidad?  Descartes y el racionalismo: "res cogitans".  
8.1. Meditación primera: duda metódica no escépcia (la ignorancia como punto de partida).
8.2. Meditación segunda: fundamentación del "cogito".
9. ¿El conocimiento es igual a la percepción? (Primera definición de Teeteto). Hume y el empirismo: las impresiones.
10. ¿Podemos distinguir la nada del infinito? Kant y el idealismo trascendental: fenómeno y noúmeno.

- Época contemporánea:

11. ¿Pensamos en lo que no existe? Nietzsche  y el vitalismo: el ocaso de los ídolos.
12. ¿Pensamos en lo que desconocemos? Freud y el psicoanálisis: el inconsciente. 
13. ¿Podemos decir lo que hay? Wittgenstein y el positivismo lógico: lo que podemos decir y lo que debemos callar. 

Vocabulario: alma (Platón),  amor platónico, argumento ontológico, artículos de fe, átomo, Banquete, ciencia (Platón), "Cogito", comunidad (Platón), conceptos, contingente, Democrito, dialéctica (Platón), dualismo antropológico, dualismo gnoseológico, dualismo metafísico, duda metódica (Sócrates), "en sí" (Platón), "epojé" (escepticismo), eros (Platón), escepticismo, Escolástica, esencias, estoicismo, ideas innatas (Descartes) formas (Platón), gnoseología, fuego (Heráclito), Gorgias, Ideas (Platón), inmantente, ironía-mayéutica, inmanente, juicio verdadero, Menón, metafísica, nihilismo, opinión, palabras, panteísmo, participación (Platón), parusía (Platón), Pirrón, preámbulos de fe, principio de no contradicción, principio de razón suficiente, racionalismo, reducción al absurdo, reminiscencia, retórica (sofistas), Segunda Navegación (Platón), Ser Necesario, Símil de la Linea,  Símil de la Pajarera, Símil de las Sílabas, sofistas, Teeteto, trascendentales, trascendente, verdad lógica (Aristóteles), verdad ontológica (santo Tomás).






PENSAR, DECIR Y SER.



La gnoseología es la rama de la filosofía que estudia el conocimiento. No el conocimiento de esto o de aquello (por ejemplo la biología se ocupa de conocer la vida y la geología de conocer la tierra). Sino del conocimiento en sí mismo, es decir: cuándo podemos decir que conocemos algo (lo que sea). Por su parte, la metafísica estudia la realidad. Como en el caso de la gnoseología, no se ocupa de esta o de aquella realidad (por ejemplo la economía se ocupa de una realidad llamada coste de oportunidad, o la física se ocupa de la realidad que se puede expresar en lenguaje matemático). Sino de la realidad en sí misma, a saber: cuándo decimos que algo es real en lugar de no serlo.




Metafísica y gnoseología, realidad y conocimiento, son dos dimensiones íntimamente ligadas. Por eso no nos limitaremos a estudiar por separado cada una de ellas, sino que las abordaremos cuestionando la relación que pueda existir entre ellas. Y lo haremos incluyendo a un tercer invitado, el lenguaje, con el que pretendemos decir lo que pensamos o decir lo que hay. Por eso resumiremos el problema del conocimiento y de la realidad en una pregunta que trata de articular estados dos dimensiones, la metafísica y la gnoseológica, en el lenguaje:




¿Podemos conocer la realidad y comunicarlo?


1. Conceptos, palabras y esencias.




Si pensar es pensar conceptos, si el ser de la realidad se especifica en esencias y si todo ellos se expresan en palabras, ¿hay algo en común entre los conceptos (nuestros pensamientos), las esencias (el ser de las cosas reales) y las palabras (que representan conceptos y esencias por medio del simbolismo de los signos lingüisticos -fonemas, grafemas-? Solo si existe algún denominador común, tiene sentido confiar en que cuando pensamos la realidad, lo que pensamos es verdad, es decir, que nuestros conceptos se corresponden con el ser esencial de la realidad. Y solo si también hay un denominador común entre esos conceptos y las palabras, tiene sentido confiar en que es posible que los demás entiendan lo que decimos.

1ª ¿Cómo podemos interpretar el aforismo de Heráclito "todo está lleno de dioses" y cómo podemos aplicarlo a la relación entre los conceptos, las palabras y las esencias?

2ª Explica qué logos podemos encontrar en los conceptos, en las palabras y en las esencias, respectivamente. Ese logos común, ¿qué tipo de relación fundamenta entre el lenguaje, el pensamiento y la realidad?

3ª ¿Qué es el panteísmo estoico? ¿Crees que tiene que ver con la idea de Heráclito de que todo está lleno de dioses?


1.1. La unidad del logos en Heráclito y los estoicos: "todo está lleno de dioses".

Heráclito considera que podemos conocer (conceptos) la realidad (esencias) y comunicarlo (palabras), porque "todo está lleno de dioses". Hay dioses en los conceptos, en las esencias y en las palabras. Hay un denominador común, "divino", en estas tres esferas (pensamiento, lenguaje y realidad) que permite que exista entre ellas la equivalencia, la igualdad, necesaria para que los conceptos, las palabras y las esencias, a pesar de pertenecer a esferas diferentes, tengan un sentido, un logos común. 

a) Armonía invisible de contrarios.

Comencemos por entender qué significa esta expresión: "todo está lleno de dioses". ¿Quiénes son esos "dioses" de los que habla Heráclito y que estarían presentes en los conceptos, en las palabras y en las esencias?

 Heráclito (540-480 a.C.) enseñaba que:
 

“El mundo forma una unidad por sí mismo y no ha sido creado por ningún dios ni por ningún hombre, sino que ha sido, es y será eternamente un fuego vivo que se enciende y se apaga con arreglo a leyes”.

El fuego, según Heráclito, es la primera materia y la primera fuerza. El fuego se convierte en agua y en tierra; así lo único se transforma en mucho, en todo. El fuego “se apaga”, “muere”, convirtiéndose en agua y en tierra; a este proceso de “extinción” del fuego lo llama Heráclito el “camino hacia abajo”. Pero “el camino hacia arriba y hacia abajo” es uno y el mismo. Simultáneamente surge del agua la muerte del fuego: todo deviene único; todas las cosas se convierten en fuego, –el fuego “se enciende”, “nace”; es el “camino hacia arriba”. Igual que se cambia oro por mercancías y las mercancías por oro, así también el fuego universal se transforma en todas las cosas y viceversa. La vida del mundo no depende de la voluntad, de la “providencia” de los dioses. La creación –la creación y la destrucción del fuego de las cosas– es espontánea, y Heráclito la compara con el juego de un niño. Heráclito es un hilozoísta. El mundo, según Heráclito, se halla en un proceso eterno de nacimiento y de destrucción:

 “Todo fluye, todo cambia (…) En este mismo río entramos y no entramos”. 

El mundo se compone de contrarios que llevan una lucha entre sí: 


“La guerra es la madre y reina de todas las cosas”. 

Los contrarios se convierten los unos en los otros: 

“Lo frío se calienta, lo caliente se enfría; lo húmedo se seca, lo seco se humedece”. 

Por eso, la presencia de un contrario condiciona la existencia del otro contrario: 

“La enfermedad hace dulce la salud”. 

Heráclito afirmaba la identidad de los contrarios: del día y de la noche, del invierno y del verano, de la guerra y de la paz, de la saciedad y del hambre, del bien y del mal, etc. Todos los cambios están sujetos a leyes estrictas. 

“Todo se produce gracias al conflicto y a la necesidad”.

 Estas leyes inherentes a la propia sustancia material son llamadas por Heráclito “el logos”. 

Heráclito: “todo está lleno de dioses”
Los “dioses” son el logos.
El logos es el que permite que toda la physis proceda de su arjé y vuelva a él, una y otra vez.
Ese logos es el fuego. Todo está lleno de dioses, de logos, de fuego.
El mundo es un fuego vivo que se encienda y se apaga con arreglo a leyes.
Todas las cosas se transforman en fuego, del mismo modo que el fuego se transforma en todas las cosas. Por eso todo (lo mucho) es uno.
Esa transformación de todas las cosas en fuego y del fuego en todas las cosas es el resultado de una lucha de contrarios: cuando el fuego se enciende, se quema el combustible. Cuando el fuego se consume aparece lo que no es fuego. 

Por lo tanto: los dioses son el logos, la armonía invisible de los contrarios, de la que todo está lleno.
 
"Los dioses" son, por lo tanto, este logos común que permite que las cosas compartan una identidad, incluso siendo contrarias. Se representa con el fuego, que alumbra precisamente consumiendo su combustible, pero que en esa dependencia forma una unidad con él. Comprendemos que esa relación de identidad entre contrarios sea tan útil para entender cómo esferas tan diferentes como el pensamiento, el lenguaje, la realidad, compartan, sin embargo, una equivalencia de sentido que nos permite reconocer que las palabras dicen lo que pensamos y que la realidad es también como la pensamos. Los contrarios (conceptos, palabras, esencias), se convierten unos en los otros.


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"Pasad, aquí también hay dioses". "Todo está lleno de dioses". ¿A qué se refiere Heráclito con "dioses"?

b) EL logos común entre conceptos, palabras y realidad.

Al hilo de esta unidad de esferas distintas, tan magistralmente descrita por Heráclito, en la que esferas independientes se convierten las unas en las otras, podemos profundizar en el logos común presente en cada una de las dimensiones que estamos problematizando: razón, lenguaje y realidad.
 
- Hay logos en la razón, en el pensamiento: los conceptos que no se contradicen.

La lógica es la parte de la filosofía que estudia las formas y principios generales que rigen el conocimiento y el pensamiento humano, considerado puramente en sí mismo, sin referencia a los objetos.

Un pensamiento lógico es aquel en el que las ideas o la sucesión de los hechos se manifiestan o se desarrollan de forma coherente y sin que haya contradicciones entre ellas (un concepto lógico no dice a la vez una cosa y lo contrario sobre el mismo asunto). Es un modo o manera particular de pensar, de ver, de razonar o de actuar que se considera coherente, racional o de sentido común.
 

El nombre de muchas ciencias termina con la palabra "logos", que significa "estudio de": biología (estudio de la vida), geología (estudio de la tierra), etc.

- Hay logos en la realidad: la admiración por el sentido que se nos ofrece.

Logos es aquello que suscita nuestra admiración, el sentido que se nos ofrece donde solo había oscuridad, lo que permite que el mundo sea racional, que tenga sentido, que se pueda comprender, que haya orden y regularidad en la sucesión de las cosas. El logos es la gran unidad de la realidad.
 
Dice Heráclito:

"No a mí, sino habiendo escuchado al logos, es sabio decir junto a él que todo es uno". 


El orden real coincide con el orden de la razón, una:

 "Armonía invisible, mejor que la visible". 

Heráclito pide que la escuchemos, es decir, que esperemos que se manifieste solo en lugar de presionar. Este ser de Heráclito, entendido como logos, es la Inteligencia que dirige, ordena y da armonía al devenir de los cambios que se producen en la guerra que es la existencia misma. Se trata de una inteligencia sustancial, una ley presente en todas las cosas. Cuando un ente pierde el sentido de su existencia se aparta del Logos.

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El estoicismo, escuela fundada por Zenón de Citio en el año 301 a.C, también recoge esta tradición de Heráclito al considerar que el Logos es el principio divino que crea, domina y dirige la Naturaleza y el Universo entero.



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LOGOS COMÚN Y CONVERTIBLE EN LOS CONCEPTOS (pensamientos), PALABRAS (lenguaje) y ESENCIAS (REALIDAD)
HERÁCLITOESTOICISMO
“Todo está lleno de dioses”. Todo está penetrado por una armonía invisible de contrarios, que permite que cada cosa se convierta en todo y que la unidad del todo se convierta en cada cosa. Pero no de una manera fluida y pacífica, sino en un conflicto constante de contrarios. La madera se puede convertir en fuego, pero solo puede hacerlo consumiéndose. Entre el fuego y la madera hay armonía, sí, pero una armonía bélica.Panteísmo: todo es dios. Todo lo que existe (palabras, conceptos, realidad), son modos de la divinidad. La armonía invisible de los contrarios que, para Heráclito, causa el logos, el fuego, los dioses, se manifiesta, para los estoicos, en la necesidad con la que todo ocurre. Pasa lo que tiene que pasar. Porque todo es manifestación de la divinidad, de un único logos que rige el destino de toda la realidad.
 
- Hay logos en el lenguaje, la comunicación: el encuentro simbólico entre pensamiento y realidad.


"Logos" es la raíz de la palabra "lenguaje".
 

Se llama "logopedida" al conjunto de métodos para la enseñanza de una fonación normal a quien tiene dificultades de pronunciación.
 

Este logos, dice Heráclito, no solo rige el devenir del mundo, sino que le habla: "indica, da signos..." al hombre, aunque la mayoría de las personas "no sabe escuchar ni hablar". Heráclito se lamenta de que la mayoría de las personas viva relegada a su propio mundo, incapaces de ver el real.

El logos común presente en los conceptos, la esencia de las cosas y en las palabras, que permite la convertibilidad (coherencia) entre ellos.
CONCEPTOS lógicosPensamientos que no dicen a la vez una cosa y lo contrario sobre lo mismo  (no hay contradicción en ellos).
ESENCIA lógica DE LAS COSASEs lo que despierta nuestra admiración, el sentido de las cosas allí donde parecía que no habría. Una armonía racional a la que se somete la physis en su constante proceso de surgir y volver a su arjé.
PALABRAS lógicasEn las palabras se encuentran los conceptos y las esencias de las cosas. Dicen lo que pensamos sobre la realidad. En los juicios verdaderos decimos lo que las cosas son.
 
El pensamiento griego (acabamos de verlo en Heráclito y en los estoicos), no deja de admirarse por la unidad y la coherencia del logos que se presenta, cuando menos lo esperamos, en todo lo que pensamos, decimos, hacemos. Hay un "amor" correspondido, un único logos, un sentido común entre esferas, en principio, contrarias, que se convierten las unas en las otras:



- La esencia de algo real se convierte en el pensamiento en el concepto de esa esencia.



- El concepto se convierte, gracias al lenguaje simbólico, en la palabra que representa el concepto pensado.



- La palabra se convierte en la esencia de una cosa porque al escribirse o al pronunciarse señala la definición de esa cosa.



4ª Aunque tanto en Heráclito como en el estoicismo se nos habla de un logos común, ¿cómo aparece insinuado, sin embargo, en el propio Heráclito, que la relación entre conceptos, palabras y esencias es problemática?



5ª Describe la intermitencia disfuncional que existe entre palabras, conceptos y esencias de las cosas reales.

6ª Indica cómo la mentira puede dotar al pasado de las característica del futuro e

incluso ser una prueba de la libertad humana.

 1.2. Dislocación o intermitencia funcional del denominador o logos común de conceptos, palabras y esencias: cuando todo no está lleno de dioses.




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a) Intermitencia en la conexión entre palabras, conceptos y realidad en Heráclito.

 Hay, sin embargo, una inequivalencia (una incongruencia, una falta de unidad entre las partes, una desarticulación)  entre esos tres ámbitos "lógicos": concepto, palabra y esencia. No olvidemos que el propio Heráclito reconoce, a pesar de la unidad de los contrarios, y que unos se convierten en otros, que son, no lo olvidemos, contrarios:

- Pensar no es lo mismo que comunicar. 

- Comunicar no es lo mismo que ser. 

- Ser no es lo mismo que pensar.

Veámoslo con un ejemplo. Es cierto que si estoy enfermo (realidad) y se lo digo (palabras) al médico y este entiende lo que digo (pensamiento, conceptos), este escribe (palabras) una receta que el farmacéutico entiende (pensamiento), me vende el medicamento (realidad), me lo tomo y me curo (realidad). Es decir, es cierta la correspondencia entre palabras, pensamientos y realidades. Sin embargo, no es lo mismo que el médico entienda qué me pasa (pensamiento, conceptos), que la medicina que me receta para mi dolencia (ser, realidad). Porque es evidente que no me curaré solo con que me entienda, sino que tendré que tomarme la medicina que necesito. Es decir, la realidad no es lo mismo que los conceptos.
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En una consulta médica se aprecia la intermitencia en la relación entre palabras, realidad y conceptos.

 Esta intermitencia justifica que la filosofía se pregunte, como hemos advertido al principio de este tema, por el problema de la relación entre el conocimiento (lo que pensamos, el concepto) y la realidad (lo que hay, la esencia). Se trata de la pregunta, dificilísima, sobre la intermitencia disfuncional entre el logos del pensar (conocer, saber, definir), el del decir (comunicar) y el de actuar (la realidad, la existencia, lo que pasa, lo que es, el ser). Una pérdida, por lo tanto, del sentido común, del logos común, de la articulación funcional entre el pensar el decir y el actuar. 

 - Pensamiento-lenguaje: aunque los conceptos se transformen en palabras, sin embargo, no somos capaces de decir lo que pensamos, o quizá decimos cosas sin pensar de las que no somos conscientes, en las que no nos reconocemos, pero que de alguna manera están en nuestra mente.

 - Realidad-lenguaje: aunque las palabras definan las esencias de las cosas, sin embargo, nombramos las cosas con grafemas y fonemas articulados que nada tienen que ver con ellas sino fuera por el valor simbólico de esos signos, de esas palabras, que hemos decidido (construcción social de la realidad) que puedan estar en el lugar de las cosas mismas.

- Pensamiento-realidad: aunque los conceptos se refieran a las esencias de las cosas,¿podemos pensar sin palabras? Si es cierto que no somos capaces de pensar sin palabras, entre la realidad que creemos pensar (su esencias) y nuestros conceptos (las definiciones de esas esencias) hay una distancia infranqueable porque siempre están las palabras, los símbolos, sin los cuales no podríamos pensar la realidad, pero que son, esas palabras, tan solo representantes de una realidad que se nos escapa.

Esta intermitencia disfuncional es tan definitoria de la condición humana que hace imposible que escapemos a una capacidad excepcionalmente humana: la capacidad de mentir. 

De no (poder) decir lo que pensamos ni (poder) pensar lo que decimos. 

- De no (poder) saber lo que pasa o de no (poder) decirlo

 



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El logos, ¿es uno o múltiple, congruente o incongruente, funcional o disfuncional, continuo o intermitente?









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Intermitencia disfuncional entre el pensamiento, el lenguaje y la realidad

LA RELACIÓN ENTRE CONCEPTOS, PALABRAS Y ESENCIAS EN HERÁCLITO. Intermitencia disfuncional: realidad, pensamiento y lenguaje, en parte coinciden (luz encendida del intermitente), en parte no (luz apagada). ARMONÍA INVISIBLE DE CONTRARIOS.

UNIDAD … (convertibilidad). La leña se convierte en fuego. … DE CONTRARIOS (no convertibilidad). A medida que el fuego está, la leña deja de estar.
La realidad se convierte en pensamiento. La esencia de las cosas (la realidad) puede ser pensada con conceptos porque entre pensamiento y realidad hay un logos común. Y sin embargo, no es lo mismo ser que pensar. No todo lo real es racional, hay en lo real algo irracional que se escapa a los conceptos. Y la naturaleza misma de los conceptos (no materiales) no puede recoger la naturaleza material de las cosas.
El pensamiento se convierte en afirmaciones. Podemos decir (en nuestros juicios, palabras) lo que pensamos (los conceptos). Y sin embargo, con frecuencia no nos reconocemos en nuestras palabras o tenemos que corregir una y otra vez el texto que parecía que recogía nuestros pensamientos. A su vez, hay afirmaciones que no entendemos o que las entendemos mal.
Las palabras representan a la realidad. Eso es el lenguaje simbólico. Los signos (fonemas o grafemas) están en el lugar de la cosa a la que se refieren. Y sin embargo, esa relación simbólica entre las palabras y las cosas a las que se refieren, es una relación convencional. La realidad representada en el el lenguaje es una construcción social.

b) Elogio de la mentira como deconexión entre lo que se dice y lo que se piensa; lo que se dice y lo que hay: pasado-futuro y libertad de verdad.


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Escena del concesionario. "Mentir. Como un bellaco".

  Detengámonos en un ejemplo de esta falta de concruencia entre el conocimiento y la realidad. En el film de Wim Wenders El cielo sobre Berlín (1987)el ángel Damiel tiene una larga conversación con su colega Cassiel, sentados ambos en un automóvil de lujo dentro de un concesionario y protegidos de las miradas humanas por su naturaleza angélica. En esa conversación, Damiel le confiesa todo aquello que desearía hacer, pero no puede:

"Notar que tengo peso, que se anulara la ausencia de fronteras, y ligarme a la Tierra (...) Poder decir: '¡Ahora, ahora, y ahora!' Y ya no decir más 'desde siempre' o 'eternamente'. Sentarme en la silla libre en una partida de cartas. Que me saluden aunque sea con un pequeño movimiento de cabeza. Siempre que hemos participado en algo, ha sido fingiendo. Hemos fingido que en una velada de lucha nos dislocaban la cadera... Hemos fingido que pescábamos en compañía... Hemos fingido que nos sentábamos a la mesa, y bebíamos y comíamos... Que nos servían cordero asado y vino en las tiendas del desierto... sólo lo fingíamos. No es que quiera tener un hijo, ni plantar un árbol. Pero qué agradable debe ser volver a casa después de un día pesado, y dar de comer al gato como hace Philip Marlowe. Tener fiebre, mancharse los dedos de negro al leer el periódico, entusiasmarse no sólo por cosas espirituales, sino por las comidas, por el contorno de una nuca, por una oreja. Mentir. Como un bellaco."

 Los ángeles tienen envidia de muchas cosas, pero entre ellas no ocupa un lugar menor la mentira desatada. Su vida sin muerte, sin caída ni redención, está condenada a un eterno aburrimiento intachable, una vida aderezada tan solo por los breves ensueños en los que se ponen en nuestra piel y simulan tener necesidades, deseos, pulsiones humanas, sin tenerlos. Los seres humanos, a diferencia de los ángeles, no sólo sufren y gozan, también manifiestan a menudo una intermitencia disfuncional entre lo que piensan, dicen y hacen.


Esta intermitencia disfuncional nos permite por medio de la mentira devolver al pasado al estado de fragilidad, de potencialidad, que tiene el futuro, mientras los hechos, en cambio, se resisten con obstinación a su deformación: a su fragilidad le oponen la resiliencia. Paradójicamente nuestra habilidad para mentir -pero no necesariamente nuestra habilidad para decir la verdad- es uno de los pocos datos evidentes y demostrables que confirman la libertad humana. No es la mentira el problema, sino la verdad. De ahí la necesidad de que una rama de la filosofía, la gnoseología, que se ocupe de ella, que se plantee la pregunta radical, a fondo, de si la verdad es posible para el animal que miente. Dificilísima tarea como ya reconocía Platón, por boca de Sócrates, quien advertía, al resolver un problema de matemáticas, que podemos equivocarnos de infinitas maneras, pero acertar solo de una.

La mentira tiene dos modalidades: cuando no decimos lo que pensamos (falta de correspondencia entre conceptos y palabras) o cuando no decimos lo que hay (falta de correspondencia entre las palabras y la realidad). Esta disfuncionalidad entre palabras, conceptos y realidad, en la mentira, tiene sin embargo un par de potencialidades que conviene señalar, que el ángel Damiel envidia de los humanos en la película "El cielo sobre Berlín":

- Mentir convierte el pasado en futuro porque al igual que en el futuro todo puede pasar (está abierto, aún no sabemos lo que ocurrirá), cuando nos permitimos mentir sobre el pasado, o cuando es un posibilidad que nos mientan sobre el pasado, el pasado se convierte en algo que puede cambiar o que está a la espera de cómo va a ser contado (exactamente igual que el futuro). Paradójicamente, el pasado, es algo que ya ha existido, no como el futuro que aún no existe; pero cuando es posible mentir sobre él, se convierte, como el futuro, en algo que aún no sabemos cómo será. El futuro no sabemos cómo va a ser, pero tampoco el pasado cuando cada uno cuenta una cosa. Esta falta de identidad entre las palabras (lo que contamos) y la realidad (el pasado), permite transformar lo ocurrido por medio de las palabras que decimos sobre ello. Como palabras y hechos (realidad) no están necesariamente unidos, podemos (al mentir) decir lo que nos apetezca sobre lo que ha pasado. En cambio, los ángeles (al menos en la película "El cielo sobre Berlín") no pueden mentir aunque quieran y por lo tanto sus palabras y los hechos (lo que pasó) están necesariamente unidos.

- ¿Por qué la mentira es una prueba de libertad? Porque nos permite hacer lo que queramos con aquello que parecería que no se cambiar, los hechos. Lo hecho, hecho está, decimos, y no puede cambiarse. Pero al mentir sobre los hechos nos permitimos el lujo de ser libres allí donde parecía que solo podíamos ser notarios de la realidad. Somos libres de decir lo que pasó o mentir sobre ello. Aunque no mintamos, la posibilidad de mentir nos hace libres incluso cuando nos sometemos o somos testigos de la verdad. Cuando decimos la verdad, podríamos no haberla dicho. En cambio los ángeles solo pueden decir la verdad, están sometidos a ella. 

Por lo tanto, la mentira (la falta de acuerdo entre lo que pensamos y lo que decimos, o lo que pasa y lo que decimos), esa disfuncionalidad, nos otorga el gran poder de cambiar el pasado o de ser libres frente a los hechos.


7ª Explica la diferencia y las consecuencias de considerar el aforismo socrático "solo sé que no sé nada" como punto de partida o como punto de llegada. Cita a un autor de cada posibilidad.

8ª ¿Por qué para Gorgias la filosofía se convierte en retórica?

9
ª ¿Cómo demuestra Gorgias que "nada existe"?

1.3. Interpretación sofista del "solo sé que no sé nada" socrático como punto de llegada.

Esta famosa frase, que Platón pone en la boca de Sócrates en la "Apología de Sócrates", después de que éste se interesara por lo que de verdad sabían los que en Atenas presumían de saber algo, no es para Platón un punto de llegada, sino un punto de partida. El reconocimiento de la ignorancia (después de un proceso de preguntas al que cree saber algo, realizadas con ironía, molestando, como si de un tábano se tratase), es el punto de partida para iniciar la mayéutica: el esforzado trabajo del diálogo filosófico en el que cuando los participantes están a punto de encontrar la definición de lo que buscan, aparecen nuevas, mejores y más difíciles preguntas.


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El método socrático: ironía y mayéutica.




Sin embargo, este aforismo socrático no siempre dio lugar a la búsqueda filosófica. Sofistas y escépticos le dieron una lectura radicalmente distinta. En efecto, para los sofistas esta sentencia es un punto de llegada: "solo sé que no sé nada", que Gorgias expresa de la siguiente manera:

 Gorgias de Leontinos (485-380 a.C.). Sobre la naturaleza o el no ser:

 

"No existe nada. Aunque existiera algo, no se podría conocer. Aunque se pudiera conocer, no se podría comunicar."


a) La filosofía se convierte en retórica.

La consecuencia de la incapacidad de la filosofía para buscar la verdad (puesto que la verdad no existe y si existiera no podría pensarse y si pudiera pensarse no podría decirse nada sobre ella), es que la filosofía deja de ser amiga de la sabiduría (filo-Sofía) para convertirse en "sofía", en saber (pero no un saber como el de los dioses inmortales que habían tenido todo el tiempo para definir lo mejor que nos puede pasar). Esta "sofía" (sin "filo") no es un saber sobre el conocimiento (gnoseología) ni sobre la realidad (metafísica), sino un saber sobre el lenguaje mismo. La filosofía se convierte en oratoria, en retórica, en la habilidad para ganar un debate se tenga o no razón utilizando el rebuscado arte del discurso. De hecho Gorgias, en el transcurso de sus clases de retórica, pedía a sus alumnos que eran capaces de demostrar  una cosa y lo contrario (al no existir la verdad tampoco hay posibilidad de contradecirse). De ese modo podían estar seguros de ganar un pleito en el ágora (en la plaza pública, como en la que tuvo lugar el juicio a Sócrates) incluso aunque fueran culpables o sus demandas no fueran justas. Esta "sofía" del lenguaje, la retórica, traslada la argumentación de la esfera de la filosofía a la del derecho, donde la verdad no importa, sino que lo que cuenta es ganar el debate en el tiempo previsto por la clepsidra. Por supuesto, Gorgias cobraba mucho dinero por esta enseñanza, ya que quien adquiría esas habilidades podía obtener buenos réditos económicos, políticos y sociales. En este sentido, Sócrates, para distinguir la mayéutica (el diálogo fiosófico) del debate retórico, recordaba a sus interlocutores que él no cobraba (a pesar de que él prestaba el mejor servicio a  Atenas, ayudando a los ciudadanos a evaluar sus conocimientos).


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Se conservan tres manuales suyos de retórica: Retórico, Elogio de Elena y Defensa de Palamedes.

b) Nihilismo gnoseológico y metafísico.
 
Veamos, pues, a continuación, las tres afirmaciones básicas con las que Gorgias convierte el aforismo socrático en el punto de llegada de la búsqueda de la verdad. Un punto de llegada radical, porque sirve para sustentar que nada existe, ni pensarse ni decirse. El punto de llegada del "solo sé que no se nada" pone todo su acento en la nada, en el nihilismo:

- Nada existe (demostración del nihilismo metafísico).

 Para demostrar que "nada existe", utilizaremos el método de reducción al absurdo. Este procedimiento trata de demostrar lo contrario de lo que se quiere demostrar. Al hacerlo, pueden pasar dos cosas: que al demostrar, en este caso, que "algo existe" lleguemos a conclusiones absurdas (en cuyo caso queda demostrado que nada existe), o que al intentar demostrar que "algo existe" lo consigamos, en cuyo caso queda descartado que "algo existe".

Entonces, intentemos demostrar que "algo existe". Ahora bien, hay dos modos de existencia: la existencia eterna, infinita (que no tiene ni principio ni fin) y la existencia finita, no eterna (que tiene principio y fin). Intentemos demostrar cada una de ellas:

Si la existencia fuera eterna, infinita, como no tiene principio ni fin, no podría ser contenida por ningún recipiente. Ahora bien, esto es lo mismo que le pasa a la nada: que no sabemos dónde empieza ni dónde acaba y que tampoco puede ser metida en ningún recipiente. Luego, lo infinito y  la nada no se pueden distinguir. Por lo tanto, si algo existe no puede ser infinito.

Veamos qué pasaría si la existencia fuera finita, no eterna. Ésta forma de existencia tiene principio y fin. Ahora bien, al tener principio, hubo un "antes" de ese principio en que no había nada. Pero si aplicamos el principio de razón suficiente, vemos fácilmente que de la nada, nada se puede sacar porque nada da lo que no tiene. La nada, que es ausencia de ser, no puede ser origen del ser. Luego tampoco la existencia puede ser finita.

Por lo tanto, si al intentar demostrar que algo existe hemos llegado al absurdo de que esa existencia no se podría distinguir de la nada o que la existencia tendría que salir de la no existencia, entonces, aplicando el método de reducción al absurdo queda demostrado que es absurdo que "algo exista", luego "nada existe".

- Si algo existiera sería incognoscible (nihilismo gnoseológico)

Si el no ser no pudiese ser pensado, no existiría el error. Dado que el error existe, se infiere que puede pensarse el no ser. Así, podemos decir que hay cosas no pensadas que existen, y cosas no existentes que pueden ser pensadas. De esta manera señala que existe una división entre pensamiento y ser y, por tanto, si algo existiese, no podría ser pensado. 

- Si algo fuese cognoscible sería incomunicable.

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La construcción social de la realidad. ¿Es cierto que no existen verdades absolutas?


La palabra no comunica más que sonidos articulados. Mediante el lenguaje simbólico no transmitimos colores, sabores, tamaños, etc., sino solamente sonidos. Es decir, no transmitimos las cosas en sí sino solo palabras. Con ello pone de manifiesto el divorcio existente entre signo y significado (entre el término que designa y el objeto designado), y destaca la imposibilidad de transmitir la realidad mediante la palabra. El trono está vacío: la palabra no señala a nada. No está en el lugar de ningún pensamiento tampoco. La palaba es lo que parece, o mejor, lo que se aparece de ella: sonido, grafema, relieve. No envía a nada más allá de su significante ni viene de ningún pensamiento.




“Solo sé que no sé nada” (Apología de Sócrates).
PUNTO DE PARTIDA. El reconocimiento de la ignorancia da paso a la búsqueda de la verdad. PUNTO DE LLEGADA. El reconocimiento de la ignorancia desactiva la búsqueda de la verdad.
Sócrates: “solo sé que no se nada” es el fruto de la ironía, proceso en el que al examinar lo que uno cree saber, cae en la cuenta de que no sabe lo que creía saber. Es el punto de partida para el filósofo, que no solo reconoce que no sabe, sino que quiere saber (querer-filo saber-sofía). La ironía da paso a la mayéutica, en la que el maestro ayuda al discípulo a que recuerde lo que de verdad sabe pero ha olvidado. Gorgias: “solo sé que no sé nada” es el nihilismo referido no solo a la gnoseología (“nada puede pensarse”), sino también a la metafísica (“nada existe”) y al lenguaje (“nada puede decirse”). Puesto que nada puede decirse sobre la realidad ni sobre lo que se piensa, el lenguaje solo es retórica, es decir, la capacidad de vencer a los enemigos (en la lucha por el poder, por el dinero, etc), en un diálogo (no filosófico).
Platón: “solo sé que no se nada” es el reconocimiento de que sobre la justicia, la verdad, la belleza, el amor, solo tenemos opiniones, es decir, conocimientos cambiantes. Sin embargo, el eros, el amor por el saber es tan fuerte que impulsa el deseo por ascender en la escalera gnoseológica, y pasar de la opinión a la ciencia, del mundo sensible al mundo de las ideas. Escepticismo: “solo sé que no sé nada” prolonga indefinidamente cualquier juicio sobre la realidad. El análisis constante de todo lo que se cree saber nos previene sobre el riesgo de las definiciones. Por ejemplo, mejor no definir como “amor” la relación con esa persona especial porque cuando en esa relación aparezca una decepción será más llevadera si no hemos creído que era una relación amorosa.
Teeteto: cada una de las objeciones que Sócrates platea a las relaciones que establece entre conocimiento y realidad, le embarcan en la dialéctica negativa (aquella que ya existía en Mileto) que alimenta el diálogo filosófico entre amigos que piensan distinto y al contradecirse alumbran una verdad mejor.

10ª ¿En qué consiste el peligro del diálogo filosófico? ¿Cómo se ilustra en la vida de Sócrates y en la de Teeteto?


11ª ¿Por qué para Sócrates Teeteto es un joven prometedor?

12ª ¿Cuáles son las tres definiciones que propone Teeteto para relacionar el conocimiento y la realidad? ¿Cómo desmonta Sócrates cada una de ellas?

13ª ¿Qué problemas plantean en la la relación entre el conocimiento y la realidad  los símiles de la pajarera y de las sílabas, respectivamente, en el diálogo "Teeteto" de Platon?

14ª Comenta la diferencia en el diálogo político cuando se da entre contrincantes amigos de la justicia y cuando se da entre enemigos. Expón los casos de Sócrates y de Teeteto.




2. El problema de la relación entre el conocimiento y la realidad en el diálogo "Teeteto" de Platón.

"Teeteto" es un diálogo escrito por Platón (alrededor del 369 a. C.) que trata sobre la naturaleza del saber. En él se presenta la relación entre la realidad y el conocimiento como una ciencia buscada, con preguntas cada vez mejores y más difíciles de responder.El diálogo comienza con una charla introductoria en Mégara, donde se nos muestra a Euclides comentando a Terpsión cómo se encontró a Teeteto, apenas vivo, conducido a su casa desde el campo de batalla. Después de recordar la profecía hecha por Sócrates (ya muerto) en la que describe al herido con un futuro brillante, los dos personajes se encaminan a la casa de Euclides. Una vez acomodados un esclavo se dispone a leerla para ellos.

Pero antes, tenemos que fijarnos bien en esta curiosa puesta en escena llena de paralelismos entre Sócrates y Teeteto.



2.1. Paralelismos entre Sócrates y Teeteto.

a) Los dos son objeto de una profecía, aunque de naturaleza diferente:
 
- La de Sócrates es un oráculo (el Óraculo de Delfos), no está escrita, es oral (por boca de la pitia o pitonisa) y procede del dios Apolo.



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Pitia del Oráculo de Delfos.

  - La de Teeteto procede del propio Sócrates (de la Filosofía, podríamos decir), y está escrita (de hecho es la única referencia en toda la obra de Platón a algo escrito por Sócrates).

 b) Las dos profecías marcan el destino de sus destinatarios:

- La de Sócrates le proclama como el hombre más sabio de Grecia.

- La de Teeteto como un joven prometedor.  Porque cuando intenta definir la relación entre el conocimiento y la realidad, a pesar de las sucesias objeciones de Sócrates a cada una de esas definiciones, resiste bien a la ironía (dificultades a lo que cree saber). Reconoce que no sabe lo que creía saber y queda agradecido a Sócrates por el bien que le hace al picarle, como tábano, en su ignorancia. Teeteto es un amigo de la verdad y con él si se puede dialogar. Porque sabe que una vida sin examen no merece la pena ser vivida.

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Teeteto es un joven prometedor porque ha hecho del diálogo filosófico, y su compromiso con el saber, el sentido de su vida.

  c) Las dos desencadenan en sus destinatarios un compromiso con el saber:

- Sócrates, para intentar comprender el oráculo, sale al encuentro de otros ciudadanos que en principio parecerían más sabios que él. Pero se da cuenta de que mientras que ellos no saben lo que no saben él al menos sabe lo que no sabe, y en ese sentido es más sabio que ellos.

 - Teeteto acepta el reto de Sócrates de definir qué es el conocimiento y no se doblega ante las cuestiones y las objeciones de Sócrates. Por eso, a cada corrección, Teeteto propone una nueva definición. Su búsqueda de la definición es inasequible al desaliento.

d) El destino mortal de la profecía: el peligro del diálogo filosófico en la política.


- Sócrates es condenado a suicidarse bebiendo la cicuta porque no ha podido demostrar que es justo y dice la verdad (acusado por quienes no aceptaron la utilidad de sus preguntas), porque el tiempo de la clepsidra no ha sido suficiente para definir qué son la verdad y la justicia.

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El suicidio de Sócrates.
 - Teeteto vuelve malherido de la guerra, manifestando de forma alegórica que el compromiso filosófico con la verdad siempre está amenazado por quienes quieren seguir encadenados en el fondo de la caverna. 

Ya Heráclito advertía que la ley que gobierna el cosmos es la guerra, la lucha de contrarios. El sentido que se nos ofrece no es una verdad pacífica. Su luz, como la que produce el fuego, es el resultado de que su contrario arda. Como sabemos, la filosofía, entre otras causas comienza en la polis de Mileto debido a su ambiente cosmopolita. La actividad comercial marítima propiciaba el encuentro con personas que tenían ideas muy diferentes sobre los mismos asuntos. El peligro de ese encuentro entre contrarios es rebasar la fina raya que separa al contrincante (amigo en la búsqueda de la verdad común), del enemigo. Éste no busca alumbrar el fuego de la verdad en la refriega con su contrincante. Busca el combate en el que solo uno puede quedar en pie. Los especialistas en convertir un diálogo entre contrincantes en una lucha entre enemigos son los sofistas. Liberados de la búsqueda de la verdad (puesto que si existiera ni podría pensarse ni comunicarse), utilizan la dialéctica para vencer en aquellos debates en los que tienen algo que ganar o algo que perder. Esa transformación de la filosofía en artillería contra los enemigos políticos ya se ha cobrado su primera víctima, Sócrates. Y ahora también Teeteto que vuelve malherido de la refriega política. 

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No se debe dialogar con quien puede utilizar cualquier cosa que digas en tu contra, por más que tenga la apariencia de ser alguien dialogante.


En efecto, Sócrates repite en varias ocasiones en la "Apología" que la defensa de su compromiso con la verdad y la justicia será inútil. No lo dice porque no le dé tiempo al elegir la vía filosófica de avanzar la investigación con nuevas, mejores y más difíciles preguntas. Sino porque la acusación de los sofistas no es un diálogo filosófico, sino un proceso de acusación en el que cualquier cosa que diga puede ser utilizado en su contra.



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Julian Assange.
WikiLeaks (del inglés leak, «fuga», «goteo», «filtración [de información]») es una organización mediática internacional sin ánimo de lucro que publica a través de su sitio web informes anónimos y documentos filtrados con contenido sensible en materia de interés público, preservando el anonimato de sus fuentes. El lanzamiento del sitio se realizó en 2006​. WikiLeaks se describe a sí misma como una organización fundada a nivel internacional por disidentes chinos, así como por periodistas, matemáticos, científicos y tecnólogos de empresas start-up de los Estados Unidos, Taiwán, Europa, Australia, y Sudáfrica. Los creadores de WikiLeaks no han sido identificados formalmente. Uno de sus asesores, redactor jefe y actual director es el australiano Julian Assange. Últimamente, después de la detención de Assange el 7 de diciembre de 2010, Kristinn Hrafnsson toma las riendas de la organización.​

2.2. Las definiciones de Teeteto.

En la primera parte del diálogo nos encontramos a Sócrates pidiéndole a Teodoro que le presente algún joven digno de mención y este lo acerca a Teeteto. Después de las habituales preguntas de Sócrates, termina Teteeto por definir la relación que existe entre el conocimiento (gnoseología: pensamientos, conceptos) y la realidad (metafísica: el ser, lo que hay, lo que pasa:



a) Primera definición: el conocimiento es igual a la percepción.

Pero: ¿Qué se entiende por percepción? ¿Que sucede con el conocimiento fruto de la locura? Quién haya conocido pero ahora no percibe lo que ve, ¿conoce o no? 

b) Segunda definición: el conocimiento se formula en juicios verdaderos.

Para la segunda parte del diálogo nos encontramos con que Teeteto, después de que haya sido desechado que el conocimiento sea igual a la percepción, está ensayando otra definición. El conocimiento  formula juicios verdaderos. Sócrates, como siempre, plantea algunas dudas: Si damos por hechos que existen juicios verdaderos estamos dando por hecho la existencia de juicios falsos. ¿Cual es la naturaleza de los juicios falsos? Llegada la investigación a este punto se cuestiona si en realidad los juicios falsos se dan en la confusión que se produce al tomar lo que "es" por lo que "no es". Después de un debate se llega a la conclusión de que si se sabe lo que las cosas "son" no hay lugar para confusiones entre lo que es y lo que no es

Sócrates, no contento con la definición, ensaya otra hipótesis para explicar la naturaleza de los juicios falsos: ¿Estarán relacionados con la memoria o el recuerdo? Si así fuera se debería a lo siguiente: El juicio falso se podría producir por no tener delante percepción o sensación pero si el recuerdo. Esto lleva a que el maestro explique, a través del Símil de la Pajarera: se pueden cazar palomas y meterlas en un palomar o pajarera. Se podría decir que las poseemos a todos ellas, pero que, sin embargo solamente las tenemos cuando, por ejemplo las tomamos una por una en nuestras manos para hacer con ellas lo que quisiésemos (darles de comer, soltarlas, curarlas ... etc. El alma es como un palomar en donde situamos los diferentes saberes o ciencias "cazadas" o aprendidas. Ahora bien, como las palomas, tales ciencias o saberes: ¿puede decirse que las poseemos pero no las tenemos? Si decimos que si, entonces nos encontramos con la contradicción de que sabemos y no-sabemos, es decir, decimos que hemos aprendido algo que es necesario aprender de nuevo con el objeto de recobrar paso a paso lo aprendido. Es ilógico, piensa Sócrates, que no se sepa lo que se sabe.

c) Tercera definición: el conocimiento es un juicio verdadero acompañado de un razonamiento  o explicación.

En la tercera y última parte nos encontramos con que rechazada la hipótesis anterior, Teeteto ensaya una nueva definición: el conocimiento es un juicio verdadero acompañado de una razón o explicación.  Sócrates somete a crítica la creencia a través del Símil de las Sílabas en Teeteto 201c-205d:


"Si consideramos la realidad como un todo, entonces ésta tiene una razón de ser, es decir, es cognoscible (ciencia) y, sin embargo, si la consideramos en sus elementos, entonces no tiene una razón de ser, es decir, es incognoscible (no-ciencia). Ahora bien, las silabas son una realidad que puede analizarse o bien en los elementos que la componen o bien como formando un todo. Pero si las consideramos en sus elementos, entonces lo que se dice que es una razón de ser, no es una razón de ser, es decir, la realidad cognoscible es, a su vez, incognoscible. Y si las consideramos como formando un todo ,también lo cognoscible es lo no cognoscible. Por consiguiente: ya consideremos la realidad como un todo o en sus elementos, no es cognoscible".

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Lo que tiene sentido está compuesto de lo que no lo tiene






15ª  Según Sócrates, ¿es más facil acertar (correspondencia entre conocimiento y realidad) o equivocarse (falta de correspondencia)? ¿Qué alternativa marcan el escepticismo y la segunda navegación de la filosofía, respectivamente, ante ese asunto?

2.3. La dificulta de decir lo que las cosas son: ¿protegerse del error (escepticismo) o ambicionar el saber (segunda navegación de Platón)?

Sócrates identificó su sabiduría (esa que le convirtió, según el Oráculo de Delfos,  en el hombre más sabio de Gracia) en la conciencia de que él no había acertado con la solución de ninguna de las preguntas que se había hecho. Mentras que los ciudadanos con los que se entrevistó creían acertar las respuestas a las preguntas a las que Sócrates les sometía, él sabía que no habían acertado. Su sabiduría era la de quien sabía lo difícil que era acertar con la solución de preguntas difíciles (esas que definen una vida que vale la pena como nos proponía Marco Aurelio). Frente a la inmensa mayoría de sus interlocutores que no veían esa dificultad o que incluso creían saber las respuestas, Sócrates tomó conciencia de lo difícil que es saber algo de verdad. Platón nos recuerda esta dificultad en el asalto al tercer nivel de la escalera gnoseológica (de la línea segmentada que representa la opinión y la ciencia), que corresponde al momento en que al salir de la Caverna estamos a punto de quedarnos ciegos. Es el momento en que, después de aprender a diferenciar las imágenes de las cosas que las producen, describimos por medio de las matemáticas y la geometría esas cosas. En efecto:

- Sabemos que, por lo general, en cualquier operación aritmética, solo hay una posibilidad de acertar e infinitas posibilidades de equivocarse. En una infinita cantidad de posibilidades de fallar, acertar es como encontrar una aguja en un pajar.

- O que incluso, sabiendo resolver el problema y queriendo hacerlo, no es infrecuente que se nos olvide algo y que nos salga mal.

El arquero que dispara su flecha al lugar donde aún no está la pieza o Aquiles que no logra alcanzar a la tortuga, nos recuerdan esa dificultad de acertar, de decir lo que las cosas son, de conocerlas de verdad. 

LLegados a este punto, se abren dos posibilidades: hacer de la filosofía una escuela moral que nos ayude a prevenir el error y sus consecuencias (escepticismo) o hacer de la filosofía una ambición por el saber que supere la filosofía como un mero reconocimiento de la ignorancia (teoría de las ideas de Platón).

a) Pirrón (360-270 a.C.): el escepticismo ("yo examino").

El legado de su doctrina filosófica nos ha llegado principalmente a través de Sexto Empírico. Según su testimonio, Pirrón negaba que se pudiera llegar a los primeros principios de la deducción aristotélica. De este modo rebaja cualquier pretensión de acceder a una definición definitivia tanto de la verdad como de cualquier asunto de los que Marco Aurelio decía que son lo mejor qu enos puede pasar. Para ello mantiene siempre activada la "skeptikós", es decir, la crítica de toda certeza. De ese modo, al poner de manifiesto la imprecisión y la insuficiencia de toda definición, relativiza nuestro apego por ella y minimiza el sufrimiento que nos espera cuando nuestras certezas se vean decepcionadas por la realidad.

b) Platón: segunda navegación.
L



Como veremos más abajo, Platón se refiere a la navegación que se realiza cuando no hay viento a favor y las velas ya no sirven. Se trata, claro está, de navegar a remo. Una navegación mucho más difícil y esforzada, pero necesaria si se pretende continuar con la singladura. Sin duda es a esta segunda navegación a la que se refiere la ciencia buscada y nunca encontrada que requiere de nuevas, mejores y más difíciles preguntas.

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Segunda navegación de la Filosofía.



Podríamos decir, por lo tanto, que Sócrates ve en Teeteto un joven prometedor porque no es un escéptico (que busca ante todo no sufrir por las decepciones de que las cosas no sean como había creído que eran). Sino un esforzado remero que no se queda parado cuando el viento (las objeciones de Sócrates) no soplan a favor de su búsqueda de la verdad.


Karl R. Popper (1902-1994). El mito del marco común. En defensa de la ciencia y la racionalidad:

"El primer deber de todo estudiante serio es proseguir el desarrollo del conocimiento participando en la búsqueda de la verdad, o en la búsqueda de mejores aproximaciones a la verdad. Todo estudiante es falible, por supuesto, como lo son incluso los más grandes maestros: todo el mundo está condenado a cometer errores, hasta los más grandes pensadores. Aunque este hecho debiera ayudarnos a no tomar excesivamente en serio nuestros errores, tenemos que resistir la tentación de desdeñarlos con negligencia: el establecimiento de elevados patrones para juzgar nuestro trabajo y el deber de hacer, mediante el trabajo esforzado, que esos patrones sean cada vez más exigentes, son dos cosas indispensables. Al mismo tiempo, jamás debemos olvidarnos (especialmente en lo concerniente a la aplicación de la ciencia) de la finitud y la falibilidad de nuestro conocimiento, ni de la infinitud de nuestra ignorancia".

3. Deseo de ser y deseo de saber. Platón: la teoría de las ideas.

Frente a la postura sofista de Gorgias que niega la realidad, el ser (nada existe) y el conocimiento (nada puede pensarse), Platón propone su teoría de las ideas en la que la estructura del cosmos y del ser humano están movidas por un logos que desea saber (frente al "nada puede pensarse") y ser (frente al "nada existe"). Este deseo "lógico" que busca el ser (filo-ontología) y el saber (filo-sofía) no se atrinchera en la prudencia de los escépticos que "suspenden el juicio" y permanecen siempre alerta con sus exigencias analíticas, sino que se entrega con todo el alma y hasta las últimas consecuencias (recordemos el destino de Sócrates o la vuelta de la guerra de Teeteto malherido), a ese deseo de verdad.


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El problema del Ser (Parménides) y el Devenir (Heráclito).
 16ª Describe el itinerario filosófico desde los presocráticos hasta Platón.



3.1. De los presocráticos a Platón.


- La primera pregunta de la Filosofía, lo sabemos, surge en Mileto, en el siglo VI a.C., cuando Tales se pregunta por el arjé de la physis: ¿cuál es el principio que esta en el origen de la naturaleza y que permanece en todos sus cambios? 

- La prueba de que fue, y es todavía, una buena pregunta filosófica, es que dio lugar a otra, aún mejor, y más difícil de responder: ese arjé, ¿es el cambio, la multiplicidad, el devenir, como proponía Heráclito? ¿O más bien la permanencia, la unidad, el Ser, como sostuvo Parménides? En el seno de esta controversia Platón propone una gnoseología y una metafisica en la que se integran el ser y el devenir. Lejos de excluirse, ambos son necesarios para representar una imagen del mundo y del conocimiento completos: el devenir es el mundo sensible, el Ser, el mundo de las Ideas (inteligible).

- Una vez llegado al punto de mayor dificultad (el problema del Ser y el Devenir), es preciso emprender decididamente una segunda singladura: "a remo". Platón llama "Segunda Navegación de la filosofía occidental" a esta segunda singladura. Los filósofos presocráticos habían buscado el arjé o "elemento primordial" de la fisis (de la realidad) en causas materiales (tierra, aire, agua, fuego...) e inmanentes (de la propia naturaleza); Platón lo hará, en cambio, en causas inmateriales y trascendentes (fuera de la naturaleza) a la fisis, a las que llama ideas. Gracias a las ideas, Platón retoma la preocupación de los presocráticos por el problema de la naturaleza (el arjé de la fisis) y demuestra que los conceptos y definiciones que éste buscaba (qué son la belleza, la justicia, el amor, el bien...), son realidades inmateriales extramentales (sustancias suprasensibles).


17ª ¿En qué sentido podemos afirmar que la propuesta filosófica de Platón es más ambiciosa que la de su maestro Sócrates?
18ª Explica la siguiente expresión del diálogo "Fedón" que Platón pone en boca de Sócrates: "los que filosofan de verdad, se preparan para morir".
19ª ¿Qué es y que función tiene el alma en el pensamiento platónico? 
21ª Relacina los dualismos metafísico, gnoseológico y antropológico en el pensamiento de Platón.
22ª Comenta cuatro características antagónicas entre el mundo sensible y el mundo de las ideas en Platón. Describe las tres maneras en que se relacionan.
23ª Frente al nihilismo de Gorgias para quién "nada existe", ¿en qué consiste el deseo de ser de las cosas según Platón?


3.2. El dualismo metafísico de Platón: deseo de ser.


La teoría de la realidad de Platón (su metafísica) es un dualismo cosmológico, es decir, propone la existencia de dos realidades, el mundo sensible y el mundo de las ideas, para articular la dos grandes propuestas de los filósofos presocráticos sobre el arjé de la physis: el ser de Parménides y el devenir de Heráclito.

a) ¿Por qué la teoría de las ideas?


- La superación de la filosofía: del amor por el saber a su posesión.

La clepsidra no le dio a Sócrates el tiempo que necesitaba para definir la justicia, porque al usar la filosofía para defenderse en su juicio, se embarcó en un proceso de búsqueda en el que cuanto mejores eran sus respuestas sobre la justicia, mejores y más difíciles preguntas se le ocurrían. Él mismo, al beber la cicuta que cumpliría la condena a muerte a la que fue sentenciado, reconoció que sería a partir de ese momento, cuando ya esté en compañía de los dioses, cuando podrá, por fin, discutir sobre lo mejor que nos puede pasar y encontrar la ciencia buscada. En compañía de los dioses, donde no hay tiempo, la sabiduría por fin será posible. Todos los diálogos platónicos, en los que Sócrates reconoce al final de cada uno, la dificultad de resolver preguntas tan difíciles como qué es la justicia o qué es el amor, y que había propuesto dejar para otro momento, todos esos momentos aplazados, por fin serán atendidos definitivamente.

Platón. Apología de Sócrates:

 "Profundicemos un tanto la cuestión, para hacer ver que es una esperanza muy profunda la de que la muerte es un bien (...) si la muerte es un tránsito de un lugar á otro, y si, según se dice, allá abajo está el paradero de todos los que han vivido, ¿qué mayor bien se puede imaginar, jueces míos? Porque si, al dejar los jueces prevaricadores de este mundo, se encuentran en los infiernos los verdaderos jueces, que se dice que hacen allí justicia, Minos, Radamanto, Eaco, Triptolemo y todos los demás semi-dioses que han sido justos durante su vida, ¿no es este el cambio más dichoso? ¿A qué precio no compraríais la felicidad de conversar con Orfeo, Museo, Hesíodo y Homero? Para mí, si es esto verdad, moriría gustoso mil veces. ¿Qué trasporte de alegría no tendría yo cuando me encontrase con Palamedes, con Afax, hijo de Telamón, y con todos los demás héroes de la antigüedad, que han sido víctimas de la injusticia? ¡Qué placer el poder comparar mis aventuras con las suyas! Pero aún seria un placer infinitamente más grande para mí pasar allí los días, interrogando y examinando á todos estos personajes, para distinguir los que son verdaderamente sabios de los que creen serlo y no lo son. ¿Hay alguno, jueces míos, que no diese todo lo que tiene en el mundo por examinar al que condujo un numeroso ejército contra Troya ó Ulises ó Sísifo y tantos otros, hombres y mujeres, cuya conversación y examen serian una felicidad inexplicable? Estos no harían morir á nadie por este examen, porque además de que son más dichosos que nosotros en todas las cosas, gozan de la inmortalidad, si hemos de creer lo que se dice. Esta es la razón, jueces mios, para que nunca perdáis las esperanzas aún después de la tumba, fundados en esta verdad; que no hay ningún mal para el hombre de bien, ni durante su vida, ni después de su muerte; y que los dioses tienen siempre cuidado de cuanto tiene relación con él; porque lo que en este momento me sucede á mí no es obra del azar, y estoy convencido de que el mejor partido para mí es morir desde luego y libertarme así de todos los disgustos de esta vida. Hé aquí por qué la voz divina nada me ha dicho en este dia. No tengo ningún resentimiento contra mis acusadores, ni contra los que me han condenado, aun cuando no haya sido su intención hacerme un bien, sino por el contrario hacerme un mal, lo que sería un motivo para quejarme de ellos. Pero sólo una gracia tengo que pedirles. Cuando mis hijos sean mayores, os suplico los hostiguéis, los atormentéis, como yo os he atormentado á vosotros, si veis que prefieren las riquezas a la virtud, y que se creen algo cuando no son nada; no dejéis de sacarlos a la vergüenza, si no se aplican a lo que deben aplicarse, y creen ser lo que no son; porque asi es como yo he obrado con vosotros. Si me concedéis esta gracia, lo mismo yo que mis hijos no podremos menos de alabar vuestra justicia. Pero ya es tiempo de que nos retiremos de aquí, yo para morir, vosotros para vivir. ¿Entre vosotros y yo, quién lleva la mejor parte? Esto es lo que nadie sabe, excepto Dios."

Ahora bien, ¿es necesario apurar el destino de Sócrates hasta el final, es decir, morir, para poder saber qué es la justicia? Platón propone la existencia de un mundo del ser (de Parménides), el mundo de las ideas, en el que estarían todas esas definiciones que Sócrates pretendía encontrar en los diálogos filosóficos por medio de la ironía y la mayéutica. Este mundo, desprovisto del tiempo del mundo sensible en el que estamos (del devenir), reúne las condiciones para que el proceso que impide que la ciencia buscada (de la que habla Aristóteles) y nunca encontrada, por fin se encuentre, gracias a su existencia sin tiempo (eterna, inmutable), disponible para ser contemplada. Esta propuesta platónica es muy ambiciosa. Ya no se conforma con ser amigo de la sabiduría (filó-sofo), sino que aspira a la sabiduría de todas esas cosas que son lo mejor que nos puede pasar. Cuando Platón asiste a la muerte de Sócrates y le escucha esa declaración, justo antes de beber la cicuta, en la que se siente afortunado por dejar de ser filósofo (él que tanto se había empeñado en convertir a Platón y a sus amigos en filósofos, sabios por lo que no saben, más que por lo que saben) y por fin comenzar a ser sabio, no puede menos que ambicionar que la ciencia buscada y nunca encontrada (porque siempre surgen nuevas y más difíciles preguntas), pueda ser ahora la ciencia buscada y encontrada.


- "Los que filosofan de verdad se preparan para morir": teoría del alma.

Ahora bien, ¿cómo acceder a la compañía de los dioses si aún no hemos muerto? ¿Cómo pasar del diálogo filosófico escrito, abierto, al diálogo con los dioses en la eternidad? ¿Cómo dejar de buscar para empezar a poseer la verdad, la justicia, la belleza, el bien? Solo si hay algo en nosotros divino, inmortal, perecedero, inmaterial, inmutable, algo que esté familiarizado con el mundo de los dioses en el que Sócrates ya está, solo en ese caso, será posible saber de verdad y no simplemente amar el saber. Por eso Platón pone en boca de Sócrates, en el díalogo "Fedón", la frase "los que filosofan de verdad se preparan para morir". Declaración, que entre otras interpretaciones, puede admitir la interpretación de que filosofar de verdad, es decir, no solo amar la verdad, sino poseerla, solo es posible cuando estemos muertos, como Sócrates, y vivos para el diálogo con los dioses que lo saben todo. Algo que solo será posible si hay algo en nosotros que no muere y que está, sin estar todavía, en la misma esfera metafísica que aquella en la que se encuentran ya los dioses y Sócrates. Sin duda, el nombre de eso divino que hay en nosotros, es el alma.



b) Antagonismo en el dualismo cosmológico.

De golpe, nos hemos encontrado con varios dualismos, es decir, con divisiones más o menos antagónicas (contrarias) en realidades que parecían únicas:


             RELACIÓN ENTRE LA GNOSEOLOGÍA (CONOCIMIENTO), METAFÍSICA (REALIDAD) Y LA ANTROPOLOGÍA (EL HOMBRE) EN EL DUALISMO PLATÓNICO.
              DOS DIMENSIONES EN EL SER HUMANO              CUERPO, SENTIDOS, MATERIAL. LOS PRISIONEROS.              ALMA RACIONAL, DIVINA INMATERIAL. EL PRISIONERO QUE SE HA LIBERADO.
             DOS TIPOS DE  REALIDAD, DE SER              MUNDO FÍSICO, DEVENIR        MATERIAL, CAMBIANTE, PLURALIDAD, DIVERSIDAD. LA CAVERNA.        ,      MUNDO DE LAS IDEAS, SER, INMATERIAL, PERMANENTE, UNIDAD. EL EXTERIOR DE LA CAVERNA.
              DOS NIVELES DE CONOCIMIENTO, DE PENSAMIENTO               OPINIÓN, CONOCIMIENTO CAMBIANTE, EXPERIENCIA              CIENCIA, VERDAD UNIVERSAL: MATEMÁTICAS-GEOMETRÍA Y CONTEMPLACIÓN (INTUICION INTELECTUAL)

- En el ser humano (dualismo antropológico): cuerpo y alma (lo divino que hay en nosotros).


- En el conocimiento (dualismo gnoseológico): filosofía (ciencia buscada y nunca encontrada) y sabiduría (ciencia encontrada).


- En la realidad, que se dice de dos maneras distintas (dualismo metafísico), con características opuestas: la realidad del mundo sensible (del Devenir) y la realidad del mundo de las ideas (del Ser). Una dialéctica negativa (puesto que propone dos mundos con objetos opuestos) que Adorno señalaba como el lugar en el que tiene lugar la filosofía.


Platón extiende el dualismo cosmológico (mundo sensible, mundo inteligible), al hombre (dualismo antropológico: cuerpo y alma) y al propio conocimiento (dualismo gnoseológico: ciencia y opinión): cuando el hombre conoce por medio del cuerpo (con los sentidos), sólo puede acceder a aquello de lo que se puede tener experiencia (el mundo sensible) y el tipo de conocimiento no puede superar la opinión. Pero si conoce sin el cuerpo (con la razón), entonces contempla el mundo inteligible de las ideas, y pasa de la opinión a la ciencia. 

    La realidad tiene dos dimensiones contrapuestas.
            MUNDO SENSIBLE. PHYSIS. DEVENIR. Heráclito. El mundo de las cosas, los seres vivos y los seres humanos (y sus acciones).

               MUNDO DE LAS IDEAS. SER. PERMANENCIA. Parménides.
            Participaciones imperfectas: solo en parte cumplen esa definición. Una acción justa en parte lo es, pero ninguna lo es perfectamente.
             Esencias: son la definición de justicia, bien, verdad, belleza, amor...
           Copias, imitaciones: cada cosa es lo que es en la medida en que copia a su idea-forma. Una acción será valerosa en la medida en que se parece a la idea de belleza.
          Formas: el modelo, el arquetipo, en el que se miran los objetos del mundo sensible
Materiales: ocupan un lugar en el espacio (son extensas).
Inmateriales: inextensas, no ocupan un lugar en el espacio.
Mutables: todo lo que existe en el mundo sensible cambia. Deja de ser una cosa para ser otra. Y así en un constante devenir.
Inmutables: la idea de amor es la misma ayer, hoy y siempre. No cambia.
Finitas: cualquier búsqueda filosófica está afectada por el tiempo. Una vida no basta.
Eternas: las ideas no están afectadas por el tiempo de la clepsidra.
Divisible: se puede ser más o menos justo, bello, valiente, etc.
Indivisibles: a ninguna idea se la puede añadir ni quitar nada porque dejaría de ser lo que es.
Experimentables: se conocen por medio del cuerpo (de los sentidos) y dan lugar a la opinión (un conocimiento que cambia).
Inteligibles: se conocen por medio del alma racional y dan lugar a la ciencia (un conocimiento que no cambia).
Inmanentes: todos los objetos que se encuentran en el mundo sensible están formados por arjés materiales de la physis (tierra, aire, agua, fuego).
Trascendentes: las ideas no están en el mundo sensible. Son un arjé que no está en las cosas de la physis.
Dependientes: la experiencia de las cosas de la physis dependen del objeto en el que se experimentan y de quien las experimenta. Sustancias: son independientes de que alguien las piense o de la cosa que las representa.
Particulares, múltiples: hay muchas manifestaciones de la belleza, pero ninguna de ellas la agota por completo. Ninguna es la belleza.
Universales, subsistentes: la idea de belleza es lo que permanece en todas las acciones bellas. Es su denominador común. Es la belleza de las múltiples manifestaciones particulares de cosas y acciones bellas.
Aparentes: puesto que estos objetos están sometidos al cambio, están constantemente siendo y dejando de ser, de tal manera que nunca se sabe lo que son, porque cuando se empieza a saber lo que son ya han pasado.
Reales: puesto que son eternas, permanentes, indivisibles, etc, su existencia es incuestionable, es ordenada, es el orden mismo de lo que está bien y es bello.
Las cosas del mundo sensible se conocen indirectamente: por medio de sensaciones, imágenes, palabras, figuras geométricas, números, conceptos...
En sí: aunque sean invisibles a los ojos del cuerpo, las ideas se contemplan, "se ven" (con los ojos del alma) directamente, sin mediaciones (sin conceptos ni palabras). En una intuición intelectual.

c) Relación amistosas entre las dos dimensiones ontológicas. 

Como hemos visto, las características del los objetos del mundo sensible son las contrarias a las características de las ideas. Sin embargo, en esta dialéctica negativa, es donde tiene lugar la filosofía platónica. Ésta consistirá, principalmente, en encontrar la manera en que estas dos realidades antagónicas se relacionan. Señala, fundamentalmente, tres: participación (imitación, copia, tendencia a...), comunidad y presencia.

Relación amistosa entre los objetos del mundo sensible y los del mundo de las ideas.
PARTICIPACIÓN, IMITACIÓN, COPIA, TENDENCIA A Una acción es justa en la medida en que se parece, imita, copia o tiende a identificarse con la idea de justicia.
PARUSÍA, MANIFESTACIÓN En una acción justa, en la medida en que lo es, se manifiesta, se aparece, se hace presente, la idea de justicia.
COMUNIDAD Una acción justa y la idea de justicia manifiestan la comunidad entre los dos mundos.


La fisis (cosmos, devenir, naturaleza, mundo sensible, mundo material, etc...) se encuentra entre la tensión hacia el desorden (caos) y la tensión hacia el orden (ideas). Pero de las dos tensiones, predomina la tendencia a imitar al mundo de las ideas. Las cosas cambian, pero no se convierten en caos porque lo hacen para acercarse a su ideal.  Sócrates afirmaba que nadie actúa mal a sabiendas, sino por error. Quien de verdad quiere amar, no ama mal a sabiendas, sino por desconocimiento de lo que es el amor. De la misma manera que quien hace mal un problema de matemáticas no lo hace así porque no quiere acertar, sino porque se ha equivocado o no sabe. En un mundo en el que el error nos acecha (uno se puede equivocar en un problema de matemáticas de infinitas maneras), no nos equivocamos porque queramos, sino porque no sabemos. 

Frente a la afirmación de Gorgias de que "nada existe" Platón afirma que las cosas no solo existen sino que están movidas por un logos que huye del caos y que desea imitar la realidad perfecta de las ideas cada vez con mayor intensidad.

24ª Describe el dualismo gnoseológico de Platón con el símil de la línea y el mito de la Caverna. 
25ª Frente al nihilismo gnoseológico de Gorgias para quien "nada puede pensarse", ¿en qué consiste el deseo de saber de Platón?

 3.3. El dualismo gnoseológico de Platón: deseo de saber.


CONOCIMIENTO Y REALIDAD
GORGIAS: NIHILISMO.PLATÓN. DESEO (EROS) DE SER, PENSAR Y DECIR.
NADA EXISTE (Nihilismo metafísico)TODAS LAS COSAS QUIEREN EXISTIR MÁS PORQUE PARTICIPAN, REVELAN, ESTÁN EN COMUNDIAD CON EL SER DE LAS IDEAS PERFECTAS. TODAS LAS COSAS SE ENCUENTRAN ENTRE EL CAOS O LA PERFECCIÓN, PERO PREFIEREN SER QUE PERDERSE EN EL CAOS.

NADA PUEDE PENSARSE (Nihilismo gnoseológico)EL SÍMIL DE LA LÍNEA Y EL MITO DE LA CAVERNA DESCRIBEN EL PASO DE LA OPINION A LA CIENCIA, DURO PROCESO “A REMO” MOVIDO POR EL AMOR A LA SABIDURÍA (EROS FILOSÓFICO). TEETETO, CON SU INQUEBRANTABLE DESEO DE SEGUIR EL DIÁLOGO CON SÓCRATES ES UN EJEMPLAR DE ESTE DESEO POR PENSAR.
 NADA PUEDE DECIRSESE PUEDE DECIR LO QUE LAS COSAS SON EN LA MEDIDA EN QUE RECORDAMOS LO QUE YA SABEMOS (REMINISCENCIA), PRIMERO EN EL LENGUAJE DE LAS MATEMÁTICAS Y LA GEOMETRÍA Y LUEGO EN LA CONTEMPLACIÓN DE LA INTUICIÓN INTELECTUAL EN LA QUE CONCEPTOS, PALABRAS Y ESENCIAS SON LO MISMO.


Junto con el deseo de ser de toda la realidad del devenir (que se alza frente al negacionismo sofista de que nada existe), Platón también se preocupa de fundamentar el deseo de saber (frente a la negativa de Gorgias de que "nada puede pensarse") y el atrincheramiento de los escépticos en la imposibilidad de fundamentar cualquier tipo de conocimiento ("suspensión del juicio"). De nuevo recurrirá a la dialéctica negativa, es decir, a un dualismo en el que mostrará cómo es posible pasar de un conocimiento siempre cambiante (opinión) a un conocimiento pleno y permanente de la verdad (ciencia).

a)  Opinión y ciencia.

Conocer es decir lo que las cosas son. Algo dificilísimo de hacer bien. Tanto que, por ejemplo los escépticos, fundan una escuela moral encargada de prevenir el error y de ese modo protegerse de sus consecuencias. Partida difícil de ganar, es cierto, pero no por ello imposible de jugar, al menos con las nuevas armas que proporciona la teoría de las ideas: 

Conocer una cosa del mundo físico es reconocerla como un caso particular de la idea que la cosa imita, que ejemplifica o con la que está en comunión.

Hay una escalera del conocimiento, por la que se asciende dialécticamente del conocimiento del mundo sensible al conocimiento del mundo inteligible. Esa escalera se  distribuye en dos niveles (dualismo gnoseológico): opinión (doxa) y ciencia (episteme), que a su vez se dividen en dos subniveles.

a) El nivel de la opinión.

Sobre las cosas de este mundo físico, dada su extraordinaria movilidad, solo podemos tener opiniones, pero no certezas. En efecto, si preguntamos a una persona qué es el amor, nos dirá una definición, que será distinta en cuanto cambiemos de persona a la que le hagamos la misma pregunta. Incluso uno mismo, según vayan cambiando las circunstancias de su vida, cambiará también de definición.
 

- La imaginación o conjetura (eikasía): percepción confusa que no diferencia la realidad de su imagen. Por ejemplo, quien considera que solo es justo lo que le interesa.

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En la película Blade Runner (1982), estos policías intentan distinguir a los humanos artificiales ("replicantes") de los humanos naturales. ¿En qué nivel de la opinión estarian quienes son capaces de distinguirlos y los que no?

- La fe o creencia (pistis): percepción correcta capaz de relacionar las percepciones cabalmente, diferenciando la realidad de su imagen. Por ejemplo, quien es capaz de distinguir lo que es justo de lo que le interesa y acepta que algo que no le interesa puede ser justo.

En este momento surge un tipo de conocimiento, aún oscuro (porque no hemos salido de la caverna) que no se basa en argumentos (recordemos que en el símil de las sílabas, Sócrates no ve claro que los juicios verdaderos se apoyen en argumentos;  las palabras, que tienen sentido, no se apoyan en sílabas que también lo tengan). En efecto, no sabemos por qué el prisionero se suelta de sus cadenas y puede mirar atrás (no hay argumentos que nos digan cómo se hace eso): pero el caso es que lo hace. Y eso le permite, a ese prisionero, comenzar a distingur la copia del modelo: le proporciona un conocimiento, un logos, un sentido.


b) El nivel de la ciencia.

Se refiere a aquello que permanece siempre idéntico a sí mismo, conocimientos que no cambian cuando cambiamos de personas al preguntar por ellos, y que permanecen invariables en uno mismo a pesar de que nuestras circunstancias vayan cambiando.

- La razón discursiva (dianóia): es el conocimiento matemático que conoce las ideas pero "por medio de" los números, la geometría, o de la lógica, es decir, aún no las conoce "en sí", inmediatamente, sino por medio de las representaciones lógicas de las ciencias formales

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Si hablamos de geometría o de matemáticas en el mundo de las leyes, diríamos, siguiendo con el ejemplo de la justicia, que en este nivel ya se tiene conocimiento de las "leyes", que lo mismo que los principios de la geometría, indican el orden que ha de imperar en la sociedad (bien común) independientemente de las personas y de sus intereses particulares. Esta justicia, lo sabemos, se ejerce ante la asamblea pública en el tiempo del derecho, con un tiempo "medido" por el reloj de agua.

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"Que nadie enter aquí que no sepa matemáticas". Inscrito en el frontispicio de la Academia de Platón.





Tanto la época medieval de la filosofía (por ejemplo con San Agustín), como en la Revolución Científica en la época moderna (es el caso de Galileo y de Newton), la expresión matemática de las leyes naturales equivale a los arquetipos o pensamientos divinos con los que Dios piensa la creación. Describir matemáticamente el devenir del cosmos es tanto como leer el pensamiento de Dios. Desde luego algo muy parecido a lo que Sócrates llama dialogar con los dioses sabios después de beber la cicuta.


- Inteligencia pura (nous, noesis): se trata de la contemplación, que prescinde de toda mediación y intuye las ideas directa e inmediatamente. En este nivel, ya es posible conocer directamente la idea de justicia. Se trata del tiempo de la filosofía, a la que no le basta el tiempo medido del derecho, pero que encuentra su lugar en el mundo de las ideas, donde, en compañía de los dioses, como añoraba Sócrates en el momento de beber la cicuta, el tiempo ya no cuenta.



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Los Siete Sabios de Grecia: Tales de Mileto, Bías de Priene, Pítaco de Mitilene, Solón de Atenas, Periandro de Corinto, Cleóbulo de Lindos. Todos ellos son representados ciegos porque ya no ven con los ojos del cuerpo sino con los ojos inmateriales del alma racional. Por eso pueden mirar directamente a las cosas iluminadas por el sol sin quedarse ciegos.


Platón. Fedro:

«La esencia (que tiene existencia real), que no tiene color, sin forma, impalpable, que no puede contemplarse sólo por la guía del alma (nous) inteligencia, que es la fuente del conocimiento verdadero se encuentra en este lugar. Al igual que en la mente de Dios la inteligencia se alimenta de ciencia absoluta, tratando de conseguir la comida que se adapte a él, contento de verlos después de un tiempo el ser en sí mismo, alimenta y Bendito va contemplando la verdad».

En este último nivel de la línea segmentada, el nivel más alto de ciencia, se pone de manifiesto aquello que Sócrates indicaba a Teeteto (en el  símil de las sílabas cuando no estaba de acuerdo con Teeteto (quien acaba de afirmar que los juicios verdaderos se basan en argumentos), a saber: la posibilidad de una verdad que no esté basada en razonamientos, argumentos, conceptos, palabras, etc. La posibilidad de una verdad a la que accedemos directamente (intuición intelectual), sin que sepamos (como ya nos ocurrió al desatarse el preso de las cadenas que le retenían en el fondo de la caverna, sin que podamos explicar por qué él si y los demás no), explicar el método, el proceso o el modo en que eso se realiza. Hay un salto en la contemplación de las ideas que no tiene sentido, o al menos, para el que no hay palabras. ¿Por qué un profesor de literatura conoce todos los recursos poéticos pero sin embargo no es capaz de escribir un poema bello? ¿Qué ve el poeta que el profesor de literatura no puede ver?


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Hay un salto entre los juicios verdaderos que se basan en argumentos (las matemáticas y la geometría) y la contemplación directa de las Ideas que no es la consecuencia de una argumentación racional (al igual que las palabars no son el resultado de una combinación de elementos con sentido).


b) Representación de los grados de conocimiento del dualismo gnoseológico platónico (opinión y ciencia). 

Platón representa los grados de conocimiento de la escalera gnoseológica con el símil de la línea segmenta y con el Mito de la Caverna:
 

- En el símil de la línea, un segmento se divide por la mitad, una para la opinión y otra para la ciencia. Y a su vez, cada mitad en otras dos: la primera para la imaginación y la fe; la segunda para las matemáticas y la contemplación. 

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- El Mito de la Caverna escenifica los grados de conocimiento: 





- La imaginación responde a los prisioneros que ven las sombras en el fondo de la caverna. Reina la oscuridad y se confunden las cosas con sus sombras y con la morada-prisión.


- La fe responde al momento en que esos prisioneros ven las figuras causantes de esas sombras. Se hallan las personas y las cosas que transportan, a la luz del fuego.


- Las matemáticas, al periodo de habituación a la luz cuando salen de la caverna. El cielo y los astros son eternos como los conceptos y argumentos matemáticos.


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La mirada de Medusa. ¿Se puede contemplar directamente la verdad sin haberse preparado "para morir"?


- La contemplación, a la visión directa de las cosas iluminadas por la luz del sol. Representa el fundamento de lo que de hermoso y bueno existe en el mundo, pues es modelo para el demiurgo, así como del conocimiento. 
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Trump mirando directamente un eclipse de sol


El 21 de agosto de 2017 estaba anunciado un eclipse de sol, que sería total sólo para los que lo contemplaran desde EE.UU. Para tan extraordinaria ocasión, el presidente Trump salió al balcón de la Casa Blanca acompañado por su mujer y su hijo a la hora indicada y levantó la vista, con los ojos entrecerrados, hacia el fenómeno, y la mantuvo durante interminables segundos. Justo lo contrario de lo que recomendaban insistentemente las autoridades sanitarias de EE.UU y del mundo. Alguien gritó, mientras el presidente desafiaba las precauciones, "Don't look". 



El caso no puede dejar de recordar el relato platónico de la caverna: el desafío de Trump no era sólo un acto de insumisión a la ciencia y a la racionalidad, un insensato ejemplo de imprudencia que podría ser imitado con efectos nocivos, una bravuconada de macho alfa similar a las de Putin con el torso desnudo, pescando o cazando en Siberia. Era mirar a la luz directamente, mirar a la Verdad retándola, y no a través de los filtros para rayos ultravioleta de las gafas ni en unos monitores de televisión. Pero no para aprender de ella, aunque fuera dolorosamente (Platón advierte del dolor y de la ceguera temporal que sufriría aquel que, tomando la salida de la cueva, se enfrentara por primera vez a la claridad del exterior y a la propia luz del sol). No para remontarse del mundo sensible al inteligible, no para alcanzar

"la causa de todas las cosas rectas y bellas, que en el ámbito visible ha engendrado la luz y al señor de ésta, y que en el ámbito inteligible es señora y productora de la verdad y de la inteligencia, y que es necesario tenerla en vista para poder obrar con sabiduría tanto en lo privado como en lo público" (La República, Libro VII, 517c). 

Más bien para mofarse, como si Trump fuera inmune al fulgor de la verdad. 



26ª ¿Cómo es posible, según el símil de la pajarera del Teeteto de Platón, saber y no saber al mismo tiempo? ¿Qué tres vías proponen Sócrates y Platón para superar esa dificultad?



4. El problema del símil de la pajarera (segunda definición de Teeteto). Platón: conocer es recordar.


Es ilógico, decía Sócrates en Teeteto, que no sepamos lo que sabemos. Pero de esa situación tan desconcertante tenemos buena experiencia cuando nos equivocamos al resolver un problema de matemáticos que sabemos y queremos responder bien. Como en el símil de la pajarera según el cual poseemos los pájaros que hay en ella, pero no los tenemos en las manos todos a la vez, de igual manera cada uno de nosotros posee un conocimiento que no es capaz de recordar. ¿Cómo se resuelve esta contradicción de saber y de no saber a la vez (de nuevo la dialéctica negativa), de conocer pero no poder recordar lo que se conoce, de que podamos llamar conocimiento a algo que poseemos pero que desconocemos cómo tenerlo presente? 

4.1. La reminiscencia (anámnesis).

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La reminiscencia alude al momento en que el alma, encerrada en el cuerpo, pasa de la desorientación, por encontrarse en un cuerpo (nacer es contraer amnesia), a comenzar a recordar el conocimiento que adquirió en su vida anterior. Este recuerdo se activa debido a la experiencia de las cosas del mundo sensible que, al imitar a las ideas, tienen un aire de familia (semejanza cosas-ideas) con lo que el alma inmortal había contemplado (semejanza ideas-alma).En efecto, antes de nacer (antes de unirse el alma al cuerpo), las almas se encontraban en el mundo de las ideas en compañía de los dioses, donde eran, como ellos, sabias, ya que contemplaban las ideas de todas las cosas. Una vez que ha contraído amnesia al nacer (olvida todo lo que había visto en compañía de los dioses), el alma comprende que recordará mejor a medida que se aparte de la experiencia (ascesis de lo corporal: "los que filosofan de verdad se preparan para morir") y ame ("filosofía") aquello que empieza a recordar (conversión a lo ideal). Ahora bien, la reminiscencia no puede ser inmediata (no es como la mirada desafiante de Trump al eclipse), sino que exige un lento y arduo proceso ("segunda navegación", a remo): ir de lo particular a lo universal, de lo finito a lo eterno, de lo móvil a lo inmóvil, y de lo ininteligible a lo inteligible. Este proceso recibe el nombre de dialéctica.


4.2. La dialéctica.


Platón propone su método dialéctico a partir de la mayéutica socrática.

a) La mayéutica socrática: recordar lo que no se sabe (el esclavo de El Menón).

El método filosófico de Sócrates
no termina con el reconocimiento de la ignorancia (ironía), sino que prosigue (una vez descartados los falsos recuerdos) por medio de la mayéutica hasta que el interlocutor, que ya sabe lo que no sabe, comience de verdad a saber lo que ya sabía, es decir, a recordar la verdad sobre todas las cosas que ya poseía ya que en su vida anterior, cuando solo era alma, lo había contemplado todo. Este es un doloroso proceso de alumbramiento, en el que se da a luz el recuerdo de aquello que hasta entonces permanecía oculto en el fondo de la caverna.
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Por ejemplo en su diálogo Menón, Platón intenta demostrar que el conocimiento es innato (nacemos con él) a través del diálogo que supuestamente mantienen Sócrates y el esclavo de Menón, al que le hace resolver un problema matemático. Con la única condición de que sepa hablar en griego, mediante un proceso mayéutico de preguntas de Sócrates y de respuestas del esclavo, Sócrates consigue que el esclavo recuerde lo que había olvidado, es decir, la demostración de un complejo teorema geométrico. Resultado de imagen de esclavo sócrates"

b) El ascenso por la escalera gnoseológica (la belleza en El Banquete).



La dialéctica de Platón surge como un perfeccionamiento de la mayéutica de su maestro, Sócrates. Parte de los objetos múltiples y cambiantes del devenir de la fisis y trata de proporcionar el concepto más amplio, es decir, el género, en el que hay que incluir la definición de todos esos objetos: su idea correspondiente. Uno de los ejemplos más conocidos de este movimiento es el que encontramos en el discurso que Sócrates pronuncia en el Banquete (escrito entre el 385-370 a.C.), en donde explica los pasos sucesivos y ascendentes que un hombre debe seguir para llegar, desde los cuerpos sensibles, hasta la contemplación de la Belleza en sí.​


- Enamorarse en primer lugar de un solo cuerpo y engendrar en él bellos razonamientos.
- Luego debe comprender que la belleza que hay en cualquier cuerpo es afín a la que hay en otro.
- Una vez que haya comprendido esto, debe hacerse amante de todos los cuerpos bellos y calmar ese fuerte arrebato por uno solo.
- A continuación debe considerar más valiosa la belleza de las almas que la del cuerpo.
- Luego debe contemplar la belleza que reside en las normas de conducta y en las leyes
- Después de las normas de conducta debe conducirle a las ciencias, para que vea también la belleza de éstas.
- Por último a través de las ciencias debe remontarse hacia la contemplación de la Belleza en sí.


4.3. El amor platónico: el deseo de saber.

Ya sea por reminiscencia o por dialéctica, el paso de la opinión a la ciencia ("recordar" la sabiduría divina) exige tal esfuerzo ascético (liberación de cualquier mediación física o racional, navegar a remo) que solo pueden superarlo aquellos que estén poseídos por el amor a la ciencia, por el eros. Este es el sentido de la palabra "filosofía": amor (filo, eros) por la sabiduría. ¿Quiénes están poseídos por la belleza de ese eros capaz de de sacar al prisionero de la Caverna? Platón reconoce que hay ciertas condiciones naturales. Es más probable que emprenda ese esfuerzo ascético quien por su constitución esté menos sometido a las pasiones corporales. Pero la educación es lo más importante: la gimnasia para dominar el cuerpo, las matemáticas para recordar las formas usadas por el Demiurgo en la ordenación del caos y la música para apreciar la armonía que se desprende de un cosmos organizado. 

Sin duda, Teeteto es un joven prometedor porque está lleno de este amor platónico, de este eros por el saber.

27ª Enuncia el principio de no contradicción. ¿Lo aplica Platón a la Metafísica? ¿Y los atomistas clásicos? Justifica tus respuestas.
28ª Enumera y explica las característica de los átomos en el Atomismo clásico de Leuicipo y Democrito.
29ª Demuestra la existencia de los átomos en la propuesta metafísica del Atomismo Clásico.
30ª ¿Por qué "las cosas no son lo que parecen" en la propuesta metafísica del Atomismo clásico?


5. Lo que tiene sentido, ¿está compuesto de lo que no lo tiene? (Tercera definición de Teeteto). Los atomistas clásicos.

Dos escuelas filosóficas contemporáneas a Sócrates y Platón pusieron en cuestión sus propuestas filosófocas.


- En el ámbito de la gnoseología, los Sofistas convierten la filosofía en retórica al demostrar que no hay ninguna verdad que contar. Los escépticos, aunque no son contemporáneos de Platón, harán uso de la filosofía no para buscar la verdad, sino para aprender a no decir nunca que algo lo es, con el fin de minimizar el sufrimiento cuando esa verdad aparente nos decepcione.

- En el ámbito de la metafísica, los Atomistas clásicos, proponen una teoría de la realidad en la que el sentido del mundo físico no se encuentra en otro mundo trascendente (mundo de las ideas), sino en este mundo, pero en un ámbito atómico cuya representación en poco coincide con la apariencia de la realidad física.

Como ya anteriormente hemos tratado la respuesta platónica a la crítica sofista, nos centraremos ahora en el Atomismo.


5.1. El desafío metafísico del símil de las sílabas: los átomos.


  5.1. La aplicación del símil de las Sílabas por parte de Platón en la gnoseología y en la metafísica.

En el símil de las sílabas de Teeteto, Socrates ponía de manifiesto que cada palabra está formada por sonidos, por sílabas, que por sí solas no significan nada. Solo al unirse pueden llegar a formar un signo con significado simbólico. Se da, por tanto, el desconcierto de que lo que conocemos (la palabra y su significado), está formado por unidades atómicas (letras, sonidos) que fuera de la palaba, tomadas por separado, no significan nada. Todo un desafío al principio de razón suficiente. Si este afirma que de donde no hay no se puede sacar, que nada da lo que no tiene (que de todo lo que sucede podemos encontrar suficientes razones para explicarlo), sin embargo, esto no parece regir para nuestras palabras que, dotadas de sentido, sin embargo, proceden de lo que no lo tiene. Si en el símil de la pajarera Sócrates plantea el problema de saber y no saber a la vez  (tantas veces constatado al olvidar lo que sabemos cuando nos equivocamos al resolver un problema de matemáticas, por ejemplo), el de las sílabas ilustra la dificilísima cuestión de que lo que conocemos esté formado por lo que desconocemos. 

Sin embargo, Platón nunca aplica este símil de las sílabas a la metafísica. Solo lo aplica a la gnoseología al referirse los recuerdos o a los olvidos de los que no tenemos suficientes causas para poder explicarlos:

- ¿Por qué ese prisionero y no otro pudo soltarse de sus cadenas y ver el teatrillo ue proyectaba detrás las imágenes que veía en el fondo de la caverna?

- ¿Por qué un profesor de literatura que conoce todos los recursos estilísticos con los que se hace un poema (toda su geometría, toda su estructura literaria), sin embargo, no es capaz de componer un poema bello. ¿Qué sabe el poeta que el profesor no sabe? ¿Cómo ha pasado de la geometría del poema a escribir a la luz de la idea de belleza?

- ¿Cómo podemos olvidar lo que sabemos? Lo que le ocurre al alumno diestro en matemáticas al que se le olvida algo y le sale mal el problema.

- ¿Cómo podemos recordar lo que sabemos? Como le ocurre al esclavo de El Menón, que sin haber estudiado nunca geometría, gracias a las preguntas de Sócrates (proceso mayéutico) es capaz de deducir un dificilísimo teorema geométrico.

Este símil de las sílabas, que tan abundantemente aplica Platón en su gnoseología, sin embargo,lo venimos diciendo, está ausente en su teoría sobre la realidad (en la metafísica). Porque aunque es cierto que el mundo platónico físico tiende al caos, a disolverse en sus elementos irracionales, sin embargo puede más el eros que le anima a paticipar, a manifestar, a estar en comunión con un mundo trascendente, el mundo de las ideas, al que desea parecerse. EL mundo físico es como es porque está movido por un deseo de racionalidad, de sentido que le salva del caos. El mundo físico no es resultado de elementos que nada tienen que ver con él, sino que es lo que es en la medida en que se parece a sus ideales, a los que desea parecerse todo lo que pueda.

5.2. La aplicación metafísica del símil de las sílabas en el Atomismo clásico: el principio de razón suficiente.

Será el atomismo clásico, contemporáneo de Platón, quien aplicará el símil de las sílabas a la metafísica. De igual manea que las palabras, que tienen sentido, están formada por sílabas que no lo tienen, la realidad del múndo físico está formada por átomos y vacío, con unas propiedades que no se parecen en absoluto a las de este mundo físico. Si en la cosmología platónica, el mundo físico se parece al de las ideas, en la cosmología atomista clásica, el mundo físico no se parece en nada a sus componentes atómicos. Y sin embargo, no sería sin ellos. ¿Qué hacer entonces con el principio de razón suficiente? ¿Cómo puede salir de los átomos un mundo con propiedades y aparencias que nada tiene que ver con ellos? ¿Consiguen los átomos moviéndose en el vación eternamente explicar suficientemente la realidad física?

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Un gato, junto a un matraz con veneno y un dispositivo con una partícula radiactiva, dentro de una caja sellada. Si el dispositivo detecta radiación rompe el frasco, liberando el veneno que mata al gato. Según la interpretación de Copenhague, después de un tiempo, el gato está al mismo tiempo vivo y muerto.



a) Teoría atómica: ser y no ser; azar y necesidad.

En el atomismo clásico, el átomo se define como el elemento más pequeño, a la vez extenso (que ocupa un espacio) e indivisible, del que están hechas todas las cosas. Según los atomistas Leucipo y de su discípulo Demócrito (460-370 a. C.), los átomos son unas partículas:


- Materiales: son extensas, es decir, ocupan un lugar en el espacio.
  
- Indestructibles: no se pueden dividir (son átomos).

- Los átomos estuvieron y estarán siempre en movimiento y son eternos.


 - Se combinan de distintas formas en el vacío y así constituyen los diferentes cuerpos. Leucipo, tal vez en respuesta a Parménides, afirma que existe tanto el ser como el no-ser: el primero está representado por los átomos y el segundo, por el vacío, «que existe no menos que el ser». Esta simultaneidad de los contrarios constituye la fuente del movimiento.

- Desprovistas de cualidades (colores, etc): no se distinguen entre sí más que por la forma y dimensión. La forma que posee cada átomo hace posible que se ensamble —aunque nunca se fusionan (siempre subsiste una cantidad mínima de vacío entre ellos que permite su diferenciación)— y formar cuerpos, que volverán a separarse, quedando libres los átomos de nuevo hasta que se junten con otros. Los átomos de un cuerpo se separan cuando colisionan con otro conjunto de átomos; los átomos que quedan libres chocan con otros y se ensamblan o siguen desplazándose hasta volver a encontrar otro cuerpo.  Cada objeto que surge en el universo y cada suceso que se produce, sería el resultado de colisiones o reacciones entre átomos.


-  ¿Los átomos se mueven por necesidad (es decir, se mueven de una manera lógica) o se mueven al azar? Aunque la cita «todo cuanto existe es fruto del azar y la necesidad» se atribuye a Demócrito, sus escritos enfatizan en la necesidad, al contrario de Epicuro que enfatizó en el azar.


- Esta concepción de la naturaleza es absolutamente materialista, y explica todos los fenómenos naturales en términos de número, forma y tamaño de los átomos. Incluso reduce las propiedades sensoriales de las cosas (sabor, olor, etc...) a las diferencias cuantitativas de los átomos (volumen, forma, superficie).


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El mundo está hecho de átomos, pero los átomos, aunque están en el mundo y componen el mundo no se asemejan al mundo. ¿Se pueden comparar los átomos de Demócrito con las Ideas de Platón?

  b) Demostración del atomismo por reducción al absurdo.


La esencia del argumento atomista es como sigue. Tomemos por válida la hipótesis «las cosas materiales son divisibles hasta el infinito». Dado que tal división es posible, imaginemos que la llevamos a cabo con un cuerpo; ¿Qué queda entonces de este? O bien el producto de la división es un número de cuerpos con magnitud física, o consiste en un número de elementos que no tienen magnitud. En el primer caso, los cuerpos residuales con magnitud deben seguirse pudiendo dividir, pues la división no se habría llevado a cabo completamente, lo cual contradice el punto de partida. En el segundo caso, el cuerpo original, que tiene magnitud, estaría compuesto por elementos que no tienen magnitud, lo cual es imposible. La suma de infinitos elementos que no poseen magnitud da lugar a un elemento sin magnitud. Así que ambos posibles resultados llevan a un absurdo y por tanto la hipótesis de que los cuerpos materiales son divisibles hasta el infinito ha de ser falsa y, por lo tanto debe existir un límite a esta división, una unidad básica de materia indivisible que posee magnitud, llamada átomo y a partir de la cual no se puede seguir dividiendo.


c) Las cosas no son lo que parecen.


Mientras que en Platón las cosas sí son lo que parecen, es más, quieren parecerse aún más a lo que son (parecerse a las Ideas formas, los modelos, los arquetipos que imitan), las cosas del mundo material, en cambio, en la cosmovisión o imagen del mundo de los atomistas,  no son lo que parecen. Los átomos, ladrillos con los que está hecho el mundo, no se parecen a ese mundo:


a) Este mundo físico parece mostrarnos que las realidades materiales se pueden dividir indefinidamente; sin embargo, mediante reducción al absurdo (es decir, solo racionalmente, dejando de lado la experiencia), estos filósofos demuestran que eso no es así, que la materia se puede dividir hasta llegar a unas unidades discretas, unos ladrillos últimos indivisibles, a los que llaman átomos.

b) Los átomos se mueven en el vacío, en el no ser. Sin embargo, en nuestra escala de la realidad, "no ser" es nada, es lo contrario de algo, no simplemente un espacio vacío o un volumen en el que los átomos se mueven. El mundo físico en el que nos encontramos está lleno, aunque sea de "aire".

c) Los átomos eternos se mueven eternamente en el vacío, en el no ser. Demócrito afirma que ese movimiento es necesario, es decir, está sometido a un logos o ley inmutable que explica por qué los átomos chocan y forman los cuerpos que forman. Sin embargo, Epicuro no ve ningún logos en ese movimiento de los átomos, sino puro azar: no hay ninguna razón para que los cuerpos que se forman sean estos y no otros. Pero en la escala del mundo físico en la que nos encontramos, los cuerpos se mueven según leyes matemáticas y geométricas, no según el azar (al menos esa era la visión de la época atomista).

Metafísica atomista: MONISMO MATERIALISTA. La escala del mundo físico en la que nos encontramos no se parece a su fundamento material inmanente.
ESCALA DEL MUNDO FÍSICO EN LA QUE NOS ENCONTRAMOSFUNDAMENTO ATÓMICO
La experiencia nos hace creer que la materia es divisible indefinidamenteLa razón demuestra que la materia solo se puede dividir hasta llegar a los átomos.
Todo está lleno, no hay “no ser”, que es nada.Hay “no ser” que es un volumen vacío de átomos necesario para que estos se muevan.
Los cuerpos están sometidos a leyes matemáticas y geométricas.En la versión atomista de Epicuro, el movimiento eterno de los átomos es fruto del azar.


d) La correspondencia entre pensamiento y realidad.


La correspondencia entre lo que pensamos y la realidad queda explicada en esta propuesta filosófica con la teoría de que las cosas envían sus átomos a nuestros ojos que al impactar en ellos desencadenarían copias atómicas de esos objetos. Frente al "nada puede pensarse" de los sofistas, los atomistas fundamentan materialmente la relación directa entre pensamiento y realidad porque comparten un logos material: los átomos que van de las cosas a los ojos.


31ª Frente a la dificultad para que lo que sabemos acierte a definir la realidad (Sócrates), ¿Qué propone san Anselmo en su argumento ontológico?

32ª Expón el Argumento Ontológico de san Anselmo.

6. ¿Hay algo que al pensarlo tenga necesariamente que existir? San Anselmo de Canterbury (1033-1109): el argumento ontológico y el principio de no contradicción.

Si pudiéramos responder afirmativamente a esta cuestión, habríamos llegado a una solución sorprendente al problema que venimos arrastrando al relacionar el conocimiento y la realidad. Recordamos las teorías filosóficas que cuestionaban esta relación:



- El sofista Gorgias descartaba cualquier relación entre pensamiento (argumento) y realidad (metafísica, ontología), porque afirmaba que nada puede pensarse, que nada existe.


- Resulta tan difícil relacionar conocimiento y realidad que Sócrates insiste en que la sabiduría no es otra cosa que reconocer que no podemos acertar con nuestros conceptos al explicar la realidad ("solo sé que no sé nada"). 


San Anselmo, sin embargo, presentará un argumento gracias al cual será evidente que algunos pensamientos (no algunos, sino, mejor dicho, solo uno), solo con producirse, aciertan de lleno nada menos que con la realidad divina. La ambición platónica de dejar atrás el "solo sé que no sé nada" de su maestro Sócrates, para comenzar a saber algo de verdad (como si ya estuviéramos en compañía de los dioses), se ve satisfecha ahora en la propuesta de san Anselmo solo con el uso de la razón (sin acudir al uso de algo divino en nosotros como el alma inmortal). Pensar en compañía de los dioses se hace realidad en san Anselmo porque al pensar en el concepto de Dios (argumento) y concluir que necesariamente tiene que existir (ontología, metafísica), el pensador ya no piensa nunca más solo y atrapado por su condición humana, sino que lo hace en compañía de Dios.

 Anselmo de Canterbury en su obra de 1078, Proslogion definió a Dios como:

"Aquel del que nada más grande [que él] puede ser pensado".

Y argumentó que este ser debe existir en la mente, incluso en la mente de la persona que niega la existencia de Dios. Sugirió que:

- Si el mayor ser posible existe en la mente, también debe existir en la realidad.

-Si solo existe en la mente, entonces un ser aún mayor debe ser posible: uno que existe tanto en la mente como en la realidad.

- Por lo tanto, este ser más grande posible debe existir en la realidad.


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Con el argumento ontológico, San Anselmo ve en Dios la relación entre conocimiento y realidad.




Utilizamos el principio de no contradicción (según el cual no se puede decir una cosa y lo contrario al mismo tiempo y sobre el mismo asunto); afirmamos en nuestro pensamiento que "Dios es el ser más perfecto que podamos imaginar"; si a continuación dijéramos que "Dios no existe", nos estaríamos contradiciendo porque al ser la existencia una de las perfecciones que tiene Dios (que las tiene todas), no se la podríamos quitar acto seguido cuando vemos que esa definición nos compromete a reconocer que existe.


Esto que decimos de Dios no ocurre con ningún otro concepto. Pensemos, por ejemplo, en el concepto de una isla perfecta. Somos capaces de describir esa isla perfecta sin que en ningún momento tengamos que mencionar su existencia. Que esa isla perfecta exista no añade nada a la esencia de esa isla (al concepto que define sus características más importantes). La existencia solo añade algo, por ejemplo, en todo caso, a quien le gustaría que existiera para irse a vivir a ella. Pensemos en otro ejemplo, en un unicornio, que podemos definir como "un caballo blanco con un cuerno". Esta descripción conceptual de la esencia del unicornio no menciona en ningún momento que el unicornio tiene que existir. Que exista o no es indiferente a la hora de referirse a su concepto, a sus características esenciales. En cambio, el concepto de Dios es único en este sentido. Puesto que Dios solo se define correctamente cuando se afirma de él que es el ser más perfecto que podamos imaginar, (tiene todas las perfecciones al máximo), si le quitasemos la existencia, ya no seriamos coherentes con la definición, habría una contradicción, porque al definirlo con todas las perfecciones (y la existencia es una de ellas), a continuación le quitaríamos la existencia.


Este esfuerzo de san Anselmo por relacionar lo que pensamos con lo que hay (con la realidad), refuerza la apuesta de Heráclito de que haya cierta relación entre conceptos, palabas y realidades que, aunque muy diferentes, tienen un logos común: Dios en este caso (los dioses, logos o el fuego en el caso de Heráclito, o los átomos en el caso de Leuicipo y Demócrito). 


¿Cómo se relaciona lo que pensamos (conceptos) con la realidad (esencias de lo que hay)?
 HERÁCLITO






SÓCRATES:
 Todo está lleno de dioses, de fuego, de logos.





En las definiciones.
 Hay logos en las cosas, en las palabras, en los pensamientos, un denominador común, por lo tanto.


Juicios o palabras que dicen qué son las cosas. Se obtienen por Mayéutica (esclavo de El Menón).
PLATÓNEn las IdeasPorque conocemos las cosas como copias de su Idea correspondiente. Se obtiene por reminiscencia (recuerdo del alma inmortal) o por dialéctica (ascenso por la escalera gnoseológica)
GORGIASNo se relacionan.Nada existe, si existiera no podría pensarse, si pudiera pensarse no podría comunicarse.
ATOMISTAS CLÁSICOSEn los átomos materiales en eterno movimientoLos átomos van de las cosas al sujeto. Todo está compuesto por átomos: realidad, pensamientos, palabras...
SAN ANSELMOEn DiosLa definición del concepto de Dios nos compromete con su realidad (Argumento Ontológico).


33ª ¿Cómo clasifica Santo Tomás los distintos tipos de verdades?
34ª ¿Qué son los preámbulos de fe? Cita 4 ejemplos. ¿Qué pasa si el razonamiento filosófico no coincide con lo que afirma la Biblia? ¿Por qué revela Dioslo que podemos conocer por medio de la razón?
35ª Distingue la demostración de la existencia de Dios de san Anselmo de la de santo Tomás.
36ª Santo Tomás: ¿qué es un ente? Distingue en él entre esencia y existencia. ¿Por qué son contingentes? ¿Puede haber entes contingentes y necesarios a la vez? ¿Puede haber entes contingentes absolutamente necesarios?
37ª Explica la Tercera Vía de la existencia de Dios de Santo Tomás.
38ª Utilizando la metafísica tomista, ¿cómo podría demostrarse al Atomismo clásico que los átomos no son eternos? ¿Y a Gorgias que "algo existe"?
39ª Haz un recorrido histórico del concepto de "no ser" por la época antigua y por la época medieval.


 7. Santo Tomás de Aquino (1225-1274): gnoseología y metafísica naturales y sobrenaturales.
 
 7.1. Gnoseología natural y gnoseología sobrenatural.


En la época antigua (la de los Presocráticos -Tales, Parménides, Heráclito-, Sócrates, los Sofistas -Gorgias- Platón, los Atomistas -Leucipo y Demócrito-, Aristóteles, los escépticos -Pirrón-, los estoicos -Marco Aurelio, Cicerón, Séneca, Epicteto-, los hedonistas -Epicuro-), el problema del conocimiento se centraba en la diferencia entre opinión y ciencia, entre experiencia y razón. Estas eran las dos únicas fuentes de conocimiento: los sentidos (cuerpo) y la razón (alma). Por ejemplo, Platón representaba su gnoseología con el símil de la línea, con un segmento partido por la mitad, a un lado la opinión, al otro la ciencia.

Dentro de la Época Medieval, sin embargo, en la Escolástica, periodo al que pertenece Santo Tomás de Aquino, las fuentes de conocimiento se amplían. Ya no solo accedemos al conocimiento utilizando los sentidos o la razón, sino que Dios mismo nos revela verdades fundamentales para conocerle y para nuestra salvación. Pero los medievales no se limitan a aceptar sin más esta revelación de Dios. Intentan  utilizar la filosofía griega (cuyas fuentes de conocimiento son "naturales": la razón y la experiencia) para comprender la fe (fuente de conocimiento "sobrenatural": procedente de Dios).


Desde el momento que entra en juego esta nueva fuente de conocimiento (la fe, que procede Dios que revela su verdad en la Biblia), cabe preguntarse qué corresponde conocer por medio de la filosofía y la ciencia (razón y experiencia), qué por medio de la fe, y a cuál de las dos fuentes de conocimiento hay que conceder mayor credibilidad en caso de que sobre el mismo asunto afirmen cosas diferentes. De ahí el esfuerzo de santo Tomás para clasificar los diferentes tipos de conocimiento, ya procedan de la fe, ya procedan de la razón.

- Solo por la fe, obviamente, se pueden conocer las verdades reveladas por Dios en la Biblia, a las que Santo Tomás llama artículos de fe. Por ejemplo: Dios Trinidad es tres personas (Padre, Hijo, Espíritu Santo) y un solo Dios, el Juicio Final, los Sacramentos. Son verdades imprescindibles sobre Dios y sobre nuestra salvación a las que ninguna demostración racional puede acceder, que solo podemos tener noticias de ellas por la fe, por creer.

- Solo por la filosofía y la ciencia se accede a aquellas verdades que proceden de la experiencia o de los principios básicos de razonamiento (principio de no contradicción, principio de razón suficiente). Dios no revela estas verdades porque podemos ir descubriéndolas por nosotros mismos. Además,no son necesarias para la salvación (para la otra vida).

- Pero también hay verdades que se pueden conocer tanto por medio de la  razón y de la experiencia (filosofía y ciencia), como por medio de la fe (teología). Son verdades imprescindibles para nuestra salvación que han sido reveladas por Dios, pero que también pueden ser demostradas racionalmente por medio de la filosofía. Esas verdades en las que coinciden la razón y la fe, la filosofía y la teología se conocen como preámbulos de fe. Por ejemplo:

- La existencia de Dios.

- La ley natural (ética y política): el bien ha de hacerse y el mal ha de evitarse.

 - La inmortalidad del alma.

- La creación de los seres contingentes por parte del ser necesario (paso del no ser al ser). 

Sin embargo, si en estas verdades a las que se puede acceder tanto por medio de la filosofía como por medio de la teología (se puede demostrar racionalmente que Dios existe o creerlo por la fe, por ejemplo), la filosofía y la teología no coincidieran (porque, podría darse el caso, que la filosofía negara la existencia de Dios o la inmortalidad del alma), hay que hacer caso antes a la fe que a la razón. Porque aunque la razón procede de Dios que nos la ha dado al crearnos, sin embargo la usamos los seres humanos y podemos equivocarnos al usarla. En cambio, la revelación de la Biblia procede de Dios que ha inspirado a los autores sagrados y Dios no puede equivocarse (porque posee la perfección de la omnisciencia).

Entonces, ¿por qué nos ha revelado Dios estos preámbulos de fe si podríamos conocerlos por nosotros mismos gracias a la filosofía? "Por si acaso" (H.I.) alguien no supiera filosofía o le costara entender sus razonamientos. De ese modo, Dios se aseguraría de que todo el mundo puede conocer verdades tan importantes para su salvación.

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¿Qué son los preámbulos de fe? ¿Cuáles conoces?



7.2. ¿Puede salir el ser del no ser? Demostración de la existencia de Dios como creador.

- En la época antigua, el problema de la metafísica estudiaba el arjé de la fisis (la relación entre el ser y el devenir, el cambio y la permanencia). 

- En la época medieval, el problema de la metafísica se enfoca en el estudio de cómo es posible el paso del no ser al ser.
 
“NO SER” es un término equívoco, es decir, que se dice de muchas maneras (la mayoría de las cuales no es sinónimo de “la nada”).
ÉPOCA ANTIGUA
Cosmogonías míticas de Hesíodo CAOS
Aquello que existe antes que el resto de los dioses y fuerzas elementales, es decir, el estado primigenio del cosmos. El término procede del griego antiguo Χάος, ‘espacio que se abre’,1​ o ‘hendidura’, y procede del verbo χάω, que en formas derivadas significa ‘bostezar’, ‘abrirse una herida’ o ‘abrirse de una caverna’


Parménides NO SER Aquello que no puede darse: el devenir, el cambio.
Gorgias (Sofistas) ABSURDO Lo que no existe, lo que no puede pensarse, lo que no puede decirse.
Platón CAOS La materia desordenada, que sin embargo, preñada de eros, intenta imitar el orden perfecto del mundo de las ideas.
Atomistas clásicos VACÍO En el que se mueven los átomos eternos, necesario para que choquen entre ellos según un logos divino para formar los cuerpos de nuestra escala del mundo físico
ÉPOCA MEDIEVAL
Santo Tomás de Aquino NADA Los entes contingentes, que pueden existir o no existir, coinciden en algún momento en que ninguno existía. Sobre esta nada interviene el poder creador de Dios, Ser absolutamente necesario, causa eficiente primera (incausada) de la existencia.


 Los atomistas, como hemos visto, trataron de evitar la contradicción entre ser y no ser, convirtiéndolos, ambos, en contrarios imprescindibles para explicar el movimiento eterno de los átomos (ser) en el vacío (no ser). A pesar del esfuerzo atomista por conciliar en su metafísica materialista estos contrarios, el principio de razón suficiente pesa mucho en nuestra forma de aceptar una teoría: nada da lo que no puede dar y por lo tanto del no ser no puede salir el ser (lo que sirvió a Gorgias para demostrar que "nada existe"). Sin embargo, en este contexto nuevo de la Escolástica, en el que entra en escena una nueva fuente de conocimiento, sobrenatural, la fe, puede que las cosas no sean tan evidentes y que sea posible dar una explicación racional de por qué el ser puede salir del no ser.


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Santo Tomás, Suma Teológica I, cuestión 2, artículo 3:

 
"Respondo: La existencia de Dios puede ser probada de cinco maneras distintas. (...)
3) La tercera es la que se deduce a partir de lo posible y de lo necesario. Y dice: Encontramos que las cosas pueden existir o no existir, pues pueden ser producidas o destruidas, y consecuentemente es posible que existan o que no existan. Es imposible que las cosas sometidas a tal posibilidad existan siempre, pues lo que lleva en sí mismo la posibilidad de no existir, en un tiempo no existió. Si, pues, todas las cosas llevan en sí mismas la posibilidad de no existir, hubo un tiempo en que nada existió. Pero si esto es verdad, tampoco ahora existiría nada, puesto que lo que no existe no empieza a existir más que por algo que ya existe. Si, pues, nada existía, es imposible que algo empezara a existir; en consecuencia, nada existiría; y esto es absolutamente falso. Luego no todos los seres son sólo posibilidad; sino que es preciso algún ser necesario. Todo ser necesario encuentra su necesidad en otro, o no la tiene. Por otra parte, no es posible que en los seres necesarios se busque la causa de su necesidad llevando este proceder indefinidamente, como quedó probado al tratar las causas eficientes (núm. 2). Por lo tanto, es preciso admitir algo que sea absolutamente necesario, cuya causa de su necesidad no esté en otro, sino que él sea causa de la necesidad de los demás. Todos le dicen Dios."



LOS ENTES EN LA METAFÍSICA DE SANTO TOMÁS DE AQUINO
Entes en parte contingentes, en parte necesarios. Se puede definir su esencia sin que sea necesario incluir en esa definición la existencia. Contingentes: porque no se dan la existencia a sí mismos y necesitan de otro ente que se la de.
Necesarios, algunos de ellos, para que otros entes contingentes puedan existir.
El ente absolutamente necesario. No se puede definir su esencia sin incluir necesariamente la existencia. Dios, que da la existencia a los entes contingentes y no necesita de ningún otro ser necesario que le dé la existencia. Es la Primera Causa Incausada de la existencia.


a) La creación: esencia y existencia.
 




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Para poder explicar cómo es posible pasar del no ser al ser, Santo Tomás distingue entre esencia y existencia, entre la naturaleza de un ser, entendida como simple potencialidad o posibilidad (esencia), y su existencia efectiva, en acto.


- Esencia.

Designa el conjunto de características que constituye una cosa, su definición, su concepto. Las esencias de los diversos seres (desde los ángeles a la materia) tienen la posibilidad de existir o no existir (los seres son contingentes) porque todas ellas se pueden definir perfectamente sin incluir en la definición la existencia. Por lo tanto, todo ente existente ha sido antes una esencia pensada por Dios a la que el acto creador ha añadido la existencia.


- Existencia.


Expresa, justamente, el ser efectivo, de hecho, de la esencia de un ente contingente. La esencia pensada por Dios puede o no existir. Si Dios decide añadirle la existencia, crearla, hará que la potencia de existir (que antes de existir solo Dios ve), pase a existir de hecho, en acto.

Dios es el único ser en el que esencia y existencia se implican mutuamente, porque su naturaleza implica existir necesariamente, ya que es un ser infinitamente perfecto: teniendo todas las perfecciones, no puede no existir porque la existencia es una perfección. 


Pero, ¿acaso no pretendían también los atomistas que los átomos fuesen partículas materiales eternas? Eso sería tanto como afirmar que los átomos son "necesarios", es decir, que es imposible definirlos sin incluir en su definición la existencia. De ser así, de ser estas partículas materiales discretas "eternas" el problema de la creación sería un falso problema. Existiendo la materia desde siempre, no habría que explicar por qué existe. Ahora bien, ¿existen estos átomos como existe Dios? San Anselmo se había esforzado en demostrar que es imposible definir bien a Dios si le quitamos la perfección de la existencia, porque siendo Dios el ser más perfecto que podamos imaginar, sería contradictorio decir a continuación que no existe, porque eso sería quitarle una perfección, la de la existencia. Con los átomos, en cambio, no pasa lo mismo. De hecho, no queda claro en qué cambiaría la teoría atomista si los átomos no fueran eternos. Se diría que la existencia eterna es una característica que se añade a los átomos después de haber definido completamente qué son.


- El ente: contingencia y necesidad. 


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Los átomos en la metafisica de los Atomistas Clásicos, ¿tienen que ser necesariamente eternos para que su teoría funcione?







El ente es todo aquello que existe.

Sin embargo, como acabamos de decir, no todo lo que existe lo hace del mismo modo. Porque mientras que Dios ES la existencia, el mundo TIENE existencia. En Dios la existencia se identifica con su esencia (por eso Dios es acto puro, ser subsistente, ser necesario); en la criatura, se distingue de su esencia (que tan solo es aptitud para ser, potencia de ser). Por lo que si las criaturas existen, pero podrían no existir (son contingentes), no es por ellas mismas que existen, sino gracias a otro: Dios que las crea. Dios posee el acto de ser de forma originaria y las criaturas lo poseen de forma derivada, por participación (en ellas el ser es el acto gracias al cual las esencias existen de hecho). 



Por lo tanto, si los átomos no son eternos (no lo son porque son contingentes: existen, pero podrían no existir), y si hubo un momento en que nada existía, solo quedan dos opciones:

- O bien, aceptar el nihilismo metafísico sofista y aceptar que de donde no hay no se puede sacar. En cuyo caso la existencia de los entes es una ilusión.

- O bien, aceptar la existencia de Dios como Ser Necesario que añade la existencia a la esencia de los entes, lo que les permite pasar de no ser a ser. 


DEMOSTRACIÓN DE LA EXISTENCIA DE DIOS EN LA ÉPOCA MEDIEVAL
SAN ANSELMO DE CANTERBURY ARGUMENTO ONTOLÓGICO


A priori (a partir de la razón, sin recurrir a la experiencia): demuestra la existencia de Dios únicamente a partir del análisis de su concepto en la razón.
SANTO TOMÁS DE AQUINO CINCO VÍAS


A posteriori (a partir de la experiencia y para explicarla): demuestra la existencia de Dios para explicar la experiencia absolutamente cierta de la existencia de los entes contingentes.



- ÉPOCA MODERNA.



40ª ¿Por qué y de qué duda Descartes? ¿A qué certeza llega mientras duda?

41ª Semejanzas y diferencias entre Sócrates y Platón.
42ª ¿Por qué Descartes es el padre del racionalismo? ¿Qué y cuáles son las ideas innatas?
43ª Indica cuatro ejemplos del uso del principio de no contradicción.
44ª Describe cómo Sócrates, Descartes, los sofistas y los escépticos confluyen en el "no saber", pero cómo a partir de ahí toman caminos diferentes.



SOCRATES DESCARTES GORGIAS (SOFISTAS) PIRRÓN


Ironía: intentar convertirse en discípulo de aquel que parece saber algo para ver si realmente me lo puede enseñar. Duda metódica: una vez en la vida se debe someter a duda todos los conocimientos que hasta ese momento se toman por ciertos “Nada existe, si existiera no podría pensarse, si pudiera pensarse, no podría comunicarse” Escepticismo: no podemos estar seguros de la verdad de ningún asunto.
“Solo sé que no sé nada”. Sócrates se da cuenta de que no puede ser maestro de nadie porque no tiene nada que enseñar, salvo ayudar a comprender la imposibilidad de ser maestro de nada. Dudo de lo que procede de la tradición, de los sentidos, de mi capacidad para distinguir entre el sueño y la vigilia, incluso Dios puede hacernos creer que algo es verdad cuando no lo es. Nihilismo gnoseológico y ontológico. Epojé: Suprimir cualquier juicio sobre la verdad de cualquier asunto.
NO SÉ
PUNTO DE PARTIDA: "Segunda navegación" (trabajo esclavo de los remeros). No se va hacia la verdad "viento en popa a toda vela".
PUNTO DE LLEGADA
Mayéutica: una vez que el que se presentaba como maestro de una verdad reconoce su ignorancia para poder enseñarla, puede ser ayudado por el maestro a dar a luz (como el esclavo del Menón), lo que ya sabía pero desconocía que sabía. Ese maestro, en realidad, no enseña nada, solo ayuda, con buenas preguntas, a alumbrar la verdad que el discípulo ya conoce. (Ejemplo: el esclavo de Menón).
Demostración del “pienso luego existo”. Es contradictorio dudar de que soy una cosa que piensa porque cuanto más dudo de que lo soy más pienso, y para pensar hay que existir. Sobre este fundamento de certeza puedo construir con seguridad todo el edificio del conocimiento. La filosofía se convierte en retorica. Como la verdad no existe, o no puede pensarse o no puede comunicarse, es preferible utilizar la razón para demostrar una cosa y lo contrario según me convenga. La filosofía se convierte en ejercicios espirituales de prevención del sufrimiento que nos puede ocasionar el desengaño ante la falta de fundamentación de lo que creíamos que era una verdad segura.





8. ¿Podemos estar seguros de algún conocimiento y de alguna realidad?
René Descartes (1596-1650) y el racionalismo: "soy una cosa que piensa". 

Retomamos de nuevo el aforismo de Gorgias: "Nada existe. Pero si algo existiera, no podría conocerse. Si pudiera conocerse, no podría pensarse." Veamos cómo afronta la época moderna de la Filosofía alguno de estos desafíos. En concreto, Descartes demuestra que es contradictorio dudar de que soy una cosa que piensa. Con esta demostración logra rebatir en un solo razonamiento los nihilismos gnoseológico ("nada puede pensarse") y metafísico ("nada existe").

Si san Anselmo de Canterbury demostraba la existencia de Dios a partir de su definición, Descartes demostrará la existencia del yo pensante al mostrar cómo cuanto más dudamos de su existencia más evidentemente se nos presenta.





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Meditaciones metafísicas en las que se demuestran la existencia de Dios y la inmortalidad del alma, es una obra escrita por René Descartes y publicada por primera vez en 1641, en latín. Elabora el sistema filosófico que había introducido en 1637, en la 4ª parte del Discurso del método

Descartes recurre a la “duda” como a un método de razonamiento mediante el cual se puede evitar toda clase de conceptos preconcebidos y rutinarios, y llegar a establecer verdades auténticas. Declara que duda tanto de la certeza de nuestras representaciones como de la existencia del propio mundo. Pero al dudar de todo, debe reconocer con ello una cosa: que él duda, o sea, que él está pensando. Y Descartes llega a su conocida conclusión: “Pienso, luego existo”. 


8.1. Meditacion primera: la duda como punto de partida (la duda metódica no escéptica).

"He advertido hace ya algún tiempo que, desde mi más temprana edad, había admitido como verdaderas muchas opiniones falsas, y que lo edificado después sobre cimientos tan poco sólidos tenía que ser por fuerza muy dudoso e incierto; de suerte que me era preciso emprender seriamente, una vez en la vida, la tarea de deshacerme de todas las opiniones a las que hasta entonces había dado crédito, y empezar todo de nuevo desde los fundamentos, si quería establecer algo firme y constante en las ciencias. Mas pareciéndome ardua dicha empresa, he aguardado hasta alcanzar una edad lo bastante madura como para no poder esperar que haya otra, tras ella, más apta para la ejecución de mi propósito; y por ello lo he diferido tanto, que a partir de ahora me sentiría culpable si gastase en deliberaciones el tiempo que me queda para obrar. 

- Todo lo que he admitido hasta el presente como más seguro y verdadero, lo he aprendido de los sentidos o por los sentidos; ahora bien, he experimentado a veces que tales sentidos me engañaban, y es prudente no fiarse nunca por entero de quienes nos han engañado una vez.

-¡Cuántas veces no me habrá ocurrido soñar, por la noche, que estaba aquí mismo, vestido, junto al fuego, estando en realidad desnudo y en la cama! En este momento, estoy seguro de que yo miro este papel con los ojos de la vigilia, de que esta cabeza que muevo no está soñolienta, de que alargo esta mano y la siento de propósito y con plena conciencia: lo que acaece en sueños no me resulta tan claro y distinto como todo esto. Pero, pensándolo mejor, recuerdo haber sido engañado, mientras dormía, por ilusiones semejantes. Y fijándome en este pensamiento, veo de un modo tan manifiesto que no hay indicios concluyentes ni señales que basten a distinguir con claridad el sueño de la vigilia, que acabo atónito, y mi estupor es tal que casi puede persuadirme de que estoy durmiendo."

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8.2. Meditación segunda: fundamentación del cotigo ("Pienso, luego existo").

- Así pues, supongo que todo lo que veo es falso; estoy persuadido de que nada de cuanto mi mendaz memoria me representa ha existido jamás; pienso que carezco de sentidos; creo que cuerpo, figura, extensión, movimiento, lugar, no son sino quimeras de mi espíritu. ¿Qué podré, entonces, tener por verdadero? Acaso esto solo: que nada cierto hay en el mundo

- Ya estoy persuadido de que nada hay en el mundo; ni cielo, ni tierra, ni espíritus, ni cuerpos, ¿y no estoy asimismo persuadido de que yo tampoco existo? Pues no: si yo estoy persuadido de algo, o meramente si pienso algo, es porque yo soy.  Engáñeme cuanto quiera, nunca podrá hacer que yo no sea nada, mientras yo esté pensando que soy algo. De manera que, tras pensarlo bien y examinarlo todo cuidadosamente, resulta que es preciso concluir y dar como cosa cierta que esta proposición: “yo soy”, “yo existo”, es necesariamente verdadera, cuantas veces la pronuncio o la concibo en mi espíritu. 

- Ahora bien, ya sé con certeza que soy, pero aún no sé con claridad qué soy.  ¿Qué es lo que antes yo creía ser? Un hombre, sin duda. Pero ¿qué es un hombre? ¿Diré, acaso, que un animal racional? No por cierto: pues habría luego que averiguar qué es animal y qué es racional, y así una única cuestión nos llevaría insensiblemente a infinidad de otras cuestiones más difíciles y embarazosas, y no quisiera malgastar en tales sutilezas el poco tiempo y ocio que me restan. El pensamiento es un atributo que me pertenece, siendo el único que no puede separarse de mí. Yo soy, yo existo; eso es cierto, pero ¿cuánto tiempo? Todo el tiempo que estoy pensando: pues quizá ocurriese que, si yo cesara de pensar, cesaría al mismo tiempo de existir. No admito ahora nada que no sea necesariamente verdadero: así, pues, hablando con precisión, no soy más que una cosa que piensa, es decir, un espíritu, un entendimiento o una razón, términos cuyo significado me era antes desconocido. Soy, entonces, una cosa verdadera, y verdaderamente existente. Mas, ¿qué cosa? Ya lo he dicho: una cosa que piensa."

- Y ¿qué es una cosa que piensa? Es una cosa que duda, que entiende, que afirma, que niega, que quiere, que no quiere, que imagina también, y que siente. Sin duda no es poco, si todo eso pertenece a mi naturaleza. ¿Y por qué no habría de pertenecerle? ¿Acaso no soy yo el mismo que duda casi de todo, que entiende, sin embargo, ciertas cosas, que afirma ser ésas solas las verdaderas, que niega todas las demás, que quiere conocer otras, que no quiere ser engañado, que imagina muchas cosas —aun contra su voluntad— y que siente también otras muchas, por mediación de los órganos de su cuerpo? ¿Hay algo de esto que no sea tan verdadero como es cierto que soy, que existo, aun en el caso de que estuviera siempre dormido, y de que quien me ha dado el ser empleara todas sus fuerzas en burlarme? ¿Hay alguno de esos atributos que pueda distinguirse en mi  pensamiento, o que pueda estimarse separado de sí mismo? Pues es de suyo tan evidente que soy yo quien duda, entiende y desea, que no hace falta añadir aquí nada para explicarlo. Y también es cierto que tengo la potestad de imaginar: pues aunque pueda ocurrir (como he supuesto más arriba) que las cosas que imagino no sean verdaderas, con todo, ese poder de imaginar no deja de estar realmente en mí, y forma parte de mi pensamiento. Por último, también soy yo el mismo que siente, es decir, que recibe y conoce las cosas como a través de los órganos de los sentidos, puesto que, en efecto, veo la luz, oigo el ruido, siento el calor. Se me dirá, empero, que esas apariencias son falsas, y que estoy durmiendo. Concedo que así sea: de todas formas, es al menos muy cierto que me parece ver, oír, sentir calor, y eso es propiamente lo que en mí se llama sentir, y, así precisamente considerado, no es otra cosa que “pensar”. Por donde empiezo a conocer qué soy, con algo más de claridad y distinción que antes."



Ejemplos de uso del principio de no contradicción: no se puede afirmar una cosa y lo contrario al mismo tiempo y sobre el mismo tema.
Gorgias (Sofistas).















San Anselmo.
En las clases de retórica los alumnos tienen que ser capaces de demostrar que saben demostrar una cosa y lo contrario. De esa manera serán capaces de defender sus intereses o los de quienes les paguen, sean cuales sean estos, sin importar si son verdaderos o justos, ya que al poder demostrar una cosa y lo contrario es evidente que no se puede demostrar ninguna verdad. Solo se pueden defender intereses, no verdades.





Argumento ontológico (demostración “a priori” de la existencia de Dios): no podemos definir a Dios como el ser màs perfecto que puede pensarse y afirmar al mismo tiempo que no existe, porque si es el ser más perfecto (y la existencia es una perfección) sería contradictorio afirmar que no existe.
Descartes Demostración del “cogito”: es contradictorio dudar de que soy una cosa que piensa porque cuanto más dudo de que lo soy, más pienso (puesto que para dudar hay que pensar y para pensar hay que existir).
Logica: Al intentar demostrar lo contrario de lo que quiero demostrar (reducción al absurdo), si me encuentro con que una letra tiene que valer al mismo tiempo 1 y 0, estoy ante una contradicción. Como es absurdo demostrar la no validez de un argumento basándose en una contradicción, queda demostrada su validez.



8.3. El racionalismo y las ideas innatas.

En la teoría del conocimiento, Descartes es el progenitor del racionalismo:

- Estimaba que los sentidos nos suministran solamente una representación confusa de las cosas y con ello nos inducen al error.

- La verdad, en cambio, se alcanza directamente por la razón, por la intuición que le es inherente, y la certeza de la verdad se comprueba, no por la práctica y la experiencia, sino por la nitidez e inteligibilidad de nuestros conceptos. Por eso, a su juicio, el criterio de la verdad no se halla al margen de la razón, sino en ella misma. 

A la vez que la teoría sobre la fuerza de la razón, Descartes reconocía también la existencia de ideas innatas. Las ideas innatas son conceptos y tesis inherentes al pensar humano desde un principio (porque nace con ellas) y, por lo tanto, no dependen de la experiencia. Así, por ejemplo, consideraba que las ideas de la existencia de Dios, del yo pensante o del mundo material extenso, son ideas innatas en el hombre. 



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Malebranche (1638-1715)

43ª ¿Con qué tesis sobre la relación entre el conocimiento  y la realidad del Teeteto de Platon se identifica el empirismo de Hume? ¿Qué objeciones plantean Sócrates y Descartes, respectivamente?

44ª ¿Qué es el empirismo? ¿Cómo lo fundamenta Hume?

6.2. David Hume (1711-1776): puedo estar seguro de la realidad de las impresiones.

Época moderna: ¿Qué criterio puedo utilizar para saber si los contenidos de mi conciencia son verdaderos?
RACIONALISMO (Descartes).
EMPIRISMO (Hume).
Puedo estar seguro de aquellos contenidos de mi conciencia (IDEAS) de los que es contradictorio poner en duda. Por ejemplo: “soy una cosa que piensa”, “la materia es extensa”, “Dios es perfección infinita en acto”.
Puedo estar seguro de aquellos contenidos de mi conciencia (IMPRESIONES) que proceden de la experiencia y no van más allá de ella. Por ejemplo: no hay relaciones de causalidad entre las bolas de billar.
Nacemos con ciertos contenidos de conciencia: ideas innatas (mundo, alma, Dios).
Locke: nacemos con la mente vacía de contenidos, como una tabla de cera intacta.
IDEALISMO TRASCENDENTAL (KANT)
Sintetiza el racionalismo y el empirismo. Todo conocimiento procede de la experiencia (empirismo), pero el sujeto construye la experiencia con sus estructuras innatas (sensibilidad, entendimiento y razón).







a) El empirismo de Teeteto y el de Hume: objeciones de Sócrates y de Descartes.

Retomemos ahora la primera definición de Teeteto en la que afirmaba que el conocimiento y la realidad se relacionan gracias a la experiencia: sabemos que algo existe porque lo hemos experimentado. Afirmación, recordémoslo, que Sócrates se apresuró a criticar objetando que:

-  Seguimos conociendo las cosas aunque no las estemos percibiendo.

-  O que los locos creen que sus automatismos (voces, imagénenes, etc), son verdaderas aunque en realidad sean delirios. 

También, lo acabamos de ver, Descartes mantendría desde el racionalismo un punto de vista contrario al empirismo de Hume, porque:

- Al aplicar la duda metódica a la información que nos provocan los sentidos, nos damos cuenta de que muchas veces nos hemos engañado.

- Porque de lo único que no puedo dudar es que soy una cosa que piensa, porque para dudar hay que pensar, y para pensar hay que existir.

- Porque nacemos con ideas innatas, es decir, con conocimientos que no hemos experimentado: Dios es la perfección infinita en acto, yo soy una cosa que piensa, el mundo material es extenso.

¿Qué razones tiene, sin embargo, Hume, para decantarse por el empirismo (solo podemos estar seguros de lo que nos es dado en la experiencia y no podemos ir más allá de ella) en lugar del racionalismo cartesiano (solo podemos estar seguros de aquello que podamos pensar sin contradicción) ?

 
b) El ejemplo de las bolas de billar: crítica al principio de causalidad y fundamentación del empirismo.

 
David Hume. Compendio del Tratado de la Naturaleza Humana:



«Estamos determinados solamente por la costumbre a suponer el futuro en conformidad con el pasado. Cuando veo una bola de billar moviéndose hacia otra, mi mente es llevada inmediatamente por el hábito hacia el efecto ordinario y se anticipa a mi vista concibiendo la segunda bola en movimiento. No hay nada en esos objetos, abstractamente considerados y con independencia de la experiencia, que me lleve a formar una tal conclusión: y aún después de haber tenido la experiencia de muchos de esos efectos repetidos, no hay ningún argumento que me determine a suponer que el efecto será conforme a la experiencia pasada. Las fuerzas por las que operan los cuerpos son enteramente desconocidas. Solamente percibimos sus cualidades sensibles: ¿Qué razón tenemos para pensar que las mismas fuerzas estarán siempre unidas a las mismas cualidades sensibles? No es, pues, la razón, la guía de la vida, sino la costumbre. Solamente ella determina a la mente a suponer, en todos los casos, que el futuro es conforme al pasado. Por fácil que pueda parecer este paso, la razón no será capaz de hacerlo, en toda la eternidad.» 



 Hume realiza en este texto una crítica del principio de causalidad y de la relación clásica causa-efecto, fundamentándose en que sólo podemos conocer lo que nos es dado en la experiencia, y solamente podemos conocer las cualidades sensibles de los cuerpos. En el ejemplo de las dos bolas de billar, lo único que podemos percibir son las cualidades de las dos bolas, pero no la relación que se establece entre ellas, ni la fuerza que las anima. Si vamos más allá en nuestra percepción es debido a la costumbre que es la que nos ha habituado a proyectar en el futuro lo que hemos visto que ocurría en el pasado; en este caso, que el encuentro de una bola con otra produce un desplazamiento en ésta última. Y ello hace que pensemos que siempre que ocurre una situación semejante, ocurrirá también el movimiento de la segunda bola. Sin embargo, no hay ninguna evidencia ni argumento racional en los que apoyar tal situación.



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A quién daría la razón Hume, ¿a Teeteto, que relaciona en la experiencia el conocimiento y la realidad, o a  Sócrates?




7. ¿Racionalismo o empirismo? El idealismo trascendental de Kant (1724-1804).




8. Crítica radical al pensamientod e Platón: Nietzsche (1844-1900): el ocaso de los ídolos.

 

9. Isomorfismo entre el pensamiento, el lenguaje y la realidadad: Wittgenstein (1889-1951).

El Tractatus Logico-Philosophicus es el título de una obra de Ludwig Wittgenstein. Resultado de sus notas y de correspondencia mantenida con Bertrand Russell, George Edward Moore y Keynes, escritas entre 1914–1916, mientras servía como teniente del ejército austro-húngaro y, posteriormente, como prisionero de guerra en Italia, durante la Primera Guerra Mundial. El libro se enfrenta a los problemas centrales de la filosofía que tienen que ver con el mundo, el pensamiento y el lenguaje, y presenta una "solución" (como la denomina Wittgenstein) a estos problemas, la cual está fundada en la lógica y en la naturaleza de la representación. La obra se compone de siete aforismos principales, ordenados del menos al más importante:

1. El mundo es todo lo que acaece.

2. Lo que acaece, los hechos, es la existencia de estados de cosas.

3. Una representación lógica de hechos es un pensamiento.

4. Un pensamiento es una proposición con significado.

5. Una proposición es una función de verdad de las proposiciones elementales. (Una proposición elemental es una función de verdad de sí misma).

6. La forma general de una función de verdad es: [p, ξ, N(ξ)]. Esta es la forma general de una proposición.

7. Sobre lo que no podemos hablar debemos guardar silencio.


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Para Wittgenstein una imagen se caracteriza por el hecho de que representa algo. Esta capacidad de representar supone un punto en común entre la imagen y lo que representa, y este punto en común es la forma. Si una imagen es imagen de algo, lo es porque existe una identidad en la forma de las dos partes. Existe un isomorfismo entre el representante y el representado.

Este isomorfismo no se debe tomar en un sentido "concreto": Tener la misma forma no significa "parecerse". Lo que permite decir que dos objetos tienen la misma forma es el que podamos establecer una correspondencia entre cada uno de los elementos de estos dos objetos. Debe existir una correlación bi-unívoca entre la imagen y aquello de lo cual es la imagen: A cada elemento de la imagen debe corresponder un solo elemento en el representado.

Una proposición "Rab" es la imagen de un hecho Rab si todos los componentes de la proposición tienen un correlato en el hecho. El signo "R" corresponde a R, el signo "a" a a, etc.

Señalemos que para Wittgenstein las imágenes forman parte del mundo, son hechos ellas mismas. Una ilustración sencilla de esta idea puede darse al pensar en una fotografía o en un mapa topográfico. Las fotografías y los mapas están en el mundo, y se trata de imágenes en el sentido de Wittgenstein: Podemos establecer una correspondencia punto a punto con el mapa de una ciudad y la ciudad real.

Según el Tractatus, la posibilidad de representar yace en la identidad de la forma. Sin embargo esta forma no es representable. No podemos producir una imagen de lo que le permite representar a una imagen. Si este fuera el caso, la forma tendría ella misma una forma, lo cual es rechazado por Wittgenstein.